El enfrentamiento de Harry contra Lord Voldemort está vaticinado en la misma profecía que Sybill Trelawney le revela a Albus Dumbledore, y de la cual Voldemort sólo conocía una parte. Voldemort, defensor de la pureza de sangre, curiosamente ve como potencial rival a Harry y no a Neville Longbottom, que es sangre limpia.
Cuando intenta asesinar a Harry bebé, su sortilegio rebota por la protección que su madre le ha dejado al sacrificarse por Harry, dejando en el niño una cicatriz en forma de relámpago en su frente y un pedazo del alma de Voldemort (lo que hace que Harry sea el séptimo horrocrux). La cicatriz también es un símbolo del poder que Voldemort involuntariamente le transmite.
Es por ello que a Harry le duele la cicatriz cada vez que Voldemort experimenta una emoción fuerte. También transmite a Harry algunos poderes como por ejemplo el hablar pársel, el idioma de las serpientes. La autora dice que Voldemort era el último descendiente vivo de Salazar Slytherin.
Harry —que vivió sus más tempranas etapas de vida en el valle de Godric— descubre que es descendiente de Ignotus Peverell, probable primer dueño de la capa de invisibilidad.
Es posible que le transmitiera algunos poderes más que quizá se manifiesten en el próximo libro. Para marcar aún más que Harry y Voldemort son las dos caras de una misma moneda, también comparten varitas. Las varitas que utilizan son gemelas y únicas puesto que en el interior de cada una están las dos únicas plumas de fénix que proceden de Fawkes, mascota de Dumbledore por esta razón en los duelos ninguno de los dos gana y se produce un fenómeno en que las varitas se conectan (Priori Incantatem).
Según la profecía, Harry es el único que puede acabar con Voldemort, ya que tiene un poder que éste no tiene (y el cual Dumbledore se lo recuerda siempre que hablan), el amor. Ninguno de los dos podrá seguir con vida mientras el otro viva.
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