La Piedra de la Resurrección, fue la Reliquia que más obsesionó a Albus Dumbledore en su juventud. Ha pasado de generación en generación entre los descendientes de Cadmus Peverell. El segundo de los Tres Hermanos la empleó para recuperar a una joven pretendiente que murió antes de que pudiesen casarse, aunque regresó triste y fría y él acabó enloquecido y suicidándose para estar junto a ella en el más allá. En algún momento, la piedra se incrustó en un anillo. El anillo llegó hasta Marvolo Gaunt (Sorvolo Gaunt en algunas versiones en español), quien creía que el dibujo de la piedra era el escudo de los Peverell. Fue robado más tarde por su nieto Tom Riddle (o Tom Ryddle), transformándolo en un Horrocrux y ocultándolo entre las ruinas de la casa de los Gaunt.
Albus Dumbledore destruyó el Horrocrux, pero en un intento de ver a su familia se puso el anillo y le afectó una terrible maldición que no le dejaría más que un año de vida. Gracias a la intervención de Severus Snape, pudo controlar la maldición, pero no neutralizar el efecto letal de la misma. Más tarde pasó el anillo a Harry, oculto en la Snitch Dorada que capturó en su primer partido de quidditch en Hogwarts. Harry utilizó la Piedra de la Resurrección para que le acompañasen sus padres, su padrino Sirius Black y Remus Lupin antes de entregarse a Lord Voldemort. Cuando perdió el anillo entre los árboles, decidió no regresar a buscarlo, deseando que desapareciese para siempre.
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