En las novelas de la serie Harry Potter, se denomina mortífagos (en inglés: Death Eaters) a los seguidores del brujo tenebroso Lord Voldemort. Los orígenes de este grupo se remontan a los años en que Tom Riddle estudió en instituto británico Hogwarts, momento en que comenzó a cobrar poder. Los seguidores de Voldemort llevan a cabo las misiones que su amo les encarga y le deben obediencia ciega, al grado de anteponer su lealtad hacia él por encima de su propia familia. Como prueba de esta lealtad, todos ellos llevan tatuada en el brazo izquierdo la Marca Tenebrosa, el símbolo de Lord Voldemort y el medio que éste último utiliza para convocarlos. Tras unirse al grupo, se exigía al nuevo miembro una obediencia total hasta la muerte. El no cumplir con este requisito resultaba en un castigo fatal.
Los mortífagos conformaron el ejército de Lord Voldemort durante la Primera Guerra en la comunidad mágica, momento en que intentaron tomar el poder; durante este período se encargaban de luchar contra el Ministerio de Magia y la Orden del Fénix, dos organizaciones enemigas, además de llevar a cabo una guerra psicológica contra sus opositores atacando a sus familias. Otra de sus tareas consistía en reclutar nuevos miembros que adscribiesen a su ideología.
En 1981,[1] Lord Voldemort intentó asesinar a Harry Potter (un bebé por aquel entonces) y falló, produciendose no solo una merma en sus poderes y la pérdida de su cuerpo sino también la creación del séptimo Horcrux en forma involuntaria.[2] Sin el amparo de su líder, muchos mortífagos negaron su lealtad hacia él para eludir la condena que los llevaría a la prisión de Azkaban. Años después, la organización volvió al ruedo cuando se produjo el retorno del Señor Tenebroso, lo que dio inicio a la Segunda Guerra.
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