No había ningún medio de dirección; el dragón no podía ver a donde iba, y Harry sabía que si daba vuelta bruscamente o lo hacía dar de golpe un giro en el aire ellos encontrarían imposible agarrarse cola.Sin embargo, como ellos subieron más y más alto, Londres se desplegó debajo de ellos como un mapa gris-y-verde, el sentimiento aplastante de Harry era de gratitud para una fuga que había parecido imposible.
Agachado bajo el cuello de la bestia, se agarró apretado a las escamas metálicas, y la brisa fresca aliviava su piel quemada y con ampollas, las alas del dragón golpeaban el aire como las velas de un molino de viento. No sabía si por miedo o placer, pero no podía ver detrás de él
Ron siguió aferrado al cuello del dragón, y Hermione pareció sollozar. Después de cinco minutos más o menos, Harry perdió un poco de su temor de que el dragón iba a tirarlos, la intención fue coger al dragón para salir de su prisión subterranea; pero la pregunta de como y cuando ellos debían desmontarse se tornó bastante espantosa en su cabeza.
Él no tenía ni idea de cuanto tiempo podían estar los dragones en el aire sin aterrizar, ni como este dragón en particular, que apenas podría ver, localizaría un lugar bueno para dejarlos. Echaba un vistazo alrededor constantemente, imaginando que de pronto sentiría como descendía en picada.
¿Cuánto tiempo pasaría antes de que Voldemort se diera cuanta de que ellos habían entrado a la bóveda de Lestrange? ¿Cuándo notificarían los duendes de Gringotts a Bellatrix? ¿Qué tan rápido se darían cuenta de que ellos habían estado allí?.Y luego, cuándo ellos descubrieran que la copa de oro no estaba, Voldemort sabría, por fin, que ellos buscaban los Horcruxes.
El dragón pareció ansiar el frío y el aire más fresco. Éste subía regularmente cada vez más, hasta que ellos volaban por los mechones de una nube fría, y Harry apenas podía distinguir los pequeños puntos coloreados que eran coches que ciculaban dentro y fuera de la ciudad. Volaron sin cesar, sobre los campos pincelados de parches verde y marrón, sobre caminos y curvas de ríos por el paisaje de trasgos mates y brillantes
- ¿Qué esta buscando? - gritó Ron, mientras volaban hacia el norte.- No tengo idea - sintiendo un rugido nuevamente. Sus manos estaban entumecidas con el frío pero no se atrevió a soltarse para cambiar su postura.
Se había estado preguntando desde hace algún tiempo lo que ellos harían si vieran la costa bajo ellos, si el dragón se dirigiera al mar abierto; tenía frío y estaba entumecido, y no digamos desesperadamente hambriento y sediento. ¿Cuándo, se pregunto, habría sido la última vez que la bestia había comido?, Seguramente necesitaría el sustento en poco tiempo, Y ¿Qué?, si así era, tenía tres personas sumamente comestibles sentadas sobre su espalda.
El sol se escondió un poco más abajo en el cielo, que se ponía de un color añil; aún así, el dragón voló, ciudades y ciudades se deslizaban bajo ellos, su enorme sombra se veía sobre la tierra como una nube gigantesca y oscura. Cada parte de Harry le dolió con el esfuerzo de conservarse arriba del dragón.- ¿Es mi imaginación? - gritó Ron después de una extensión considerable de silencio - ¿O perdemos altura?
Harry miró abajo y vio montañas de un profundo verde y lagos, colores cobrizos en el cielo por la puesta del sol. El paisaje pareció agrandarse y más detallado, bizqueó sobre el lado del dragón, y se preguntó si esto se debía a la presencia de agua dulce por los destellos de luz del sol reflejada.
El dragón voló, pero cada vez bajaba más en grandes círculos en espiral, y se afiló en, pareció, sobre uno de los más pequeños lagos.- Digo que saltemos cuándo esté bastante bajo - Harry llamó a los demás - Directamente en el agua antes de que se de cuenta de que estamos aquí.
Estuvieron de acuerdo, Hermione muy poco y se puso a pensar que ahora podría ver el amplio vientre amarillo del dragón ondularse en la superficie del agua.
- ¡AHORA! - se deslizó sobre el lado del dragón y cayó sobre sus pies primero hacia la superficie del lago; la profundidad era mayor que lo que había creído y golpeó el agua con fuerza, sumergiéndose como una piedra y se congeló, estaba todo verde, lleno de caña.Dió patadas hacia la superficie y surgió, pudo entonces ver enormes ondulaciones emanar en círculos de los sitios donde Ron y Hermione se habían caído. El dragón no pareció haber notado nada; estaba ya a cincuenta pies de distancia, bajando en picada sobre el lago para beber con su hocico lleno de cicatrices.
Cuando Ron y Hermione surgieron, balbuceando y jadeando, de las profundidades del lago, el dragón voló sobre ellos, sus alas que golpeaban con fuerza, y aterrizó por fin sobre una orilla distante. Harry, Ron y Hermione emprendieron el camino hasta la orilla de enfrente. El lago no pareció ser profundo.
Pronto se dieron cuenta que era más costoso abrirse camino entre cañas y barro que el esfuerzo de nadar, y por fin ellos se arrojaron, empapados, y agotados, en la hierba resbaladiza.Hermione se derrumbó, tosiendo y tembló. Aunque Harry felizmente podía haberse acostado y dormir, él se tambaleó a sus pies, sacó su varita mágica, y comenzó a echar los hechizos habituales para protejerse alrededor de ellos. Cuando él había terminado, se unió con los demás.
Era la primera vez que él los había visto correctamente desde el escape de la bóveda. Tenían tantas quemaduras rojas por todas partes de sus caras y brazos, y su ropa estaba chamuscada en algunos sitios. Se estremecían cuando aplicaron la esencia de dictamo en sus muchas heridas. Hermione dio a Harry la esencia, luego sacó tres botellas de jugo de calabaza que había traído de Shell Cottage y trajes limpios, secos para todos ellos. Se cambiaron y luego tomaron un trago de zumo.- Bien, sobre todo - dijo Ron finalmente, que se miraba la piel sobre sus manos que crecía de nuevo - conseguimos el Horcrux. Aún con el inconveniente.- ninguna espada - dijo Harry entre dientes cerrados fuertemente, goteó dictamo por el agujero chamuscado entre sus vaqueros en la herida de la quemadura que tenía debajo.- Ninguna espada - Repitió Ron- Aquella pequeña costra traiciona ... - Harry tiró el Horcrux del bolsillo de la chaqueta mojada y lo había dejado sobre la hierba delante de ellos. Destelleando en el sol, y dibujó destellos mientras se bebían a tragos sus botellas de zumo.- Al menos no podemos llevarnos esto esta vez, mira, que esto de vueltas por nuestros cuellos sería un poco extraño - dijo Ron, limpiando su boca con el dorso de su mano. Hermione miró a través del lago a la orilla lejana donde el dragón todavía bebía. - ¿Qué creeis que le pasará? - preguntó ella ¿Estará bien?- Pareces Hagrid - dijo Ron - Es un dragón, Hermione, puede cuidar de sí mismo. Somos nosotros los que tenemos que preocuparnos de…- ¿Qué piensas?- Bien no sé como decir esto - dijo Ron - pero creo que ellos podrían haber notado que nosotros estuvimos en Gringotts.
Los tres comenzaron a reírse, y una vez comenzado, era difícil parar. A Harry le dolieron las costillas, sintió que estaba mal de la cabeza por el hambre, pero se puso atrás sobre la hierba bajo el cielo que enrojecía y se rió hasta que su garganta fue la materia prima.
- ¿Qué vamos a hacer? - dijo Hermione finalmente, teniendo hipo, volviendo a ser ella misma y recuperar la seriedad - ¿Él sabrá, verdad? ¡Tu-ya-sabes-quien! Sabrá que sabemos lo de los Horcruxes.- Tal vez estarán demasiado asustados para contarselo - dijo Ron con esperanza - tal vez ellos nos cubrirán - el cielo, el olor del agua de lago, el sonido de la voz de Ron fue extinguido. En la cabeza, Harry sintió como un golpe de espada.
Estaba de pie en un espacio débilmente alumbrado y un semicírculo de magos lo rodeaban, en el suelo, en sus pies se arrodilló una figura pequeña, temblorosa.
- ¿Qué has dicho? - Su voz era alta y fría, la furia y el miedo quemaban dentro de él. Lo que más había temido, pero no podía ser verdad, no veía como. El duende temblaba, incapaza de encontrarse con sus ojos.- ¡Dilo otra vez! - murmuró Voldemort. - ¡Dilo otra vez!- M - mi Lord - tartamudeó el duende, sus ojos morados amplios con el terror - m - mi Lord... Nosotros intentamos pararlos a los... Im-impostores, mi Lord .. lo tomaron, lo tomaron de la, de la cámara de Lestrange...- ¿Impostores? ¿Qué impostores? ¿Pensé que Gringotts tenía los modos de revelar impostores? ¿Quiénes era ellos?- Eran… eran ss señor los impossttt tores eran el muchacho de P de P-Potter y dos cómplices...- ¿Y lo cogieron? – dijo Voldemort, con rebeldía en su voz, apoderándose de él un miedo terrible - ¡¡Decidme!! ¿Qué fue lo que cogieron?- A. .. una pequeña c-copa de oro, mi lord - el grito de rabia, de negación lo dejó como si le hubiesen pegado. Estaba enloquecido, frenético, no podía ser verdad, era imposible, nadie lo sabía. ¿Cómo era posible que el muchacho pudiera haber descubierto su secreto?La Varita Mayor lanzó por el aire y la luz verde estalló por el espacio: el duende se arrodilló y y se volvió muerto; los magos que miraban se dispersaron, aterrorizados.
Bellatrix y Lucius Malfoy lanzaron a otros tras de ellos en su carrera hacia la puerta, una y otra vez la varita mágica escupió ráfagas verdes, y los que quedaban atrás eran asesinados, todos ellos. Por traerle estas noticias, para enterarse sobre la copa de oro. Solo entre los muertos, caminó arriba y abajo, pasaron antes de él en la visión: sus tesoros, sus salvaguardas, sus anclas a la inmortalidad, el diario fue destruido y la copa fue robada.
Lo que no estaba seguro es sí Harry sabía de los demás Horrocruxes. ¿Podría él saber, ya lo había echo antes? ¿Qué había ido más allá? ¿Estaba Dumbledore en la raíz de esto? Dumbledore, que siempre había sospechado de él; Dumbledore, muerto, dándole órdenes. Dumbledore, de quién tenía la varita mágica ahora, aún quien extendió la mano de la ignominia de muerte por el muchacho, el muchacho. ¿Pero seguramente si el muchacho había destruido cualquiera de su Horcruxes, él, Lord Voldemort, lo sabría, habría sentido? Él, el mayor mago de todos; él, el más poderoso; él, el asesino de Dumbledore y de cuantos otros hombres sin valor, anónimos. ¿Cómo podía Lord Voldemort no haberlo sabido, si él, él mismo, el más importante y precioso, había sido atacado, mutilado?
Cierto, él no había sentido nada cuando el diario había sido destruido, pero él había pensado que era porque él no tenía ningún cuerpo, era menos que un fantasma... No, seguramente, el resto estaban a salvo... Otro Horcrux debe estar intacto... Pero debe asegurarse, debe estar seguro... Repasó el espacio, dando patadas al cadáver del duende cuando pasó, y los cuadros velados y empezó a memorizar: el lago, la choza, y Hogwarts - un mínimo de tranquilidad había refrescado su rabia ahora. ¿Cómo podría el muchacho saber que él había ocultado el anillo en la choza Descarnada? Nadie alguna vez sabía que él era relacionado con el Gaunts, él había ocultado la conexión, las matanzas nunca le habían sido remontadas.
El anillo, seguramente, estaba a salvo. ¿Y cómo podía el muchacho, o alguien más, saber de la cueva o penetrar su protección? La idea del medallón siendo robado era absurda... Como para la escuela:Solamente él conocía los secretos de Hogwarts en dónde había guardado el Horcrux, porque él y solo él tenía el conocimiento de los secretos más profundos de aquel lugar...
Y estaba todavía Nagini, quién no debía permanecer cerca ahora, fue enviada para su protección... Pero estaba seguro, para estar completamente seguro, debía volver a cada uno de sus escondrijos, debía redoblar la protección alrededor de cada uno de sus Horcruxes...
Un trabajo, como la búsqueda de la Varita Mayor, que debía emprender solo... ¿Cuál debería visitar primero, cuál corría mayor parte del peligro?Una vieja inquietud parpadeada dentro de él. Dumbledore sabía su segundo nombre... Dumbledore podría haber hecho la conexión con los Gaunts... Su casa abandonada, quizás, la menos segura de sus escondrijos, era allí dónde iría primero... El lago... seguramente imposible aunque estuviera allí una posibilidad leve de que Dumbledore podría haber sabido algunas de sus fechorías pasadas, por el orfanato.Y Hogwarts ... pero él conocía su Horcrux que había en la caja fuerte; sería imposible para Potter entrar en Hogsmeade sin la detección, sin hablar de la escuela. Sin embargo, sería prudente alertar Snape al hecho que el muchacho podría tratar de entrar de nuevo en el castillo.... Para decir Snape por qué el muchacho podría volver sería tonto, desde luego; esto había sido un error grave de confiar en Bellatrix y Malfoy. ¿Su estupidez y descuido demuestran lo imprudente que había sido alguna vez al confiar en ellos?
Él visitaría la choza primero, entonces, y se llevaría a Nagini con él. Él no se separaría de la serpiente más... y cruzó de un bandazo el espacio del pasillo, y caminó hacia fuera del jardín oscuro donde la fuente jugaba; llamó a la serpiente en Parsel y ésta se deslizó hacia fuera para unirse a él como una sombra larga.... Los ojos de Harry volvieron a abrirse como él, se tiró atrás al presente.
Estaba sobre la orilla del lago en el sol poniente, y Ron y Hermione le miraban desde arriba. Juzgando por sus miradas preocupadas, y por la palpitación continuada de su cicatriz, su excursión repentina en la mente de Voldemort no había pasado inadvertido. Luchó por zafarse de ellos, el temblor, vagamente se sorprendió que estaba todavía mojado, y vio la copa con inocencia en la hierba entre él y el lago, se vio claramente los colores profundamente azul con oro en el sol decreciente.
- Él lo sabe - Su propia voz pareció extraña y baja después de los altos gritos de Voldemort – lo sabe y va a comprobar donde están los demás, y los últimos - estaba ya a sus pies – uno está en Hogwarts. Yo lo sabía. Yo lo sabía-- ¿Qué? - Ron bostezaba; Hermione se sentó, mirando preocupada.- ¿Pero qué viste? ¿Cómo lo sabes?- Yo lo vi averiguar sobre la copa, yo, yo estaba en su cabeza, en él - Harry recordó las matanzas - está seriamente enfadado, y asustado también, él no puede entender como nosotroslo lo sabíamos, y ahora se va a comprobar que los demás estén seguros, el anillo primero. Él del Hogwarts es el más seguro, porque Snape está allí, porque será muy difícil el no ser visto entrando. Pienso que él comprobará éste el último, pero todavía puede estar allí dentro de unas horas.-¿Viste en qué parte de hogwarts esta? - pregunto Ron, ahora trepando a sus pies también.- No, él se concentraba en advertirle a Snape, él no pensó exactamente dónde está.- Esperar, esperar - Hermione gritó cuando Ron llegó hasta el Horcrux y Harry sacó la Capa de Invisibilidad otra vez - solos no podemos ir, no tenemos un plan, necesitamos a…-Tenemos que irnos - dijo Harry firmemente - ¿Había estado esperando dormir, esperando con impaciencia el entrar en la nueva tienda, pero era imposible ahora – ¿Podéis imaginaros lo que va a hacer una vez se dé cuenta de que el guardapelo y el anillo ya no están? ¿Y si mueve el Horrorcruxe de Hogwarts porque dice que no es un sitio lo bastante seguro?¿Pero cómo vamos a entrar?- Iremos a Hogsmeade - dijo Harry – e intentaremos resolver lo haremos cuando veamos la protección que hay en Hogwarts. Poneros bajo la Capa, Hermione, quiero que nos mantengamos juntos esta vez.- Pero ya no cabemos- Estará oscuro, nadie va anotar nuestros pies.
El dragón había bebido todo lo que necesitó y se había elevado en el aire. Hicieron una pausa en sus preparativos para mirarlo subir más y más alto, ahora negro contra el cielo que se oscurece rápidamente, hasta que desapareció sobre una montaña cercana. Entonces Hermione anduvo adelante y tomó su lugar entre los otros dos, Harry sacó la capa y se taparon, y juntos dieron vueltas sobre el terreno en la oscuridad aplastante.
Tarde un poco en leer este libro ya que fuí engañado con Harry Potter y la Sombra de la serpiente que por cierto es malisimo, bueno para mi ya acaba esta maravillosa aventura, (que duro 10 años y 8 libros) que marco historia en mi vida por lo magnifica que fue.
Los pies de Harry tocaron la carretera. Vio la ansiadamente familiar calle principal de Hogsmeade, las fachadas oscuras de las tiendas, la línea de neblina en las montañas negras tras la aldea, la curva adelante en el camino que conducía directamente a Hogwarts, y luz que salía de las ventanas de Las Tres Escobas, y con una sacudida de la cabeza, recordó con exactitud desgarradora, como había aterrizado aquí hacia casi un año, sosteniendo a un Dumbledore desesperadamente débil; todo esto en un segundo, durante el aterrizaje…y entonces mientras relajaba su apretón sobre los brazos de Ron y Hermione, sucedió.El aire fue rasgado por un grito que sonó igual que el de Voldemort al descubrir que la copa había sido robada. Resonó en cada uno de los nervios del cuerpo de Harry, y supo que había sido causado por su aparición.Mientras miraba hacia los otros bajo de la Capa, la puerta de Las Tres Escobas se abrió de golpe y una docena de mortifagos encapuchados y enmascarados salieron a la calle, con las varitas en alto.Harry agarro la muñeca de Ron cuando éste alzó su varita. Había demasiados para correr. Incluso intentarlo revelaría su posición. Uno de los mortifagos alzó su varita, y el grito se detuvo, haciendo eco a través de las montañas distantes.—¡Accio Capa!, —rugió uno de los mortiagos.Harry aferró los pliegues, pero la Capa no hizo ningún intento por escapar. El hechizo convocador no había funcionado.—¿No estas bajo tu envoltorio, entonces, Potter? —grito el mortifago que había intentado el encantamiento, y despuéss hacia sus compañeros, —Dispersáos ahora. Esta aquí.Seis de los Mortifagos corrieron hacia ellos, Harry, Ron y Hermione retrocedieron tan rápido como fue posible hacia la calle lateral más cercana y los Mortifagos no los encontraron por milímetros. Esperaron en la oscuridad, oyendo los pasos corriendo arriba y abajo, haces de luz de las varitas de los mortifagos que buscaban volaban a lo largo de la calle.—¡Vamos sin más! —susurró Hermione—. ¡Desaparezcamos ahora!—¡Excelente idea! —dijo Ron, pero antes de que Harry pudiera responder, un mortifago grito,—¡Sabemos que estas aquí, Potter, y no hay salida posible! ¡Te encontraremos!—Estaban preparados para nosotros, —susurro Harry—. Montaron ese hechizo para que les avisara cuando vinieramos. Supongo que han hecho algo para mantenernos aquí, atraparnos…—¿Y que hay de los dementores? —habló otro Mortifago—. ¡Dadles rienda suelta, ellos los encontrarán rapidamente!—El Señor Oscuro no quiere a Potter muerto por ninguna mano que no sea la suya…—¡… los dementores no le matarán! El Señor Oscuro quiere la vida de Potter, no su alma. ¡Será más fácil de matar si ha sido Besado antes!Se produjeron muestras de conformidad. El pavor inundó a Harry, para repeler a los dementores tendrían que hacer Patronus que les descubrirían inmediatamente.—¡Vamos a tener que intentar desaparecer, Harry! —susurró Hermione.Mientras lo decía, sintió ese frió antinatural extendiéndose por la calle. La luz fue succionada del ambiente, hasta las estrellas se desvanecieron. En medio de la oscuridad, sintió a Hermione tomar y sujetar su brazo y juntos, se dieron la vuelta en el lugar.El aire por el que necesitaban moverse, parecía haberse vuelto solidó. No podían desaparecerse, los mortifagos habían realizado bien sus encantamientos. El frió penetrando mas y mas profundamente en la carne de Harry. Ron, Hermione y él retrocedieron hacia atrás por la calle lateral, andando a tientas a lo largo de la pared, intentando no hacer ruido. Entonces, a la vuelta de la esquina, deslizándose silenciosamente, llegaron los dementores, diez o más de ellos, visibles porque eran de una oscuridad más densa que sus alrededores, cubiertos con sus negras capas y con sus manos en descomposición y con pústulas. ¿Podían detectar miedo en las cercanías? Harry estaba seguro de ello. Parecían estar acercándose mas rápido ahora, con esas pesadas y ruidosas respiraciones que detestaba, probando la desesperación en el aire, acercándose…Alzó su varita. No podía, no sufriría el beso de los dementores, sin importar lo que ocurriera después. Era en Ron y Hermione en lo que pensaba mientras susurraba, —¡Expecto Patronum!El ciervo plateado surgió de su varita y embistió. Los dementores se dispersaron y se oyó un grito triunfante en alguna parte fuera de vista.—¡Es él, allá abajo, allá abajo, he visto su Patronus, era un ciervo!Los dementores se había retirado, las estrellas destellaban de nuevo y los pasos de los mortifagos se hacían mas fuertes, pero antes de que Harry en su pánico pudiera decidir que hacer, se oyó un rechinar de goznes cerca, una puerta se abrió en el lado izquierdo de la estrecha calle, y una voz áspera dijo: —¡Potter, aquí adentro, rápido!Obedecieron sin vacilación, los tres se apresuraron a través del umbral abierto.—¡Escaleras arriba, dejáos la capa puesta, manteneos en silencio! —murmuró una figura alta, pasando junto a ellos mientras salía a la calle y cerrando la puerta tras él.Harry no había tenido ni idea de donde se metían, pero ahora veía, a la luz temblorosa de una simple vela, reconoció el mugriento suelo recubierto de aserrín del bar de la posada La Cabeza de Cerdo. Corrieron detrás de la barra y a través de una segunda puerta, que conducía a una engañosa escalera de madera, que subieron tan rápido como pudieron. Las escaleras daban a una sala de estar con una alfombra raída y una pequeña chimenea, sobre la cual colgaba un retrato grande al óleo de una chica rubia que miraba hacia el cuarto con una especie
de dulzura ausente.Llegaron gritos desde las calles abajo. Aun llevando la Capa de Invisibilidad puesta, se acercaron a la mugrienta ventana y miraron hacia abajo. Su salvador, a quien Harry había reconocido como el cantinero de La Cabeza de Cerdo, era la única persona que no vestía una capucha.
—¿Qué? —bramaba hacia una de las caras encapuchadas—. ¿Qué? ¡Enviáis dementores a mi calle, yo respondo un Patronus! ¡No permitiré que se acerquen a mi! !Os lo he dicho! ¡No lo permitiré!
—Ese no era tu Patronus, —dijo un mortifago—. Era un ciervo. ¡Era el de Potter!—¡Ciervo! —gruño el cantinero, y saco su varita—. ¡Ciervo! Idiota, ¡Expecto Patronum!Algo enorme y con cuernos salió de la varia. Con la cabeza baja, embistió porHigh Street, hasta perderse de vista.—Eso no es lo que yo vi, —dijo el mortifago, aunque parecía ahora menos seguro.—Violaron el toque de queda, ya oiste el ruido, —dijo uno de sus compañeros al cantinero—. Alguien estaba afuera en la calle contra las regulaciones…—¡Si quiero dejar salir a mi gato, lo haré, y al diablo tu toque de queda!—¿Tu activaste el encantamiento aullido?—¿Y qué si lo hice? ¿Vais a llevarme a Azcaban? ¿Asesinarme por asomar la nariz fuera de mi propia puerta principal? ¡Hacedlo entonces, si queréis! Pero espero por vuestro bien que no hayais presionado vuestrass pequeñas Marcas Oscuras, convocándolo. No le va a gustar que le hagan venir aquí por mi y mi viejo gato, ¿o si?—¡No te preocupes por nosotros, —dijo uno de los mortifagos—, preocupate por ti mismo, ¡violando el toque de queda!—¿Y en donde traficaréis con pociones y venenos cuando mi bar sea clausurado? ¿Qué pasara entonces vuestra pequeña actividad suplementaria?—¿Nos estas amenazando?
—Mantengo la boca cerrada, por venís aquí, ¿o no?—¡Sigo diciendo que vi un Patronus con forma de ciervo! —grito el primer mortifago.—¿Ciervo? —rugió el cantinero—. ¡Es una cabra, idiota!—Vale, cometimos un error, —dijo el segundo mortifago—. ¡Viola el toque de queda de nuevo y no seremos tan clementes!Los mortifagos avanzaron a zancadas de vuelta hacia High Street. Hermione gimió de alivio, saliendo de debajo de la capa, y se sentó en una silla de patas bamboleantes. Harry corrió las cortinas y después retiro la capa de Ron y de sí mismo. Podían oir al cantinero abajo, ehando los cerrojos de la puerta del bar, y después subiendo las escaleras.La atención de Harry fue capturada por algo que habia en la repisa de la chimenea, un pequeño espejo rectangular, colocado de pie, justo debajo del retrato de la chica.El cantinero entró en el cuarto.—Malditos tontos, —dijo bruscamente, mirando de uno a otro—. ¿En qué estaban pensando al venir aquí?—¡Gracias! —dijo Harry—. ¡No podemos agradecerselo lo suficiente! !Salvo nuestras vidas!El cantinero gruñó. Harry se aproximó mirándole a la cara, tratando de ver mas allá del largo, fibroso y canoso pelo de la barba. Llevaba gafas. Tras los sucios cristales, los ojos eran de un azul brillante y penetrante.—¡Es su ojo el que he estado viendo en el espejo!Se hizo el silencio en la habitación. Harry y el cantinero se miraban uno a otro.—¡Usted envió a Dobby!El cantinero asintió y busco al elfo alrededor.—Pensé que estaría contigo. ¿Dónde lo dejasteis?—Está muerto, —dijo Harry—, Bellatrix Lestrange lo mató.La cara del cantinero permaneció indiferente. Después de unos momentos dijo,—Lamento oirlo. Me gustaba ese elfo.Se dio la vuelta, encendiendo lamparas con golpecitos de su varita, sin mirar a ninguno de ellos.—Usted eres Aberforth, —dijo Harry a la espalda del hombre.Él no lo confirmó ni negó, sino se agachó para encender la chimenea.—¿Cómo conseguió esto? —preguntó Harry, caminando hacia el espejo de Sirius, el gemelo del que él había roto casi dos años antes.—Se lo compré a Dung hace cosa de un año, —dijo Aberforth—. Albus me dijo lo que era. Intentaba mantener un ojo en ti.Ron jadeó.—La cierva plateada, —dijo excitadamente—. ¿Fue tambien usted?—¿De que estas hablando? —pregunto Aberforth.—¡Alguien nos envio un Patronus en forma de cierva!—Con un cerebro así, podrias ser mortifago, hijo. ¿No acabo de probar que mi Patronus es una cabra?—¡Oh, —dijo Ron—, vale… bueno, tengo hambre! —agregó a la defensiva mientras su estomago soltaba un enorme gruñido.—Iré a por comida —dijo Aberforth, y salió de la habitación, reapareciendo momentos mas tarde con una hogaza grande de pan, algo de queso, y una jarra de estaño con aguamiel, los puso sobre una pequeña mesa frente al fuego. Hambrientos, comieron y bebieron, y durante un rato solo hubo silencio, excepto por los crujidos del fuego, los golpes de las copas, y el sonido producido al masticar.
—Bien entonces, —dijo Aberforth cuando hubieron comido su ración y Harry y Ron se sentaron encorvados y somnolientos en sus sillas—. Tenemos que pensar en la mejor forma de sacaros de aquí. No puede ser de noche, ya oísteis lo que pasa si alguien se mueve en el exterior en la oscuridad. El encantamiento aullido se activa, saldrán tras vosotros como bowtruckles sobre huevos de doxy. No considero que vaya a ser capaz de hacer pasar un ciervo por una cabra una segunda vez. Esperad a que amanezca cuando el toque de queda termine, entonces os podréis poner vuestra Capa de Invisibilidad de nuevo y salir a pie. Salid directamente de Hogsmeade, hacia las montañas, y podréis desaparecer allí. Tal vez veais a Hagrid. Se ha estado escondiendo en una cueva allá arriba con Grawp desde que intentaron arrestarlo.—No nos iremos, —dijo Harry—. Tenemos entrar en Hogwarts.—No seas estúpido, chico, —dijo Aberforth.—Tenemos que hacerlo, —dijo Harry.—Lo que tenéis que hacer, —dijo Aberforth, inclinándose hacia adelante—, es iros tan lejos de aquí como podáis.—No lo entiende. No hay mucho tiempo. Tenemos que conseguir entrar en el Castillo. Dumbledore… quiero decir, su hermano, quería que nosotros…La luz de la chimenea hizo que las mugrientas gafas de Aberforth se volvieron momentáneamente opacas, de un parejo blanco brillante, y que a Harry le recordaron a los ojos ciegos de la araña gigante, Aragog.—Mi hermano Albus quería un montón de cosas, —dijo Aberforth— y la gente tenia el hábito de salir malparada mientras el llevaba a cabo sus grandes planes. Mantente alejado de ese colegio, Potter, y fuera del país si puedes. Olvida a mi hermano y sus astutas intrigas. Él se ha ido a donde ya nada de esto puede herirle, y no le debéis nada.-Usted no lo entiende -dijo Harry de nuevo.-Oh, ¿no? -dijo Aberforh con calma-. ¿Crees que no entendía a mi propio hermano? ¿Crees conocer a Albus mejor que yo?-No quería decir eso -dijo Harry, cuyo cerebro se sentía entumecido por el cansancio y el exceso de comida y vino-. Él... me dejó un trabajo.-¿De veras? -dijo Aberforth-. Un trabajo agradable, espero. ¿Cómodo? ¿Fácil? ¿La clase de cosas que esperarías que un mago niño no cualificado pudiera hacer sin abusar de sí mismo?Ron soltó una risa sombía. Hermione parecía cansada.-N-no es fácil, no -dijo Harry-. Pero tengo que...-¿Tienes? ¿Por qué? Él está muerto, ¿no? -dijo Aberforth rudamente-. ¡Lárgate, chico, antes de que le sigas! ¡Sálvate a ti mismo!-No puedo.
-¿Por qué no?-Yo... -Harry se sentía superado; no podía explicarlo, así que tomó la ofensiva en vez de eso-. Pero usted también luchó, estaba en la Orden del Fénix.-Lo estaba -dijo Aberforth-. La Orden del Fénix está acabada. Quien-tú-ya-sabes ha ganado, se acabó, quien pretenda otra cosa se engaña a sí mismo. Aquí nunca estarás a salvo, Potter, él te tiene muchas ganas. Vete al extranjero, escóndete, sálvate a tí mismo. Será mejor que te lleves a estos dos contigo. -Lanzó el pulgar hacia Ron y Hermione-. Estarán en peligro mientras vivan ahora que todo el mundo sabe que han estado ayudándote.-No pudo marcharme -dijo Harry-. Tengo un trabajo...-¡Que lo haga otro!-No puedo. Tengo que ser yo. Dumbledore lo explicó todo...-Oh, ¿lo hizo? ¿Y te lo contó todo, fue honesto contigo?Harry deseó con todo su corazón decir "Si", pero de algún modo esa sencilla palabra no llegaba a sus labios. Aberfoth pareció saber lo que estaba pensando.-Conocía a mi hermano, Potter. Aprendió secretismo en el regazo de mi madre. Secretos y mentiras, así es como crecimos, y Albus... estaba en su naturaleza.Los ojos del viejo viajaron hasta la pintura de la chica sobre el chimenea. Era, ahora que Harry se fijaba apropiadamente, la única foto de la habitación. No había ninguna foto de Albus Dumbledore, ni de nadie más.-Señor Dumbledore, -dijo Hermione bastante tímidamente-. ¿Es esa su hermana Ariana?-Si -dijo Aberfoth tensamente-. ¿Has estado leyendo a Rita Skeeter, verdad, señorita?Incluso a la luz pálida del fuego se notó claramente que Hermione se había ruborizado.-Elphias Doge nos la mencionó, -dijo Harry, intentando cubrir a Hermione.-Ese viejo imbécil, -murmuó Aberforth, tomando otro trago de aguamiel-. Creía que el sol salía y se ponía a voluntad de mi hermano, desde luego. Bueno, igual que mucha gente, incluídos vosotros tres por lo que se ve.Harry siguió callado. No quería expresar la dudas e incertidumbres que le habían carcomido durante meses. Había hecho su elección mientras cavaba la tumba e Dobby, había decidido continuar por el sinuoso y peligroso camino señalado por Albus Dumbledore, aceptar que no se le había contado todo lo que quería saber, pero simplemente confiando. No tenía ningún deseo de volver a dudar; no quería oir nada que pudiera desviarle de su propósito. Encontró la mirada de Aberforth que era tan penetrante como la de su hermano. Los brillantes ojos azules daban la misma impresión, como si estuvieran atravesando con rayos X al objeto de su escrutinio, y Harry creyó que Aberforth sabía lo que estaba pensando y le despreciaba por ello.
-El Profesor Dumbledore se preocupaba por Harry, muchísimo -dijo Hermione en voz baja.-¿De veras? -dijo Aberforth-. Es curioso como muchas de las personas a las que apreciaba tanto mi hermano han terminado en peor estado que si les hubiera dejado en paz.-¿Qué quiere decir? -preguntó Hermione sin respiración.-No importa, -dijo Aberforth.-¡Pero eso es algo realmente serio para decir! -dijo Hermione-. ¿Está hablando de su hermana?Aberforth la miró fijamente. Sus labios se movían como si estuviera mordiendo las palabras para contenerlas. Entonces rompió a hablar.-Cuando mi hermana tenía seis años, fue atacada, por tres chicos muggles. La habían visto hacer magia, espiando a través del seto del jardín trasero. Era una niña, no podía controlarlo, ninguna bruja o mago puede a esa edad. Lo que vieron, les asustó, supongo. Se abrieron paso a través del seto, y cuando ella no les mostró el truco, fueron un poco lejos intentando detener lo que la pequeña mostruito hacía.Los ojos de Hermione estaban enormes a la luz del fuego. Ron parecía ligeramente enfermo.Aberforth se puso en pie, tan alto como Albus, y repentinamente terrible en su furia y la intensidad de su dolor.-Eso la destruyó, lo que le hicieron. Nunca volvió a estar bien. No utilizaba la magia, pero no podía librarse de ella; la interiorizó y eso la volvió loca, explotaba cuando ya no podía controlarla más, y a veces era extraña y peligrosa. Pero principalmente era dulce, asustadiza e inofensiva.-Y mi padre fue a por los bastardos que lo hicieron, -dijo Aberfoth-, y les atacó. Y le encerraron en Azkaban por ello. Nunca dijo por qué lo había hecho, porque si el Ministerio hubiera sabido en qué se había convertido Ariana, la habrían encerrado en St Mungo por su bien. La hubieran visto como una seria amenaza contra el Estatuto Internacional de Secreto, desequilibrada como estaba, con la magia explotando de ella por momentos cuando no podía contenerla más.-Nosotros la mantuvimos a salvo y tranquila. Nos mudamos de casa, pero eso hizo que enfermara, y mi madre se ocupaba de ella, e intentaba manterla tranquila y feliz.-Ella era su favorita, -dijo él, y mientras lo decía, un escolar desaliñado pareció surgir a través de mugrienta y enredada barba-. No Albus, que siempre estaba en su dormitorio cuando estaba en casa, leyendo sus libros y contando sus premios, manteniendo correspondencia con "los más notables nombres mágicos de la actualidad" -gruñó Aberforth-. No quería molestarse con ella. A ella le gustaba más yo. Yo podía llevarle la comida cuando no podía mi madre, la calmaba cuando tenía uno de sus ataques de rabia, y cuando estaba tranquila, solía ayudarme a alimentar a las cabras.-Entonces, cuando tenía catorce años... Veréis, yo no estaba allí -dijo Aberfoth-. Si hubiera estado allí, podría haberla calmado. Tuvo una de sus rabietas, y mi madre ya no era tan joven como antes, y... fue un accidente. Ariana no pudo controlarlo. Pero mi madre murió.Harry sintió una horrible mezcla de pena y repulsión, no quería oír nada más, pero Aberfoth siguió hablando, y Harry se preguntó cuanto hacía que no hablaba de esto; de hecho, si alguna vez había hablado de ello.-Así que eso dio al traste con el viaje de Albus alrededor del mundo con el pequeño Doge. Los dos volvieron a casa para el funeral de mi madre y después Doge se fue por su cuenta, y Albus se quedó como cabeza de familia. ¡Ja!Aberforth escupió en el fuego.-Yo me habría ocupado de ella, así se lo dije, no me importaba la escuela. Me hubiera quedado en casa y lo hubiera hecho. Él me dijo que tenía que terminar mi educación y que él ocuparía el lugar de mi madre. Un poco bajo para el Señor Brillante, no había ningún logro en ocuparse de tu hermana medio loca y evitar que volara la casa un día si y otro también. Pero lo hizo muy bien durante unas semanas... hasta que llegó él.
Y ahora una mirada positivamente peligrosa se arrastró hasta la cara de Aberforth.-Grindelwald. Y al fin mi hermano tenía un igual con el que hablar, alguien tan brillante y talentoso como él. Y ocuparse de Ariana pasó a ocupar un lugar secundario, mientras tramaban sus planes para un Nuevo Orden Mágico y buscaban Reliquias, y lo que fuera en lo que estaban interesados. Grandes planes en beneficio de toda la raza mágica, ¿y si se era negligente en el cuidado de una jovencia, que importaba, cuando Albus estaba trabajando por el bien mayor?-Pero después de unas semanas, yo ya había tenido suficiente. Casi me había llegado el momento de volver a Hogwarts, así se lo dije, a los dos, cara a cara, como os lo estoy diciendo ahora, -y Aberfoth bajó la mirada hasta Harry, y requirió poca imaginación verle como un adolescente, tieso y enfadado, enfrentando a su hermano mayor-. Le dije, será mejor que despiertes ahora. No puedes moverla, no en su estado, no puedes llevártela contigo adonde quiera que estés planeando ir cuando estás haciendo tus astutos discursos, intentando reunir seguidores. No le gustó eso, -dijo Aberforth y sus ojos se opacaron brevemente por la luz del fuego sobre los cristales de las gafas. Se volvió blanco y ciego de nuevo-. A Grindelwald no le gustó en absoluto. Se enfadó. Me dijo que era un estúpido muchachito, intentando interponerme en el camino de mi brillante hermano... ¿Es que yo no entendía que mi pobre hermana tendría que permanecer oculta, una vez ellos cambiaran el mundo, y lideraran a los magos abandonando el ocultamiento, y enseñaran a los muggles cual era su lugar?-Y hubo una discusión... y yo saqué mi varita, y él la suya, y me encontré sufriendo una Maldición Cruciatus a manos del mejor amigo de mi hermano... y Albus estaba intentando detenerle, y entonces los tres nos ensarzamos en un duelo, y los destellos de luces y los ruidos la atrayeron, no pudo quedarse...El color desapareció de la cara de Aberfoth, como si hubiera sufrido una herida mortal.-... y creo que quería ayudar, pero en realidad no sabía qué estaba haciendo, y no sé cual de nosotros lo hizo, pudo haber sido cualquiera... y estaba muerta.Su voz se rompió en la última palabra y se dejó caer en la silla más cercana.La cara de Hermione estaba bañada en lágrimas, y Ron estaba casi tan pálido como Aberfoth. Harry no sentía nada más que repulsión. Deseó no haberlo oído, deseó poder limpiarlo de su mente.-Yo... lo.. lo siento mucho, -susuró Hermione.-Desaparecida -graznó Aberfoth-. Desaparecida para siempre.Se limpió la nariz con la manga y se aclaró la garganta.-Por supuesto, Grindelwald puso pies en polvorosa. Ya tenía un historial, allá en su país, y no quería que Arianna se sumara a su cuenta también. Y Albus estaba libre, ¿verdad? Libre de la carga de su hermana, libre para convertirse en el más grande de los magos de...-Nunca fue libre -dijo Harry.-¿Perdón? -dijo Aberforth.-Nunca -dijo Harry-. La noche en que su hermano murió, bebió una poción que le volvió loco. Empezó a gritar, suplicando a alguien que no estaba allí-. No les hagas daño, por favor... házmelo a mí.Ron y Hermione miraban fijamente a Harry. Nunca había entrado en detalles sobre lo que había ocurrido en la isla del lago. Los eventos que habían tenido lugar después de que él y Dumbledore volvieran a Hogwarts lo habían eclipsado concienzudamente.-Creyó estar de vuelta allí con usted y con Gridelwald, lo sé -dijo Harry, recordando a Dumbledor susurrando y suplicando-. Creyó estar viendo como Grindelwald les hacía daño a usted y a Ariana... Fue una tortura para él. Si le hubiera visto entonces, no diría que era libre.Aberfoth parecía perdido en la contemplación de sus propias manos nudosas y venosas. Después de una larga pausa dijo,-¿Cómo puedes estar seguro, Potter, de que mi hermano no estaba más interesado en el bien mayor que en ti? ¿Cómo puedes estar seguro de que no eres prescindible, como mi hermanita?Un afilado trozo de hielo atravesó el corazón de Harry.-Yo no lo creo. Dumbledore quería a Harry, -dijo Hermione.-¿Por qué no le dijo que se ocultara entonces? -disparó Aberforth. ¿Por qué no le dijo "Cuida de ti mismo, así es como sobrevivirás"?-¡Porque, -dijo Harry antes de que Hermione pudiera responder-, algunas veces tienes que pensar en algo más que en tu propia seguridad! ¡Algunas veces tienes que pensan en el bien mayor! ¡Esto es una guerra!-¡Tienes diecisiete años, chico!-¡Soy mayor de edad, y voy a seguir luchando incluso si usted se ha rendido!-¿Quién dice que me haya rendido?-La Orden del Fénix está acabada, -repitió Harry-. Quien-tu-ya-sabes ha ganado, se acabó, y cualquiera que finja lo contrario se engaña a sí mismo.-¡No dije que me gustara, pero es la verdad!-No, no lo es -dijo Harry-. Su hermano sabía cómo terminar con Quien-usted-ya-sabe y me pasó a mí el conocimiento. Voy a seguir adelante hasta que tenga éxito... o muera. No crea que no sé como podría terminar esto. Lo sé desde hace años.Esperó a que Aberfoth se quejara o discutiera, pero no lo hizo. Simplemente se movió.-Tenemos que entrar en Hogwarts -dijo de nuevo Harry-. Si no puede ayudarnos, esperaremos hasta que sea de día, le dejaremos en paz, e intentaremos encontrar una forma de entrar por nuestra cuenta. Si puede ayudarnos... bueno, sería un gran momento para mencionarlo.Aberforth permaneció pegado a su silla, mirando a Harry a los ojos, con esos ojos que se parecían tan extraordinariamente a los de su hermano. Al fin se aclaró la garganta, se puso en pie, rodeó la mesa, y se aproximó al retrato de Ariana.-Ya sabes qué hacer -dijo él.Ella sonrió, se giró, y salió, no como hacia normalmente la gente por el costado de sus marcos, sino a lo largo de lo que parecía un largo túnel pintado tras ella. Observaron su pálida figura retraerse hasta que finalmente fue tragada por la oscuridad.-Er... ¿qué...? -empezó Ron.-Ahora hay solo un camino -dijo Aberforth-. Debéis saber que todos los pasadizos secretos han sido tapiados por los dos extremos, hay dementores alrededor de los muros exteriores, y patrullas regulares dentro de la escuela por lo que mis fuentes me dicen. El lugar nunca ha estado tan bien guardado. Cómo esperáis hacer algo una vez consigáis entrar, con Snape al cargo y los Carros en sus puestos... bueno, eso es cosa vuestra, ¿no? Os digo que os preparéis a morir.-¿Pero qué...? -dijo Hermione, frunciendo el ceño a la pintura de Ariana.Un diminuto punto blanco reaparecía al final del tunel de la pintura, y ahora Ariana volvía hacia ellos, haciéndose más y más grande mientras llegaba. Pero había alguien más con ella ahora, alguien más alto que ella, que avanzaba cogeando, con aspecto excitado. Llevaba el pelo más largo de lo que Harry le había visto nunca. Estaba pálido y agotado. La dos figuras se hicieron más y más grandes, hasta que solo sus cabezas y hombros llenaron el retrato.Entonces toda la cosa se separó de la pared como si fuera una pequeña puerta, y la entrada a un auténtico tunel se reveló. Y de él, con su pelo demasiado largo, la cara cortada, la túnica desgarrada, surgió trepando el auténtico Neville Longbotton, que soltó un rugido de alegría, saltó de la chimenea y gritó.-¡Sabía que volverías! ¡Lo sabía, Harry!
-Neville, pero que demo- ¿como es que?-
Pero Neville había visto a Ron y Hermione, y con gritos de felicidad los estaba abrazando. Mientras más tiempo Harry miraba a Neville, mas se daba cuenta de lo mal que lucia. Uno de sus ojos estaba hinchado, morado, había profundas heridas en su cara, y su aspecto general indicaba que había sobrevivido por suficiente tiempo. Sin embargo, su semblante brillaba con alegría, mientras soltaba a Hermione y decía, -¡sabia que vendrían! ¡Siempre se lo repetía a Seamus, era solo cuestión de tiempo!-
-Neville, ¿que te sucedió?-
-¿Que?, ¿Esto?- Neville sacudio la cabeza disminuyendo la importancia de sus heridas. – Esto no es nada, Seamus esta peor. Ya se enteraran. ¿Me acompañan? Oh,- se volteo hacia Aberforth, -Ab, puede ser que vengan mas personas en camino-.
-¿Unas cuantas mas?- repitió Aberforth siniestramente. -a que te refieres, con unas cuantas mas, Longbottom? ¡Hay toque de queda y un hechizo confundidor en toda la villa!-
-Ya lo se, es por eso que estarán Apareciendo directamente en el bar.,- dijo Neville.
-Solo mándalos por el pasaje secreto cuando lleguen, ¿esta bien?-
Neville le tendió la mano a Hermione para ayudarla a subir por la chimenea y después dentro del túnel; después fue el turno de Ron, entonces fue el turno de Neville. Harry se dirigió hacia Aberforth. -No se como agradecértelo. Has salvado nuestras vidas dos veces.-
-Cuídalos mucho a todos-, dijo Aberforth bruscamente. -puede que no los pueda salvar en una tercera ocasión.-
Harry trepo por la chimenea, y luego se introdujo por el agujero que estaba detrás del cuadro de Ariana. Había escalones lisos del otro lado, parecía como si el pasadizo hubiese estado ahí por años. Lámparas de latón colgaban de los muros, y el piso de tierra estaba desgastado, mientras pasaban, sus sombras ondulantes se proyectaban en la pared.
-¿Por cuanto tiempo ha estado esto aquí?- pregunto Ron mientras andaban. -¿Este camino no aparece en el mapa del Merodeador, o si Harry? Yo creí que solo había siete caminos secretos que entraban y salían de la escuela.-
-Ellos sellaron todos y cada uno de esos caminos antes de que empezáramos el curso-, dijo Neville. -ya no hay oportunidad de usarlos, no con todos los embrujos en las entradas y los mortífagos y dementores custodiando las salidas.- Neville había empezado a caminar hacia atrás, mirando. -nunca creo todas… todas esas cosas. Es cierto que irrumpieron en Gringotts? ¿Que escaparon en un dragón? ¡Esta en todos lados, todo el mundo esta hablando de eso, Terry Boot incluso fue apaleado por Carrow por estar comentándolo en el gran comedor!-
-Bueno, pues todo es verdad,- dijo Harry
Neville se rió con ganas.
-¿Que hicieron con el dragón?-
-Lo dejamos libre- dijo Ron, -Hermione quería conservarlo como mascota-
No exageres Ron--
-Y después, ¿que estuvieron haciendo? La gente decía que estaban escondidos, Harry, pero yo no lo creo, yo creo que estaban haciendo o planeando algo.-
-Estas en lo correcto Neville,- dijo Harry, -pero cuéntanos sobre Hogwarts, que no sabemos nada de lo que ha ocurrido ahí.-
-Pues ha estado… Bueno, no es como el Hogwarts de antes,- dijo Neville, la sonrisa se desvanecía de su rostro mientras hablaba. -¿Saben algo acerca de los Carrow?-
-¿Esos dos mortífagos que dan clases?-
-Pues ellos hacen algo más que solo enseñar,- dijo Neville. -Ellos están a cargo de la disciplina, a ellos le encanta castigar-.
-¿Como a la vieja Umbrigde?-
-No, ella parece una santa si la comparas con ellos. Se supone que los de más profesores nos deben llevar con los Carrow si hacemos algo indebido. Ellos no lo hacen, si es que pueden evitarlo. Se puede decir que los odiamos tanto como ellos a nosotros.-
-Amycus, el viejo, el imparte lo que antes conociamos como: Defensa Contra las Artes oscuras, solo que ahora no hace mas que enseñar Artes oscuras. Se supone que practiquemos la Maldición Cruciatas en aquellos que están en detención--
-¡Que!-
Harry, Ron y Hermione corearon y su eco se perdió en el pasadizo.
-Así es- dijo Neville. -Así fue como me gane esta- indicando una particularmente gran herida en su mejilla, -Me negué a hacerlo. Sin embargo hay personas a las que les encanta, por ejemplo Crabbe y Goyle. Es la primera vez que sacan buenas calificaciones en una materia.-
-Alecto, la hermana de Amycus, enseña Estudios Muggle, que ahora es una asignatura obligatoria. Nos sentamos y tenemos que escuchar como es que los Muggle, son como animales, estúpidos y sucios, y como es que ellos obligaron a los magos a actuar en su contra, y que ahora el orden natural se ha restablecido. De esa manera me gane esta.- Apuntando hacia otra herida en su cara, -Por preguntar cuanta sangre muggle tenían ella y su hermano.-
-Cielos, Neville,- dijo Ron, -¿Que nadie te dijo que había momentos en los que era bueno mantener la boca cerrada?-
-Es que tú nunca la viste,- dijo Neville, Tú tampoco te hubieras podido contener. Además mi punto es que simpre en bueno que alguien se oponga a esas ideas. Le da esperanza a todo el mundo. Y me di cuenta de eso cuando tú lo hiciste Harry.-
-Pero ellos te usan como su afilador- dijo Ron, mientras pasaban al lado de una lámpara y la luz resaltaba las heridas de Neville.
Neville se encogió de hombros.
-No importa- Ellos no quieren derramar mucha sangre limpia, así que solo nos torturan un poco si hablamos de más. Pero siempre se aseguran de no matarnos.
Harry no sabia que era peor, las cosas que Neville les estaba contando o el tono en que lo hacia.
-Las únicas personas que están en verdadero peligro, son huellas cuyos amigos o familiares les dan problemas. Ellos son llevados prisioneros. El viejo Xeno Lovegood estaba escribiendo de mas en El Quibbler, entonces vinieron y se llevaron a Luna del tren, cunando regresábamos de las fiestas Navideñas.-
-Neville, ella se encuentra bien, la mandamos hacia….-
-Si, ya lo se, ella se las arreglo para mandarme una mensaje.-
De su bolsillo saco una moneda dorada, y Harry la reconoció como uno de los falsos galeones que usaba el Ejército de Dumbledore para comunicarse.
-Estos nos han servido de maravilla-, dijo Neville mirando a Hermione. -Los Carrow se han roto la cabeza tratando de averiguar como es que nos comunicamos. Solíamos salir por la noche y rayar las paredes con cosas como: El Ejército de Dumbledore todavía esta reclutando, eso volvía loco a Snape.-
-¿Ustedes solían?- dijo Harry, que se había dado cuenta de la forma en lo que Neville lo había dicho.
-Bueno pues con el tiempo se fue complicando- dijo Neville. -perdimos a Luna por la Navidad, y Ginny nunca regreso después de las Pascuas, y pues como nosotros tres eran los lideres. Pues los Carrow no tardaron en darse cuenta de que era yo el que estaba detrás de todo, así que empezaron a hacerme la vida mas difícil, y entonces Michael Corner fue atrapado mientras trataba de liberar a uno de primer año, lo encadenaron, y lo torturaron, y pues eso asusto a la mayoría.-
-No estas hablando en serio- murmuro Ron, mientras que el pasadizo empezaba a subir.
-Pues es que no podía obligar a los demás después de lo que le hicieron a Michael, así que dejamos de hacer ese tipo de cosas. Pero un seguimos peleando, al menos no tan notoriamente, bueno al menos hasta hace un par de semanas, ya que decidieron que solo había una manera de detenerme, y pues, fueron por mi abuela.-
-¿Ellos hicieron que?- dijeron Harry, Ron y Hermione al mismo tiempo.
-Pues si- dijo Neville, jadeando un poco, ya que el pasaje se inclinaba mas y mas, -Bueno, se pueden dar de cuenta de forma de pensar. Les había dado tan buenos resultados, eso de estar raptado niños para que los familiares se comportasen. Supongo que solo era cuestión de tiempo antes de que optaran por ese plan. La cosa es…- Neville se volteo, y Harry estaba sorprendido de verlo sonreír, -Que ellos trataron de morder algo mas grande de lo que podían tragar. Una pequeña vieja bruja que vivía sola, seguramente pesaron que no era necesario mandar a alguien poderoso. De todas formas,- Neville se carcajeo, -Dawlish esta todavía en St. Mungo y la abuela se dio a la fuga. Ella me mando una carta.- Neville se llevo la mano a la bolsa del pecho en su túnica, -Diciendo que estaba orgullosa de mi, que era el hijo de mis padres y que siguiera así.-
-genial- dijo Ron
-Así es- dijo Neville alegremente. -El único problema fue que, al darse cuenta de que no tenían nada mas para poder controlarme, decidieron que no era bueno que siguiera en Hogwarts, no se si ellos planeaban matarme o mandarme a Azkaban, de cualquier forma, supe que era tiempo de desaparecer.-
-Pero,- dijo Ron, claramente confundido, -Que no, que no estamos yendo hacia Hogwarts?-
-Claro,- dijo Neville. -Verán, ya llegamos-
-Ellos giraron en una esquina, y enfrente de ellos se encontraba el final del pasadizo. Otra pequeña serie de escaleras terminaba en una puerta igual a la que se encontraba detrás del cuadro de Ariana. Neville la empujo un poco y trepo por ella. Mientras Harry trepaba oyó o Neville hablar a gente que no podía ver.
-¡Mira, nada mas quien es! ¿No te lo había dicho?-
-Mientas Harry emergía en el cuarto se escucharon muchos gritos y exclamaciones. -¡HARRY!-, ¡es potter!, ¡Es POTTER!-, ¡Ron!, ¡Hermione!
Harry estaba confundido, le resultaba extraño el patrón de colores, de las lámparas y las caras. Al siguiente momento, el, Ron y Hermione, fueron abrazados, golpeados afectuosamente en la espalda, jalados del cabello, sus manos fueron saludadas, por lo que parecían ser mas de veinte personas. Parecía como si hubiesen ganado la final del torneo de Quidditch.
-Esta bien, esta bien, ¡calma todo el mundo!- Neville ordeno, y mientras la multitud se replegaba, Harry tuvo la oportunidad de revisar el lugar donde se encontraban.
El no pudo reconocerlo del todo. Era enorme y se parecía al interior de una suntuosa casa del árbol o quizás a la cabina de un barco. Hamacas de colores colgaban del techo y del balcón que recorría las paredes sin ventanas de madera negra, los cuales estaban cubiertos de carteles. Harry pudo ver al león dorado de Gryffindor, que estaba sobre un fondo escarlata, el tejon negro de Hufflepuff, sobre un fondo amarillo, y el águila de bronce perteneciente a Ravenclaw, sobre azul. La combinación plata y verde de Slytherin estaba ausente. Ahí había libreros repletos, unas cuantas escobas apoyadas contra la pared, y en la esquina, una radio de madera de gran tamaño.
-¿Donde estamos?-
En el Cuarto del Requerimiento, ¡por supuesto!- dijo Neville. -Esta más grande, ¿no creen?- Los Carrow estaban detrás de mí, y sabía que solo tenía un lugar para esconderme: así que me las arregle para pasar por la puerta y esto fue lo que encontré. Bueno no estaba así cuando llegue por primera vez, era mucho mas pequeño cuando llegue, solo tenía una hamaca y adornos de Gryffindor. Pero se expandió conforme llegaban mas y mas miembros del ED,-
-¿Y los Carrow no pueden entrar?- pregunto Harry, mirando hacia la puerta.
-No- dijo Seamus Finnigan, A quien Harry no había reconocido hasta que hablo: La cara de Seamus tenía contusiones y estaba hinchada. -Es el escondite perfecto, mientras uno de nosotros se quede aquí, ellos no nos pueden entrar, ya que la puerta no se abre... Y todo gracias a Neville. Este cuarto lo tiene todo. Solo tienes que pedir lo que necesitas, como, no quiero que ninguna persona que apoye a los Carrow entre aquí, y el cuarto lo hace. Solo tienes que estar seguro, y lo hace por ti. La única cosa con la que hay que tener cuidado son las incoherencias. Neville es el jefe
-Es demasiado fácil, de verdad- dijo Neville modestamente. -Había estado aquí por mas de un día y medio y me estaba muriendo de hambre, y deseba poder tener algo que comer, y fue cuando el pasadizo a Hogsmeade se abrio, me escabullí por el y me encontré con Aberforth.
El nos ha estado proporcionado comida, por que, por alguna extraña razón, esa es la única cosa que el cuarto no puede darte.
-Pues si, la comida es una de las cinco excepciones a la Ley de Gamp de la Transfiguración Elemental.-, dijo Ron causando el asombro de todos.
-He estado escondiéndome aquí por casi dos semanas-, dijo Seamus, -Y aparecen mas y mas hamacas conforme las necesitamos, y hasta aparecio un lindo baño para las chicas cuando algunas de ellas empezaron a venir.-
-Y claro que a ellas les gusta lavarse- añadió Lavender Brown, a quien Harry no había reconocido hasta ese punto. Ahora que se fijaba bien, el reconoció a muchas caras familiares. A las gemelas Patil, también Terry Boot, Ernie Macmillan, Anthony Goldstein, y Michael Corner.
-Por favor dinos que han estado haciendo- dijo Ernie, -Ha habido tantos rumores, hemos tratado de ponernos al tanto con la ayuda del Potterwatch- apunto hacia el radio. -De verdad irrumpieron en Gringotts?-
-Si, ellos lo hicieron- dijo Neville. -Y lo del dragón también es cierto-
Hubo una explosión de aplausos y unos cuantos chillidos; Ron recibió un puñetazo.
-¿Que es lo que estaban buscando?- pregunto Seamus, mostrando impaciencia.
Antes de que cualquiera pudiera responder a la pregunta, Harry sintió un terrible, abrasador dolor en la cicatriz en forma de relámpago. Mientras le daba la espalda a las curiosas y encantadas caras, el cuarto del requerimiento se desvaneció, y ahí estaba, parado en una derruida casucha de piedra, el piso de madera estaba destrozado alrededor de sus pies, una caja dorada vacía semienterrada estaba un lado del agujero, y el grito de Voldemort vibraba dentro de la cabeza de Harry.
Con un gran esfuerzo Harry se retiro de la mente de Voldemort, de regreso al Cuarto del Requerimiento, el sudor recorría su frente y Ron lo sostenía.
-¿Estas bien Harry?- Neville decía. -¿te quieres sentar? No estas cansado o si---
-No- dijo Harry. Volteo hacia Ron y Hermione, tratando de decirles sin palabras que Voldemort acababa de descubrir la perdida de uno de sus Horcruxes. El tiempo se les estaba terminando, si Voldemort, decidía visitar Hogwarts, ellos perderían su única oportunidad.
-Necesitamos irnos- dijo, y las expresiones que vio en sus rostros le indico que entendían perfectamente.
-Y entonces ¿que vamos a hacer nosotros, Harry?- pregunto Seamus. -Cual es el plan-
-¿Plan?- repitió Harry. El estaba haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para no caer presa de la rabia de Voldemort. Su cicatriz todavía lo quemaba. -Bueno, hay algo que nosotros Ron, Hermione y yo- Necesitamos hacer, y una vez hecho nos marcharemos de aquí.-
Nadie estaba riendo o gritando. Neville estaba confundido.
-Que quieres decir, ¿con nos marcharemos de aquí?-
-No hemos venido a quedarnos- dijo Harry, frotándose la cicatriz, tratando de mitigar el dolor. -Hay algo muy importante que tenemos que hacer--
-¿Que es entonces?-
-No le puedo decir-
El grupo de muchachos empezó a murmurar, Neville frunció el ceño.
-¿Por que no nos puedes decir? ¿Tiene algo que ver Quien-Tu-Ya-Sabes, verdad?
-Bueno, pues si-
-Entonces te ayudaremos-
Los demás miembros de ejercito de Dumbledore estaba asintiendo, algunos entusiastamente, otros solemnemente. Un par de ellos se levanto de sus asientos para demostrar su determinación.
-Ustedes no entienden- Parecía que Harry había repetido eso muchas veces en las ultimas horas.
-No… no les podemos decir. Tenemos que hacerlo nosotros solos-
-¿Porque?- pregunto Neville
-Por que…- en su desesperación por empezar a buscar el Horcrux faltante, o al menos en tener una conversación mas privada con Hermione y Ron acerca de donde podrían comenzar a buscarlo, Harry encontró muy difícil ordenar sus ideas. Su cicatriz todavía dolía. -Dumbledore nos dejo el trabajo a nosotros tres-, dijo cuidadosamente, -y no se supone que notros le contemos- quiero decir, quería que el trabajo fuera hecho tan solo por nosotros-
-Nosotros somos su ejército- dijo Neville. -El ejercito de Dumbledore. Estuvimos aquí todo este tiempo, mientras ustedes estaban lejos haciendo quien sabe que cosas-
-Pues lo que hicimos no fue como estar de día de campo- dijo Ron
-Nunca dije que lo hubiese sido, pero es que no entiendo por que no pueden confiar en nosotros. Todos los que estamos en este cuarto hemos estado peleando, y todos han sido conducidos aquí por que los Carrow los estaban cazando. Todos los que están aquí han probado ser fieles a Dumbledore, leales a ti.-
-Mira- Harry comenzó a hablar, sin saber exactamente que es lo que iba a decir, pero no importo. La puerta del túnel se había abierto.
-Recibimos tu mensaje, Neville, ¡Hola a los tres, pensamos que estarían aquí!-
Eran Luna y Dean. Seamus dio un gran grito de felicidad y corrió para abrazar a su mejor amigo.
-Hola todo el mundo- dijo Luna feliz. -es genial estar de vuelta-
-Luna- dijo Harry distraídamente, -¿que estas haciendo aquí?, ¿como es que?
-Yo envié por ella- dijo Neville, mientras sostenía el Galeón falso. -le prometí a ella y a Ginny que en caso de que vinieran le haría saber. Todos pensamos que cuando regresaran, significaría revolución. Que derrocaríamos a Snape y a los Corrow-
-Por supuesto que es lo que significa- dijo Luna emocionada. -¿eso es lo que significa verdad Harry? Vamos a luchar y quitarles Hogwarts?-
-Escuchen- dijo Harry en un tono que denotaba cierto pánico, -lo siento, pero no fue a eso a lo que venimos. Hay algo que necesitamos hacer y entonces.-
-¿Nos van a dejar solos con este desastre?- pregunto Michael Cornet.
-No- dijo Ron. -lo que haremos beneficiara a todos, todo se trata de deshacerse de Ya-Saben-Quien-
-Entonces déjenos ayudarles- dijo Neville enojado. -¡queremos ser parte de eso!-
Hubo otro ruido detrás de ellos y Harry se volteo. Su corazón estaba a punto de detenerse. -Ginny estaba saliendo del túnel, seguida de cerca por Fred, George y Lee Jordan. Ginny lo miro y lo saludo con una gran sonrisa. Harry había olvidado, nunca se había dado cuenta de lo hermosa que era, pero lamentaba el momento en lo había hecho.
-Aberforth se esta enojando- dijo fred, levantando su mano para responder a los sollozos de lo alegría que lo recibían. -ahora quiere una casa nueva, y que su bar se convierta en una estación de trenes-
Harry abrio la boca. Justo detrás de Lee Jordan venia la que antes fuese su novia, Cho Chang. Ella le sonrió.
-Tambien recibí el mensaje- dijo ella, sosteniendo el galeón falso mientras caminaba y sentaba al lado de Michael Corner.
-Entonces cual es el plan, Harry?- Dijo George.
-No hay ningún plan- dijo Harry, todavía desorientad por la repentina aparición de toda esta gente, incapaz de pensar en algo debido al dolor de su cicatriz.
-¿Así que vamos a improvisar, verdad? Eso si que me gusta- dijo Fred.
-Tienes que detener esto- Harry le dijo a Neville. -¿por los llamaste a todos? Esto es una locura-.
-Estamos peleando, ¿no es cierto?- dijo DEan, mostrándole su Galeón falso. -el mensaje decía que Harry había regresado, y que íbamos a pelear. Creí que necesitare una varita-
-¿No tienes una varita?- pregunto seamus.
Ron se volteo de repente hacia Harry.
-¿Por que no nos pueden ayudar?-
-¿Que?-
-Ellos nos pueden ayudar- bajo un poco la voz para que nadie pudiera escuchar lo que iba a decir a excepción de Hermione, que estaba parada entre ellos. -no sabemos donde este. Además tenemos que encontrarlo rápido. Y pues no necesitamos decirles que es un Horcrux.-
Harry volteo de Ron a Hermione, que murmuraba, -creo que Ron esta en lo correcto. No sabemos siquiera que es lo que estamos buscando, los necesitamos- y cuando Harry los miro desconfiado. -Harry no tienes que hacer todo solo-
Harry pensó rápido, su cicatriz todavía lo molestaba, su cabeza lo amenazaba con fracturarse.
Dumbledore le había advertido de decirle a alguien mas de los Horcruxes además de Hermione y Ron. Secretos y mentiras, esa es la forma en la que maduramos, y Albus…el era un…
¿Estaba acaso imitando a Dumbledore, manteniendo sus secretos escondidos, temeroso de confiar? Pero Dumbledore había confiado en Snape, y ¿a donde lo había llevado? A ser asesinado en la cima de la torre mas alta.
-Esta bien- dijo en voz baja a los otros dos. -muy bien escuchen todos- y todo el cuarto quedo en silencio, fred y George que habían estando haciendo bromas a los que se encontraban mas cerca de ellos, guardaron silencio, y lo miraron atento y emocionados.
-Hay algo que necesitamos encontrar- dijo Harry. -Algo, algo que nos ayudara a derrotar de una vez por todas a Ya-Saben-Quien. Esta aquí en Hogwarts, pero no sabemos donde. Es posible que haya pertenecido a Ravenclaw. ¿Alguien ha escuchado sobre un objeto así? ¿Alguien se ha encontrado con algo, como un águila o algo parecido?-
Harry volteo esperanzado hacia el pequeño grupo de Ravenclaws, a Padma, Michael, Terry, y Cho, pero fue Luna, quien respondió. Yo les conté algo al respecto, ¿recuerdan? -la diadema perdida de Ravenclaw. Mi papa ha tratado de reproducirla.
-Si, pero la diadema perdida- dijo Michael Corner, girando los ojoS, -esta perdida Luna, ese, creo que es el problema-.
-¿Hace cuanto se perdió?- pregunto Harry
-Siglos atrás- respondo Cho, y el corazón de Harry dio un vuelco. -el Profesor Flitwick, dice que la diadema se perdió con Ravenclaw. Mucha gente la ha buscado, pero- ella volteo hacia sus compañeros Ravenclaws. -nadie, nunca ha encontrado la menor pista acerca de ella, ¿verdad?-
Todos sacudieron la cabeza negativamente.
-Perdón, ¿pero que es una diadema?- pregunto Ron
-Es una especie de corona- dijo Terry Boot. -se supone que tenía propiedades mágicas que aumentaba la sabiduría de quien la usara-
Si, los Wrackspurt Siphons de papa-
Pero Harry interrumpió a Luna.
-¿Alguno de ustedes ha visto una cosa parecida?-
Todos sacudieron la cabeza otra vez. Harry volteo hacia Ron y Hermione y su propia disolución se reflejo en sus rostros. Un objeto que había estado perdido por tanto tiempo sin dejar huella, no era posible que fuese un buen candidato para contener a un Horcrux. Antes de que pudiese formular una nueva pregunta, Cho, hablo de nuevo.
-Si quieres ver como es una diadema, te puedo llevar a nuestro salón común y enseñártela. La estatua de Ravenclaw esta usando una.-
La cicatriz de Harry estaba molestándolo de nuevo. Por un momento el Cuarto del Requerimiento, desapareció, y en vez de el vio la tierra que pasaba a gran velocidad debajo de el, mientras sentía el gran peso de una serpiente en los hombros. Voldemort estaba volando de nuevo, aunque no sabia si se dirigía hacia el lago subterráneo o al castillo. De cualquier forma no les queda mucho tiempo.
-Se esta moviendo- dijo en voz baja a Ron y Hermione. Miro a Cho y de nuevo volteo hacia sus amigos. -escuchen, ya se que no es una gran pista, pero voy ir a ver esa estatua y averiguar como es esa diadema. Espéreme aquí, y mantengan, ya saben a los demás, seguros-.
-Cho se puso se puso de pie, pero ginny dijo ferozmente. -no, luna acompañara a Harry, ¿no es así luna?-
-Oh si claro, me encantaría- dijo luna felizmente, mientras que Cho se sentaba de nuevo, claramente desilusionada.
-¿Como salimos de aquí?-Harry le pregunto a Neville
-Neville guió a luna y a Harry a una esquina, donde había una pequeña alacena abierta hacia unos escalones. - siempre termina en lugares diferentes, así es como hemos impedido que nos atrapen- dijo. -el problema es que, no sabemos exactamente a donde los llevara. Harry ten cuidado, siempre patrullan los corredores de noche-.
-No hay problema- dijo Harry. -no vemos en un ratito.-
Harry y Luna se apresuraron hacia la escalera, que era muy larga, iluminada por antorchas giraba en los lugares mas inesperados. Al fin parecía que habían llegado a un muro solidó.
-Ven Luna, acércate- Harry le dijo a Luna, mientras sacaba la capa de invisibilidad y los cubría a ambos. Entonces empujo el muro.
Este se derritió al contacto con su mano y se deslizaron hacia fuera. Harry volteo hacia atrás y vio que el muro se había solidificado de nuevo. Estaban arado es en medio de un corredor oscuro. Harry empujo a luna hacia las sombras, saco la bolsita que colgaba de su cuello, y tomo el mapa del Merodeador. Deteniéndolo cerca de su nariz, busco, y al fin encontró los puntitos que representaban tanto a Luna como a el.
-Estamos en el quinto piso- susurro, mientras miraba que Filtch se alejaba de ellos, un corredor adelante. -vamos, por aquí-
Empezaron a caminar cuidadosamente.
Harry había deambulado por el castillo muchas veces antes, pero nunca su corazón había estado latiendo tan rápido, nunca nada había dependido tanto de que se mantuvieran alerta y en silencio.
A través de cuadros iluminados por la luna, armaduras cuyo casco chillaba como respuesta a su pisadas, alrededor de esquinas de las cuales no sabían que los podía estar esperando. Caminaban Harry y Luna, chocando el mapa del merodeador cuando la luz se lo permitía, dos veces dejaron pasar a un fantasma evitando llamar su atención. Harry esperaba encontrarse con un obstáculo en cualquier momento, su peor temor era Peeves, y el aguzaba los oídos en busca de cualquier indicio que delatara la presencia del poltergesit.
-por aquí, Harry- respiro Luna, extendiendo la manga y señalando una escalera en espiral.
Ellos escalaron en apretados, mareantes círculos; Harry nunca había estado por aquí. Al fin llegaron a una puerta. No había cerradura y sin cerradura, nada sino una simple puerta de madera vieja, y un picaporte de bronce con la forma de un águila.
Luna extendió una mano pálida, que daba una sensación extraña mientras flotaba en el aire, sin al parecer estar conectada a algún cuerpo o brazo. De repente el pico del águila se abrio, pero en vez de que se escuchara el canto de un ave, una melodiosa y suave voz pregunto, -¿Que es primero, el fénix o la flama?-
-Hmmmm… que piensas que sea Harry?- dijo luna, pensativa.
-¿Que?, ¿Que no hay contraseña?-
-Oh, no, tienes que contestar la pregunta-, dijo Luna
-¿Que pasa si me equivoco?-
-Bueno, pues tendrás que esperar a alguien que sepa la respuesta-, dijo Luna. -en esa forma es seguro que aprendas-.
-Si…El problema es que, de verdad no podemos esperar a que alguien venga, luna.-
-No, ya ve a que te refieres- dijo luna seriamente. -bueno entonces, creo que la respuesta es que un círculo no tiene principio.-
-Bien razonado- dijo la voz, y las puerta de abrió.
El salón común de Ravenclaw era circular, el más grande y ancho que cualquiera en el Harry hubiese estado antes. Ventanas graciosamente arqueadas adornaban los muros, sus paredes estaban cubiertas por mantas azul y bronce. De día, los Ravenclaws deberían de disfrutar de una hermosa vista de las montañas. El techo en cúpula estaba adornado con estrellas pintadas, al igual que la alfombra de color azul media noche. Había mesas, sillas y libreros, y en un nicho opuesto a la puerta estaba la alta estatua hecha de mármol blanco.
Harry reconoció a Rowena Ravenclaw gracias al busto que había visto en casa de Luna. La estatua estaba a un lado de la puerta, sospecho Harry conducía hacia los dormitorios en el piso de arriba. El se dirigió directamente hacia la mujer de mármol, y parecía que ella lo miraba de vuelta con una sonrisa inquisidora, hermosa y a la vez intimidante. Un frágil adorno, parecido a un anillo había sido reproducido en mármol sobre su cabeza. No era tan distinta a la que Fleur había usado el día de su boda. En ella había pequeñas letras escritas. Harry se quito un poco de la capa y se apoyo en el pedestal de la estatua para poder leerlas_
-El ingenio inmensurable, es el tesoro humano más grande-
-Lo que te hace a ti una persona muy pobre- dijo una voz cacareante.
Harry volteo en todas direcciones, bajado del escalon y cayendo al suelo. La figura de hombros caidos perteneciente a Alecto Carrow, estaba parada enfrente de el, y aunque Harry había levantado su varita, ella ya habia presionado con su rechoncho dedo medio la marca del cráneo y la serpiente que tenia tatuada en el antebrazo.
En el momento que sus dedos tocaron la Marca, la cicatriz de Harry ardia salvajemente, el cuarto estrellado se desvaneció, y el estaba parado en una roca debajo de un acantilado, y el mar arrastrandose alrededor de él y sentia triunfo en su corazon—Ellos tienen al muchacho.
Una gran explosion devolvio a Harry a donde estaba. Desorientado, el alzó su varita, pero la bruja en frente suyo ya estaba callendo hacia adelante; ella golpeó el piso tan fuertemente que el vidrio en las estanterias tintineó.
—Yo nuna he Aturdido a nadie excepto en nuestras clases de E.D.– díjo Luna con un tono un poco interesado, — Eso fue mas ruidoso de lo que pensé que iba a ser.
Y dicho y hecho, el techo había empezado a temblar. Corriendo rapidamente, pasos resonantes empezaban a oirse mas fuertemente detras de la puerta que llevaba hacia los dormitorios. El hechizo de Luna había despertado a los Ravenclaw que dormían arriba.
—¿Luna, donde estas? ¡Necesito meterme debajo de la capa!.
Los pies de luna aparecieron de la nada, el corrió hacia su lado y ella dejó que la capa callera sobre ellos mientras la puerta se abria y una multitud de Ravenclaws, todos en su ropa de dormir, inundaron la Sala Común. Habían gritos y llantos de asombro mientras veian a Alecto tirada ahí inconciente. Lentamente se agruparon al rededor de ella, una bestia salvaje que podria despertarse en cualquier momento y atacarlos. Luego, un pequeño valiente de primer año se apresuró hacia ella y le pinchó la espalda con su dedo gordo del pie.
—¡Creo que está muerta!— Gritó con alegría.
—Oh, mira,— Susurró Luna alegremente, mientras los de Ravenclaw se agrupaban alrededor de Alecto. —¡Ellos estan complacidos!
—Si... grandioso...
Harry cerró sus ojos, y mientras su cicatriz palpitaba decidió hundirse otra vez en la mente de Voldemort... El se estaba moviendo atravez del tunel de la primera cueva... El había decidido asegurarse del medallón antes de venir...pero eso no le tomaria mucho tiempo...
Un golpe sonó en la puerta de la sala común y todos lo de Ravenclaw quedaron congelados. Desde el otro lado, Harry oyó la voz suave y musical del que era el águila tocadora de puertas. —¿A dónde van los objetos desvanecidos?
—Yo no sé, ¿o si? ¡Callate!— gruñó una voz grosera que Harry sabía era del hermano Carrow, Amycus, —¿Alecto? ¿Alecto? ¿Estas ahí? ¿Lo tienes? ¡Abre la puerta!
Los de Ravenclaw estaban susurrando entre ellos, aterrorardos. Entonces, sin aviso, empezaron una serie de fuertes estallidos, como si alguien estubiera disparando una pistola hacia la puerta.
—¡Alecto! Si él viene, y no tenemos a Potter—¿Quieres ir al mismo lugar de los Malfoys? ¡CONTESTAME!— Amycus gritó, agitando la puerta con toda su fuerza, pero igual no abrió. Todos los de Ravenclaw estaban alejandose,y unos de los más asustados empezaron a esconderse arriba de las escaleras a sus camas. Luego, justo cuando Harry se estaba preguntando si deberia abrir la puerta y Aturdir a Amycus antes de que los Mortifagos pudieran hacer algo mas, una segunda voz muy familiar sonó afuera, detras de la puerta.
—¿Puedo preguntar que esta haciendo, profesor Carrow?
—¡Tratando... de pasar... por esta maldita...puerta! Gritó Amycus. —¡Ve y trae a Flitwick! ¡Hazlo abrirla, ahora!
—¿Pero su hermana no esta ahi?—Preguntó la profesora McGonagall. —¿El profesor Flitwick no la dejó entrar temprano esta noche, acudiendo a su petición urgente?
¿Quizás ella pueda abrirle la puerta? Asi usted no tiene que despertar a la mitad del castillo.
—¡Ella no está respondiendo, vieja bruja! ¡Abrala usted! ¡(Garn)! ¡Azlo ahora!
—Ciertamente, si usted lo desea,— díjo la profesora McGonagall, con una terrible frialdad. Un gentil golpe sonó en la puerta y la voz musical preguntó de nuevo.
—¿A dónde se van los objetos desvanecidos?
—Al no ser, es como decir, todo,—Respondió la profesroa McGonagall.
—Muy bien estrucurada la respuesta,—Respondió el aguila golpeadora de puertas y la puerta se abrió.
Los pocos de Ravenclaw que quedaban corrieron hacia las escaleras cuando Amycus se lanzó en el umbral, oleando su varita. Jorobado como su hermana, tena una carada palida y gorda y ojos pequeños, que calleron imediatamente en Alecto, extendida e inmovil en el piso. El dió un grito de furia y miedo.
—¿Qué han hecho esos pequeños perros?—Gritó—Los voy a matar con el Cruciatus a todos hasta que me digan quien lo hizo... ¿Y que va a decir el Señor Tenebroso?—Chilló, parado al lado de su hermana y golpeandose en la frente con su puño.— ¡No lo tenemos y ellos la mataron!
—Solo esta Aturdida,—Dijo la profesroa McGonagall impacientemente quien habia agachado a examinar Alecto,—Ella va a estar bien.
—¡No, ella no lo va a estar! Gritó Amycus.— ¡No despues de que el Señor Tenebroso la tenga en su poder! Ella fue a traerlo. ¡Yo senti mi Marca quemarme, y el piensa que tenemos a Potter!
—¿Tienen a Potter?— Dijo la profesora McGonagall con dureza.— ¿Que quieres decir con “tenemos a Potter?”
—¡El nos dijo que Potter podria tratar de entrar a la Torre de Ravenclaw, y que lo agarraramos si lo veiamos!
—¿Por qué iba Harry Potter a tratar de entrar a la Torre de Ravenclaw? ¡Potter pertenece a mi Casa!
Detras de la incredulidad y la rabia, Harrry oyó una pequeño rastro de orgullo en su voz, y una sensación de cariño por Minerva McGonagall lo envolvió.
—¡A nosotros nos dijeron que el podria venir aquí!— díjo Carrow—Yo no se por qué, ¿ó si?
La Profesora McGonagall se paró y sus ojos pequeños atravezaron el lugar. Dós veces pasaron sobre el lugar donde Harry y Luna estaban.
—Podemos culpar a los niños,—díjo Amycus, su cara de cerdo de repente muy astuta.—Si, eso es lo que vamos a hacer. Vamos a decir que a Alecto la emboscaron los niños, eso niños de allá arriba.—El miró hacia el techo estrellado hacia los dormitorios. —y vamos a decir que elllos la forzaron a presionar su Marca, y por eso le dieron una falsa alarma... El puede castigarlos. Un par de niños mas o menos, ¿cual es la diferencia?
—La unica diferencia entre la verdad y mentiras, coraje y covardia,— díjo la profesora McGonagall, quien se había vuelto pálida,—Una diferencia, en resúmen, que usted y su hermana no pueden apreciar. Pero dejame hacer una cosa clara. Usted no va a pasar sus ineptitudes a los estudiantes de Hogwarts. No lo permitiré.
—¿Perdón?
Amycus se movió hacia adelante hasta que estaba ofensivamente cerca a la Profesora McGonagall, su cara sólo a centímetros de ella. Ella se rehusó a retroceder, pero lo miraba con desprecio como si fuera algo asqueroso que encontró pegado al retrete.
—No es un questión de que usted lo permita, Minerva McGonagall. Su momento terminó. Somos nosotros los que estámos a cargo ahora, y usted me va a ayudar ó pagará por esto.
Y le escupió en la cara.
Harry se quitó la Capa, alzó su varita, y díjo, —No debiste hacer éso.
Mientras Amicus revoloteaba, harry gritó, —¡Crucio!
El Mortifago fue alzdo del piso. Se retorcia por el aire como un hombre ahogado, azotando y aullando del dolor, y luego, con un crujido y un ruido de vidrios rotos, se estrelló con una estantería y calló, anesteciado, al piso.
—Ya veo lo que quería decir Bellatrix,—díjo Harry, la sangre tronando en su cerebro, —Tienes que desearlo de verdad.
—¡Potter! Susurrró la Profesora McGonagall, agarrandose el corazón.—Potter... ¡estás aquí! ¿Que...? ¿Cómo...?—Ella luchó por lucir tranquila.— ¡Potter, eso fue imprudente!
—El le escupió—díjo Harry.
—Potter, yo... eso fué...muy cortés de tu parte... pero no te dás cuenta...?
—Sí me doy cuenta— le aseguró Harry. De alguna manera su panico lo estabilizó a él.—Profesora McGonagall, Voldemort esta de camino.
—Oh, ya se nos ha permitido decir ese nombre?—Preguntó Luna con un aire de interés, quitandose la Capa de Invisibilidad. La aparición de una segunda fujitiva abrumó a la Profesora McGonagall, quien se tambaleó hacia atrás y se calló en una silla cercana, agarrando el cuello del viejo traje de tartán.
—Yo no creo que hay alguna diferencia de como lo llamemos,—Harry le díjo a Luna.—El ya sabe donde estoy.
En una parte lejana del cerebro de Harry, la parte conectaba con la furiosa y ardiente cicatriz, el podía ver a Voldemort navegando rápidamente por el lago en el fantasmal bote verde...El casi habia alcanzado la isla donde estaba la píla de piedra...
—Débe huir,—Susurró la Profesora McGonagall.— ¡Ahora, Potter, lo más rápido que puedas!
—No puedo,—díjo Harry.—Hay algo que tengo que hacer. Profesora, ¿sabes donde esta la diadema de Ravenclaw?
—¿La d-diadema de Ravenclaw? Claro que no... ¿no ha estado perdida por siglos? —Se sentó un poco mas firme.— Potter, fue una locura, una total locura, que usted entrara al castillo...
—Tenia que hacerlo—Hay algo escondido aqui que tengo que encontrar, y podria ser la diadema...Si yo pudiera hablar con el profesor Fitwick...
Hubo un sonido de movimiento, de vidrio tintineando. Amycus venia. Antes de que Harry y Luna pudiearan actuar, la Profesora McGonagall se paró, apuntó su varita hacia el Mortifago aturdido y díjo—¡Imperio!
Amycus se paró, caminó hacia su hermana, recogió su varita, y luego corrió obedientemente hacia McGonagall y se la dió junto con la suya.
—Potter,—díjo la Profesora McGonagall, volteando a verlo otra vez con mucha indiferencia al probelma de Carrow,—si El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado si sabe que estas aquí.
Mientras él díjo eso, una rabia que era como un dolor físico se apoderó de Harry, quemandole la cicatriz., y por un segundo miro hacia una basija en la que la posion se volvió clara, y vió que no había ningun medallón debajo de la superficie...
—Potter, ¿estas bien?—díjo una voz, y Harry volvió: El estaba agarrando el hombro de Luna para balancearse.
—Se nos está acabando el tiemp;o, Voldemort está cerca. ¡Profesora, estoy actuando con las ordenes de Dumbledore, debo encontrar lo que quería que encontrara! Pero tenemos que sacar a los estudiantes mientras busco en el castillo...Soy yo a quien quiere Voldemort, pero a él no le va a importar matar unos cuantos mas, ahora no...— ahorano mientras sabe que esto atacando Horcruxos, Harry terminó la oración en su cabeza.
—Estás actuando con las ordenes de Dumbledore?—repitió con una mirada de asombro. Luego se paro lo mas alto que pudo.
—Debemos asegurar la escuela de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado mientras que busca por ese...objeto.
—¿Eso es posible?
—Yo creo que sí,—d’ijo la Profesora McGonagall secamente, —los maestros somos muy buenos magos, sabes. Estoy segura que podremos detenerlo por un momento si todos ponemos nuestro mejor esfuerzo. Claro, algo tenemos que hacer con el Profesor Snape...
—...y si Hogwarts está a punto de ser asedida, con el Señor Tenebroso en las puertas, seria muy aconsejable tener en lo posible mas gente inocente afuera. Con la Red Flu bajo observación, y Aparición imposible dentro del castillo...
—Hay una manera,—díjo Harry rapidamente, y le explico todo sobre el pasadiso que llega hacia la Cabeza de Puerco.
—Potter, estamos hablando de cientos de estudiantes...
—Yo se, profesora, pero si Voldemort y los Mortifagos están concentrados en los límites de la escuela no van a estar interesados en alguien que esté Desapareciendo afuera de la Cabeza de Puerco.
—Hay algo ahí,—consintió. Ella apuntó su varita a los Carrow, y una malla plateadacalló sobre sus cuerpos pegados, se amarró alrededor de ellos, y los cargó en el aire, donde estaban colgando bajo el cielo azul y dorado como dos grandes y feas creaturas del mar.—Vamos. Debemos alertar a los otros Jefes de Casa. Es mejor que te pongas la Capa otra vez.
Ella marchó hacia la puerta, y meintras hacía eso alzó su varita. De la punta salió tres gatos plateados con marcas de lentes al rededor de sus ojos. Los Patronus corrian facilmente adelante, llenando la escalera en espiral con luz platead, minetras la Profesora McGonagall, Harry y Luna trotaban detras de ella debajo de la Capa.
Ellos habían bajado dos pisos más cuando otro set de suaves pasos unieron a los de ellos. Harry, a quien la cicatriz le estaba picando, los oyó primero: Buscó en la bolsa al rededor de su cuello por el Mapa del Merodeador, pero antes de que lo pudera sacar, McGonagall también se dió cuenta de que tenían compañia. Ella paró, alzó su varita lista para un duelo,, y dijo,— ¿Quién está ahí?
—Soy yo,—díjo una voz leve.
Detrás de una armadura salió Severus Snape.
Odio hirvió dentro de Harry al verlo: Se le habían olvidado los detalles de la apariencia de Snape en la magnitud de sus crimenes, se lo olvidó como su pelo grasoso y negro colgaba ocmo cortinas alrededor de su cara delgada, como sus ojos negros tenian un aspecto muerto y frío. No tenía ropa de dormir, pero estaba vestido con su capa nagra, y el tambien tenia una varita lista para pelear.
—¿Dónde estan los Carrow?—Preguntó silenciosamente
—Donde usted les díjo que estubieran, me imagino, Severus,—díjo la Profesora McGonagall.
Snape se paró mas cerca, y sus ojos revolotearon sobre la Profesora McGonagall en el aire alrededor de ella, como si supiera que Harry estaba ahí. Harry sostubo su varita arriba tambien, listo para atacar.
—Tuve la impresión,—díjo Snape,—Que Alecto habia detenido a un intruso.
—¿Verdad?—díjo la Profesora McGonagall.— ¿Y que le dió esa impresión?
Snape hizo un pequeño movimiento de su brazo, donde la Marca Oscura marcada en su piel.
—Ah, pero naturalmente,—díjo la Profesora McGonagall.—Ustedes los Mortifagos tienen su modo de communicación privado, me olvidé.
Snape pretendió no oirla. Sus ojos estaban todavía sondeando el aire alrededor de ella, y estaba moviendose gradualmente mas cerca, con un aire de que no sabía lo que estaba haciendo.
—No sabía que era su noche de patrullar los corredores, Minerva.
—¿Tiene alguna objeción?
—¿Me pregunto que pudo haberla sacado de su cama a esta hora?
—Pensé que oí un disturbio,—díjo la Profesora McGonagall.
—¿Verdad? Pero todo se ve muy calmado.
Snape la miró a los ojos
—¿Haz visto a Harry Potter, Minerva? Perco si lo ha visto, devo insistir...
La Profesora McGonagall se movió más rápido que Harry pudo creer: Su varita acuchilló el aire y por un segundo Harry pensó que Snape debería caer inconciente, pero la rapidés de su Hechizo de Escudo fue tal que McGonagall fue tirada fuera de balance. Ella empuñó su varita hacia una antorcha en la pared y voló fuera de su soporte: Harry, a punto de maldecír a snape, fue forzado a quitar a Luna lejos de las llamas que caían, que se convirtieron en un anillo de fuego que llenó el corredor y voló como un lazo hacia Snape...
Luego ya no era fuego, pero un a gran serpiente que McGonagall volvió humo, que se re-formó y se solidifico en segundos para volverse un enjambre de dagas amenazadoras: Snape las evitó sólo cuando se escondió dentrás de la armadura, y con sonidos resonantes las dagas se hundieron, una después de la otra, en su pecho...
—¡Minerva!—díjo una voz chillona, y mirando detras de él, todavía protegiendo a Luna de los hechizos voladores, Harry vió a los Profesores Flitwick y Sprout corriendo por el corredor hacia ellos con su ropa de dormir, con un profesor Slughorn jadeando atrás.
—¡No!—chilló Flitwick, alzando su varita.— ¡Vás a hacer más asesinatos en Hogwarts!
El hichizo de Flitwick le pegó a la armadura donde Snape se había escondido: Con un ruido se revivió. Snape luchó fuera de los brazos aplastadores y lo mandó volando hacia sus atacantes: Harry y Luna tuvieron que tirarse al lado para evitarlo mientras se destrulló en la pared y callo. Cuando Harry miró hacia arria otra vez, Snape estaba escapando, McGonagall, Flitwick, y Sprout todos estaban corriendo detras de él: El entro por una puerta de un salón y momentos después, oyó a McGonagall gritar,— ¡Cobarde! ¡COBARDE!
—¿Que pasó, qué pasó?—preguntó Luna.
Harry la arrastró hacia arriba y corrieron por el corredor, con la Capa Invisible detrás de ellos, en el salón desierto donde los profesores McGonagall, Flitwick, y Sprout estaban parados al lado de una ventana rota.
—Saltó,—Díjo la profesora McGonagall mientras Harry y Luna corrian dentro del salón.
—¿Quieres decír que está muerto?— Harry corrió hacia la ventana, ignorando los gritos de shock de Flitwick y Spout por su aparición.
—No, no está muerto,—díjo McGonagall amargamente.—Al contrario de Dumbledore, todavía tenía una varita...y se ve que ha aprendido unos cuantos trucos con su maestro.
Con un cosquilleo de horror, Harry vió en la distancia una figura grande con forma de murcielago atravez de la oscuridad hacia la pared del perimetro.
Habían pasos pesados detrás de ellos, y muchos jadeos: Slughorn acababa de alcanzarlos.
—¡Harry! Jadeó, masageandose su inmenso pecho debajo de sus pijama de seda de color esmeralda. —Mi querido niño...que sorpresa...Minerva, explica...Severus... ¿que...?
—Nuestro director se está tomando un pequeño descanso—díjo la Profesora McGonagall, apuntando hacia la figura de Snape en la ventana.
—¡Profesora! Harry gritó, sus manos en su frente. Podía ver el lago lleno de Inferi debajo de el, y sintió el fantasmal bote verde estrellarse con la orilla, y Voldemort saltoó afuera con un sentimiento de asesino en su corazón...
—Profesora, tenemos que cerrar con barricadas la escuela, ¡el ya viene!
—Muy bien. El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado ya viene— le díjo a los otros profesores. Sprout y Flitwick quedaron boquiabieartos; Slughorn dejó escapar un pequeño grito.—Potter tiene que trabajar en el castillo bajo las ordeners de Dumbledore. Tenemos que poner cada protección de la que somos capaces de hacer mientras Potter hace lo que tenga que hacer.
—¿Te das cuenta, claro, que nada de lo que hagamos puede dejara a Tu-Sabes-Quien afuera indifinidamente?—Chilló Flitwick.
—Pero lo podemos detener,— díjo la Profesora Sprout
—Gracias, Pomona,—díjo la profesora McGonagall, y entre las dos brujas pasó una triste mirada de entendimiento.— Yo sugiero que establescamos porección basica al rededor del lugar, luego reunir a nuestros estudiantes y encontrarnos en el Gran Comedor. La mayoria deben ser evacuados, pero si algunos de los que son mayores de edad quieren quedarse a pelear, yo creo que tenemos que darles esa oportunidad.
—Estóy de acuerdo,— díjo la Profesora Sprout, quien ya estaba apurandose hacia la puerta. —Los veré en el Gran Comedor en veinte minutos con los de mi Casa.
Y trotó fuera de la vista de elllos, la podian oir murmurando,—Tentacula. Lazo del Diablo. Y cascara de Snargaluff... si, quiero ver a los Mortifagos peleando esos.
—Puedo actuar desde aquí,—díjo Flitwick, y aunque casi no podia ver fuera de ella, le apunto con su varita atravez de la ventana rota y empezó a susurrar encantos de gran complejidad. Harry olló un raro ruido rafagante, como si Flitwick hubiera desencadenado el poder del viento dentro del castillo.
—Profesor,—díjo Harry, acercandose al pequeño maestro de Encantos, —Profesor, perdón por interrumpir, pero esto es importante. ¿Tiene alguna idea de donde está la diadema de Ravenclaw?
—Protego Horribilis... ¿la diadema de Ravenclaw?—Chilló Flitwick. —Un poco de sabiduria extra nunca se pierde, Potter, pero creo que no va a ser de mucho uso en esta situación.
—Solo quise decir... ¿Usted sabe donde está? ¿Alguna vez la ha visto?
Harry sintió una mezcla de decepción desesperada y panico. Entonces, que era el Horcrux?
—¡Debemos encontrarlos a usted a su Ravenclaws en el Gran Comedor, Filius! Díjo la Profesora McGonagall, señalandole a Harry y Luna que la siguieran.
Acababan de alcanzar la puerta cuando Slughorn retumbo en habla
—Mi Dios,— jadeó, palido y sudoroso, su bigote de morsa temblando. ¡Que hacer! No estoy seguro que esto sea prudente, Minerva. Va a encontrar una manera de entrar, usted sabe, y cualquiera de los que han tratado de detenerlo va a estar en gran peligro...
—Voy a esperarlos a usted y a los de Slytherin en Gran Comedor en veinte minutos, tambien,—díjo la profesora McGonagall.—Si desea irse sin sus estudiantes, no lo vamos a parar. Pero si algunos de ustedes tratan de sabotear nuestra resistencia o tomar armas en contra de nosotros dentro del castillo, entonces, Horacio, vamos a hacer un duelo hasta matar.
—¡Minerva!—díjo, horrorizado.
—Ha llegado el momento que la Casa de Slytherin decida cuales son sus lealtades,—Interrumpió la profesora McGonagall.— Ve y despierta a tus estudiantes, Horace.
Harry no se quedó para ver a Slughorn balbucear: El y Luna correron detras de la Profesora McGonagall, quien habia adoptado una posiciónen la mitad del corredor y alzó su varita.
—Piertotum...oh, por el amor de Dios, Filch, ahorita no...
El viejo portero acababa de aparecer, gritando —¡Estudiantes fueras de sus camas! ¡Estudiantes en los corredores!
—¡Se supone que estén afuera, idiota!— Gritó McGonagall.— ¡Ahora, vaya y haga algo constructivo! ¡Encuentre a Peeves!
—¿P-Peeves?— tartamudeó Filch como si nunca hubiera oido ese nombre antes.
—Si, Peeves, tonto, ¡ Peeves! ¿No ha estado quejandose de el por un quarto de siglo? ¡Vaya y traigalo, ahora!
Evidentemente, Filch pensó que la profesora McGonagall se había vulto loca, pero se fue cojeando, con los hombros jorobados, susurrando en voz baja.
—Y ahora... ¡Piertotum Locomotor! Chilló la Profesora McGonagall.
Y atravez del corredor las estatuas y armaduras saltaron fuera de su pedestal, y con golpes resonantes de los pisos de arriba y abajo, Harry sabía que sus compañeros atravez del castillo habían hecho lo mismo.
—¡Hogwarts está amenazada!— Gritó lal Profesora McGonagall.— ¡Cuiden los alrededores, protegenos, cumplan con su deber en esta escuela!
Haciendo ruidos y gritando, el rebaño de statuas móviles se precipitó delante de Harry: Algunos de ellos más pequeños, otros mas grandes, que un sers humano. Tambien habían animales, y las armaduras con su sonido metálico empuñaron espadas y pelotas en cadenas con púas.
—Ahora, Potter,—díjo McGonagall,—Es mejor que usted y la Señorita Lovegood se devuelvan con sus amigos y los traigan al Gran Comedor... Yo despertaré a los otros de Gryffindor.
Ellos se fueron cuando estában en el último escalon, Harry y Luna corriendo hacia la entrada oculta hacia el Cuarto de Requerimientos. Mientras corrían, se encontraron con grupos de estudiantes, casi todos con su capa de viaje sobre sus pijama, siendo guiados hacia el Gran Comedor por maestros y prefectos
—¡Ese era Potter!
—¡Harry Potter!
—¡Era el, lo juro, lo acabé de ver!
Pero Harry no los miró, y finalmente llegaron a la entrada del Cuarto de Requerimientos. Harry se inclinó hacia la pared encantada, que se abrió para dejarlos entrar, y el y Luna corrieron hacia la escalera
—¿Qu...?
Mientras el cuarto salió a la vista, Harry bajó unos escalones del shock. Estaba llena, más llena de cuando el había estado ahí. Kingsley y Lupin estaban mirandolo a el, como también Oliver Wood, Katie Bell, Angelina Johnson, y Alicia Spinner, Bill y Fleur, y el Señor y la Señora Weasley.
—Harry, ¿que está pasando?— díjo Lupin, encontrandose con él al final de las escaleras.
—Ya viene Voldemort, están haciendole barricadas a la escuela...Snape se escapó... ¿Que están haciendo aquí? ¿Cómo sabían?
—Le mandamos mensajes al resto del Ejercito de Dumbledore,—explicó Fred.— No esperabas que todos se perdieran de la diversión, Harry, y el E.D. le contó a la Orden del Fenix, y todo se juntó.
—¿Primero qué, Harry? Díjo George. —¿Qué está pasando?
—Están evacuando los niños mas jóvenes y todos se estan reuniendo en el Gran Comedor para organizarse,—Díjo Harry.—Vamos a pelear.
Hubo un gran clamor y una oleada hacia el final de las escaleras; el estaba presionado en contra de la pared mientras corrian después de el, los miembros de la Orden del Fenix, el Ejercito de Dumbledore, y el viejo equipo de Quidditch de Harry mezclados, todas sus varitas afuera, caminando hacia el castillo principal.
—Vamos Luna,—Dean llamó mientras pasaba, dando su mano libre; ella la tomo y lo siguió arriba de las escaleras.
El grupo de personas se estaba haciendo mas pequeño: Solo un pequeño grupo de personas quedaban en el Cuarto de Requerimientos, y Harry se les unió. La Señora Weasley estaba luchando con Ginny. Al rededor estaba Lupin, Fred, George, Bill, y Fleur.
—Eres menor de edad!— le gritó la Señora Weasley a su hija mientras Harry se acercaba.— ¡No lo permitiré! Los hombres, si, pero tu, ¡tu tienes que ir a casa!
—¡No lo haré!
El cabello de Ginny voló cuando tiró su brazo fuera del puño de la Señora Weasley.
—Estoy en el Ejercito de Dumbledore...
—¡Una pandilla de adolescentes!
—¡Una pandilla de adolescentes que va a pelear contra el, lo que nadie se ha atrevido a hacer!— díjo Fred.
—¡Ella tiene dieciseis años!—gritó la Señora Weasley.— ¡No es lo sufisientemente grande! Ustedes dos estaban pensando entraerla con ustedes...
Fred y George se veian avergonzados.
—Mi mamá tiene razón, Ginny,—díjo Bill gentilmente. —No puedes hacer esto. Todos los menores de edad tienen que irse, es lo justo.
—¡No puedor ir a casa!— Gritó Ginny, furiosa y con lagrimas brillandole en los ojos. —Toda mi familia esta aquí, no puedo quedarme parada a esperar sola sin saber y...
Sus ojos se encontraron con los de Harry por primera vez. Lo miró suplicantemente, pero el díjo que no con la cabeza y ella se volteó rencorosamente.
—Está bien,— d’ijo, mirando hacia la entrada del tunel que llegaba a la Cabeza de Puerco. —Voy a despedirme ahora, luego, y....
Se oyeron pies arrastrandose y un gran ruido sordo: Alguien más había salido del tunel, perdió un poco el equililbrio, y calló. Se paró con la silla mas cercana, miró al rededor detras de sus lentes de sus lentes torcidos, y díjo, —¿Llegué tarde? ¿Ya empezó? Me acabé de enterar, entonces yo...yo...
Percy quedó en silencio. Evidentemente nohabía esperado encontrarse con la mayoria de su familia. Hubo un momento de asombro, que fue interrumpido por Fleur diciendole a Lupin, en un intento muy transparente de romper la tension, —¿Y... como está el pequeño Teddy?
Lupin le parpadeó, sorprendido. El silencio entre los Weasleys se solidificó, como un hielo.
—Yo...oh si... ¡está bien!—Díjo Lupin fuertemente.—Si, Tonks esta con el...en la casa de su madre...
Percy y los otros Weasleys todavía se estaban mirando, congelados.
—¡Mira, tengo una foto!—Gritó Lupin, sacando la foto del bolsillo de su chaqueta y mostrandoselo a Fleur y Harry, quien vió un pequeño bebe con un mechón de colór turquesa, salundando con gordas manos a la camara.
—¡Fuí un estupido!— Rugió Percy, tan duro que Lupin casi bota la foto.—Fuí un idiota, fui un presumido, fuí un...un...
—Un idiota, amante del ministerio, repudiante de la familia, hambriento de poder,— díjo Fred
Percy pasó saliva
—¡Si, lo fuí!
—Bueno, no puedes decir mejor que eso,— díjo Fred, dandole la mano a Percy
La Señora Weasly empezó a llorar. Corrió hacia adelante, empujó a Fred, y le dió a Percy un abrazo estrangulador, mientras el le daba palmaditas en la espalda, sus ojos mirando a su padre.
—Perdoname, padre,— díjo Percy
El Señor Weasly parpadeo rapidamente, luego tambien se apuró a abrazar su hijo.
—¿Que te hizo volver a tus sentidos, Perce?— Preguntó George.
—Me ha estado pasando por un tiempo,—díjo Percy, limpiandose los ojos debajo de los lentes con la esquina de su capa. —Pero tenia que encontrar una manera de salirme y no es facil en el Ministerio, estan mentiendo a la carcel a los traidores. Logré contactarme con Alberforth y me paso el dato hace diez minutos que Hogwarts iba a pelear, entonces aqui estoy.
—Bueno, si esperamos que nuestros prefectos sean lideres en momentos como este,— díjoGeorge con una buena imitacíon del gesto más presumido de Percy.—Ahora vamos a arriba y peleemos, o todos los mejores Mortifagos ya estaran tomados.
—¿Entonces, tu eres mi cuñada ahora?—díjo Percy, dandole la mano a Fleur mientras caminaban hacia las escaleras con Bill, Fred, y George.
—¡Ginny!—gritó la señora Weasley.
Ginny estaba tratando, aprovechando la reconciliación, de subir a escondidas.
—Molly, que opinas,— díjo Lupin.— ¿Por qué no se queda Ginny, asi almenos esta en la escena y sabe lo que está pasando, pero no estarán en la mitad de la pelea?
—Yo...
—ES una buena idea,—díjo el señor Weasley firmemente. —Ginny, te quedas en este cuarto, ¿entiendes?
A Ginny no le gustó mucho la idea, pero bajo la mirada preocupada de su padre, asintió. La Señora y el Señor Weasly y Lupin caminaron hacia las escaleras tambien.
—¿Dónde está Ron?—Preguntó Harry.— ¿Dónde está Hermione?
—Deben estar en el Gran Comedor,—díjo el Señor Weasley.
—No los vi pasar,— díjo Harry.
—Dijeron algo sobre un baño,—díjo Ginny,—Poco después de que te fuiste.
—¿Un baño?
Harry caminó atravez del cuarto hacia una puerta abierta que llevaba al Cuarto de Requerimientos y buscó en el baño. Estaba vacio.
—¿Estás segura de que dijeron bañ...?
Pero luego su cicatriz le quemóy el Cuarto de Requerimientos desapareció: El estaba mirando atravez de las altas rejas de hierro con jabalís con alas en columnas en cada lado, mirando atravez del oscuro campo hacia el castillo, que estaba ardiendo con luces. Nagini estaba sobre sus hombros. Estaba poseido con ese sentimiento cruel y frio de un proposito precedia asesinato.
El cielo encantado del Gran Comedor estaba oscuro y salpicado de estrellas, y debajo de él, las cuatro largas mesas de las cuatro casas estaban alineadas, llenas de alumnos desaliñados, algunos con sus capas de viaje, otros en capas de gala. Aquí y allá brillaba el resplandor perlado de las figuras fantasmales que poblaban la escuela. Cada ojo, vivo o muerto, estaba fijo sobre la Profesora McGonagall, quien estaba hablando desde la plataforma superior del Comedor. Detrás de ella permanecían los demás profesores, incluido el centauro Firenze, además de los miembros de la Órden del Fénix que habían venido a luchar.
-...evacuación será supervisada por el Señor Filch y Madam Pomfrey. Prefectos, cuando de la señal, organizarán a los miembros de sus casas y llevarán a sus compañeros ordenadamente hacia los puntos de evacuación.
Muchos de los estudiantes se veían petrificados. Sin embargo, mientras Harry bordeaba las paredes mientras ojeaba la mesa de Gryffindor en busca de Ron y Hermione, Ernie Macmillan se levantó de su asiento en la mesa de Hufflepuff y gritó:
- ¿Y qué pasa si nos queremos quedar y pelear?
Hubo algunos aplausos alrededor.
- Si eres mayor de edad te puedes quedar.
- ¿Qué pasará con nuestras cosas? – dijo una chica en la mesa de Ravenclaw. - ¿Nuestros libros? ¿Nuestras lechuzas?
- No hay tiempo para recoger posesiones – dijo la profesora McGonagall -. Lo más importante es llevarlos a un lugar seguro.
- ¿Dónde está el profesor Snape? – gritó una alumna de la mesa de Slytherin.
- Para usar una frase común, se ha largado. – replicó la profesora McGonagall, y una gran aclamación surgió de las mesas de Gryffindor, Hufflepuff y Ravenclaw.
Harry se movió cerca de la mesa de Gryffindor, aún buscando a Ron y Hermione. Mientras pasaba, los rostros se movieron en su dirección, y las personas murmuraban a su paso.
- Ya hemos puesto protección alrededor del castillo, – estaba diciendo la profesora McGonagall – pero es poco probable que aguantemos mucho a menos que la reforcemos. Así pues, debo pedirles que se muevan rápida y calmadamente, y que hagan lo que sus prefectos-
Pero sus palabras finales se ahogaron cuando una voz diferente hizo eco en el Gran Comedor. Era aguda, fría y clara. Era imposible decir de dónde provenía; parecía salir de las mismas paredes. Como los monstruos que una vez comandó, tal vez yació allí, dormida, por siglos.
- Sé que se están preparando para pelear.- Hubo gritos entre los estudiantes, y algunos se agarraban de los otros, mirando a su alrededor, despavoridos, buscando la fuente del sonido. – Sus esfuerzos son fútiles. No pueden pelear contra mí. No quiero matarlos. Tengo un gran respeto por los profesores de Hogwarts. No quiero derramar sangre mágica.
Se hizo el silencio en el Gran Comedor, el tipo de silencio que te presiona los oídos, que es demasiado grande como para ser contenido por las paredes.
- Denme a Harry Potter,- dijo la voz de Voldemort,- y nadie será lastimado. Denme a Harry Potter y no tocaré la escuela. Denme a Harry Potter, y serán recompensados... Tienen hasta media noche.
El silencio se los tragó nuevamente. Cada cabeza, cada par de ojos parecían haber encontrado a Harry, capturado en el resplandor de miles de rayos invisibles. En ese momento, una figura se levantó de la mesa de Slytherin, y Harry reconoció a Pansy Parkinson cuando levantó un brazo tembloroso y gritó:
- ¡Pero si ahí está! ¡Potter está allá! ¡Alguien sujételo!
Antes de que Harry pudiera hablar, hubo un movimiento masivo. Los Gryffindors en frente de él se levantaron y enfrentaban no a Harry, si no a los Slytherins. En ese momento los Hufflepuffs se levantaron, y casi al mismo tiempo lo hicieron los Ravenclaws, todos con sus espaldas hacia Harry, todos mirando a Pansy, y Harry, atemorizado y abrumado, vió como las varitas salían de todas partes, de los bolsillos de las capas y de debajo de las mangas.
- Gracias, señorita Parkinson – dijo la profesora McGonagall de manera cortante-. Usted saldrá del Gran Comedor primero, junto al señor Filch. El resto de su casa, acompáñenla.
Harry escuchó el rechinar de los bancos y luego el sonido de los Slytherins del otro lado del Gran Comedor.
- Ravenclaws, ¡síganlos!- dijo la profesora McGonagall.
Lentamente las cuatro mesas se vaciaron. La mesa de Slytherin estaba completamente desierta, pero unos cuantos de los alumnos más viejos de Ravenclaw se quedaron sentados mientras sus compañeros salían. Aún más Hufflepuffs se quedaron atrás, y la mitad de Gryffindor se quedó en sus asientos, provocando que la profesora McGonagall bajara de la plataforma para arrear a los más pequeños hacia afuera.
- ¡Absolutamente no, Creevey! ¡Y tú también, Peakes!
Harry se apresuró hacia los Weasleys, quienes estaban sentados todos juntos en la mesa de Gryffindor.
- ¿Dónde están Ron y Hermione?
- ¿No has encontrado-?- empezó el señor Weasley, preocupado, pero se interrumpió cuando Kingsley avanzó a la plataforma de los profesores para dirigirse a los que habían permanecido en el Gran Comedor.
- Tenemos sólo media hora para la media noche, así que hay que actuar rápido. Se ha llegado a un acuerdo acerca del plan de batalla entre el profesorado y la Órden del Fénix. Los profesores Flitwick, Sprout y McGonagall llevarán grupos de luchadores a las tres torres más altas: Ravenclaw, Astronomía y Gryffindor, donde tendrán una buena visión general del terreno y excelentes posiciones para lanzar hechizos. Mientras tanto, Remus, – indicó a Lupin – Arthur – apuntó al señor Weasley, sentado a la mesa de Gryffindor – y yo, llevaremos grupos a los jardines. Necesitamos a alguien que se encargue de organizar la defensa de las entradas de los pasadizos al castillo-
- Suena como un trabajo para nosotros.- dijo Fred, indicándose a sí mismo y a George, a lo que Kingsley asintió.
- ¡Muy bien, líderes, vengan acá arriba y dividamos las tropas!
- Potter – dijo la profesora McGonagall, apresurándose a donde éste estaba -, ¿no se supone que deberías estar buscando algo?
- ¿Qué? Oh, – dijo Harry – ¡Oh, sí!
Casi se había olvidado del Horrocrux, casi había olvidado que la batalla sería peleada para que él pudiera buscarlo. La inexplicable ausencia de Ron y Hermione había desvanecido de su mente cualquier otro pensamiento por unos momentos.
- Pues ve, Potter, ¡ve!
- Claro, sí...
Sentía los ojos que lo seguían mientras corría fuera del Gran Comedor, hacia la entrada principal aún llena de alumnos que estaban siendo evacuados. Se permitió ser barrido con ellos hasta la escalera de mármol, pero ya arriba se desvió hacia un corredor desierto. Miedo y pánico nublaban sus pensamientos. Intentó calmarse, concentrarse en encontrar el Horrocrux, pero sus pensamientos zumbaban tan frenética e infructuosamente como avispas encerradas en una caja de vidrio. Sin Ron y Hermione para ayudarlo parecía como si no pudiese ordenar sus ideas. Aminoró la velocidad, deteniéndose a mitad de un pasillo vacío, se sentó en el pedestal de una estatua y sacó el Mapa del Merodeador de la bolsa atada a su cuello. No podía ver los nombres de Ron o Hermione en ninguna parte, aunque la densidad de puntitos moviéndose hacia la Sala de los Menesteres podía estar ocultándolos, pensó. Guardó el mapa, se tapó la cara con las manos y cerró los ojos, intentando concentrarse...
Voldemort pensó que yo iría a la torre de Ravenclaw.
Allí estaba, un hecho sólido, el punto de partida. Voldemort había estacionado a Alecto Carrow en la Sala Común de Ravenclaw, y sólo podía haber una explicación: Voldemort temía que Harry ya supiese que su Horrocrux estaba conectado a esa casa.
Pero el único objeto que todo el mundo asociaba con Ravenclaw era la diadema perdida... ¿Y cómo podía el Horrocrux ser la diadema? ¿Cómo era posible que Voldemor, un Slytherin, hubiese encontrado la diadema que había eludido a generaciones enteras de Ravenclaws? ¿Quién podría haberle dicho dónde buscar, cuando nadie que viviera podía recordar haberla visto siquiera?
Nadie que viviera...
Bajo sus dedos, los ojos de Harry se abrieron. Saltó del pedestal e hizo el camino de regreso por donde había venido, ahora buscando a su última esperanza. El sonido de cientos de personas marchando hacia la Sala de los Menesteres crecía y crecía mientras iba hacia la escalera de mármol. Los prefectos gritaban instrucciones, intentando llevar la cuenta de los estudiantes de sus casas; había muchos empujones y empellones; Harry vio a Zacharias Smith aullarle a los de primero para que se pusieran de primeros en la fila; aquí y allá los más jóvenes lloraban, mientras los mayores llamaban desesperadamente a amigos o hermanos.
Harry vio a una figura de color blanco perlado flotando a través del Salón Principal más abajo, y gritó lo más fuerte que pudo sobre el clamor existente.
- ¡Nick! ¡NICK! ¡Necesito hablar contigo!
Harry se abrió camino a través de la marea de estudiantes y finalmente alcanzó la parte inferior de las escaleras, donde Nick Casi Decapitado, el fantasma de la torre de Gryffindor, lo esperaba.
- ¡Harry, muchacho!
Nick intentó agarrar las manos de Harry entre las suyas, dejando las de Harry con la sensación de haberlas metido en un balde de agua helada.
- Nick, tienes que ayudarme. ¿Quién es el fantasma de la torre de Ravenclaw?
Nick Casi Decapitado lo miró sorprendido y un poco ofendido.
- La Dama Gris, por supuesto, ¿ero si lo que requieres son los servicios de un fantasma...?
- Tiene que ser ella - ¿sabes dónde está?
- Pues, déjame ver...
La cabeza de Nick se tambaleó encima del encaje de su cuello, mientras volteaba de aquí a allá, esforzándose por ver sobre las cabezas del enjambre de alumnos.
- Es esa de allá, Harry, la joven de cabello largo.
Harry miró en la dirección a la que apuntaba el dedo transparente de Nick, y vió un fantasma alto que interceptó la mirada de Harry, enarcó las cejas, y se alejó flotando, atravesando una pared.
Harry corrió tras ella, una vez que había atravesado la puerta del corredor por el cual ella había desaparecido, la vio justo al final del pasillo, aún flotando suavemente, alejándose de él.
- Hey, espera, ¡vuelve!
Ella accedió a detenerse, flotando unas pulgadas por encima del piso. Harry supuso que era hermosa, con el cabello largo hasta la cintura y una capa larga que llegaba al piso, pero también se veía altiva y orgullosa. Al acercarse, la reconoció como un fantasma a la que había pasado varias veces en el corredor, pero con la cual nunca había hablado.
- ¿Eres la Dama Gris?
Ella asintió, pero no habló.
- ¿El fantasma de la torre de Ravenclaw?
- Eso es correcto.
Su tono no era alentador.
- Por favor, necesito tu ayuda. Necesito que me digas cualquier cosa que puedas acerca de la diadema perdida.
Una sonrisa fría curvó sus labios.
- Temo – dijo mientras giraba para irse – que no puedo ayudarte.
- ¡ESPERA!
No era su intención gritar, pero la furia y el pánico amenazaban con abrumarlo. Miró su reloj mientras ella planeaba lejos de él. Era un cuarto para las doce.
- Esto es urgente. – dijo con fiereza. – Si esa diadema está en Hogwarts, tengo que encontrarla, rápido.
- No eres el primero que codicia esa diadema – dijo ella desdeñosamente -. Generaciones enteras de estudiantes me han acosado -
- ¡Esto no es para sacar mejores calificaciones! ¡No es para usarla! – Harry gritó – Es acerca de Voldemort – vencer a Voldemort – ¿o no estás interesada en eso?
Ella no podía sonrojarse, pero sus mejillas transparentes se volvieron más opacas, y su voz sonaba acalorada cuando replicó: - ¡Por supuesto que yo - ¿Cómo te atreves a sugerir-?
- ¡Pues ayúdame entonces!
Su compostura se resquebrajaba.
- No ~ No es un asunto de ~ La diadema de mi madre ~
- ¿De tu madre?
Ella se veía enojada consigo misma
- Cuando vivía – dijo tiesamente – yo era Helena Ravenclaw.
- ¿Eres su hija? Pero, entonces, ¡debes saber lo que pasó con la diadema!
- Aunque la diadema otorgue sabiduría – dijo ella con un obvio esfuerzo por controlarse – dudo que pueda incrementar tus oportunidades de vencer al mago que se hace llamar Lord ~
- ¿No acabo de decirte que no estoy interesado en usarla? – dijo Harry fieramente – No tengo tiempo para explicarlo, pero si te importa Hogwarts, si quieres ver a Voldemort vencido, ¡tienes que decirme lo que sepas acerca de la diadema!
Ella permaneció quieta, flotando y mirándolo fijamente, y un sentimiento de desesperanza embargó a Harry. Claro, si ella hubiese sabido algo se lo hubiese dicho a Flitwick o a Dumbledore, quienes seguramente ya le habrían hecho la misma pregunta en el pasado. Harry sacudió la cabeza e hizo ademán de irse, cuando ella habló en voz baja:
- Yo le robé la diadema a mi madre.
- Tú ¿hiciste qué?
- Yo robé la diadema.- repitió Helena Ravenclaw en un suspiro.- Quería hacerme más inteligente, más importante que mi madre. Me escapé con la diadema.
Harry no sabía cómo había hecho para ganarse su confianza, y no se lo preguntó. Sólo escuchó intensamente mientras ella continuaba.
- Mi madre, dice, nunca admitió que la diadema se había perdido, siempre fingió que aún la tenía. Disimuló su pérdida, mi terrible traición, incluso ante los otros fundadores de Hogwarts.
- Entonces cayó enferma ~ fatalmente enferma. A pesar de mi perfidia, ella estaba desesperada por verme una vez más. Envió a buscarme a un hombre que me había amado por largo tiempo, aunque yo rechacé sus avances. Ella sabía que él no descansaría hasta que me encontrara.
Harry esperó. Ella inhaló profundamente y echó hacia atrás su cabeza.
- Él me rastreó por el bosque en el que me hallaba escondida. Cuando me negué a volver con él, se puso violento. El Barón siempre fue un hombre temperamental. Furioso por mi negativa, celoso de mi libertad, me apuñaló.
- ¿El Barón? ¿Quieres decir...?
- El Barón Sangriento, sí.- dijo la Dama Gris, y levantó un poco la capa para mostrar una única herida oscura en su blanco pecho.- Cuando vio lo que había hecho, se sintió agobiado por los remordimientos. Tomó el arma que había reclamado mi vida y la usó para matarse a sí mismo. Todos estos siglos ha estado usando esas cadenas como un acto de penitencia... Y bien que debería.- añadió con amargura.
- Y ¿la diadema?
- Permaneció donde la escondí cuando escuché al Barón dar tumbos por el bosque buscándome. Escondida dentro de un árbol hueco.
- ¿Un árbol hueco? – repitió Harry - ¿Qué árbol? ¿Dónde fue eso?
- Un bosque en Albania. Un lugar solitario que pensé estaba fuera del alcance de mi madre.
- Albania. – repitió Harry. Todo tenía sentido para Harry, quien libre de la confusión, entendía ahora por qué ella le había dicho ahora todo lo que le había negado a Dumbledore y a Flitwick. – Ya le has contado esta historia a otra persona, a un alumno, ¿verdad?
Ella cerró los ojos y asintió.
- Yo no... tenía idea... Él era... halagador. Él parecía... entender... compadecerse...
Sí, pensó Harry. Tom Riddle ciertamente habría entendido el deseo de Helena Ravenclaw de poseer objetos fabulosos a los que tenía pocos derechos.
- Bueno, no fuiste la primera persona a la que Tom Riddle le sonsacó información.- dijo Harry entre dientes - Podía ser encantador cuando quería...
Así que Voldemort se las había arreglado para sonsacarle a la Dama Gris la localización de la diadema perdida. Había viajado a ese bosque y recuperado la diadema de su escondite, tal vez tan pronto como dejó Hogwarts, incluso antes de empezar a trabajar en Borgins and Burkes.
¿Y no habían sido esos bosques un lugar seguro y recluido cuando muchos años más tarde Voldemort necesitó pasar desapercibido, sin ser molestado, por diez largos años?
Pero la diadema, una vez que se hubo convertido en su precioso Horrocrux, no permaneció en ese modesto árbol... No, la diadema había sido secretamente devuelta a casa, a su lugar, y Voldemort debió haberla puesto allí –
- ¡La noche en que solicitó empleo como profesor! - dijo Harry, terminando su idea en voz alta.
- ¿Disculpa?
- ¡Escondió la diadema en el castillo la noche en que le pidió a Dumbledore que lo dejara enseñar! – dijo Harry. Decirlo en voz alta le permitió a Harry encontrarle sentido a todo. – ¡Debió haberla escondido en su camino desde o hacia la oficina de Dumbledore! Pero aún así valía la pena intentar obtener el empleo. Así podría haber tenido la oportunidad de hacerse con la espada de Gryffindor también... Gracias, ¡muchas gracias!
Harry dejó a la Dama Gris flotando en el sitio, totalmente desconcertada. Mientras daba la vuelta en la esquina hacia el Salón Principal, miró su reloj. Faltaban cinco minutos para la medianoche, y aunque ahora sabía qué era el último Horrocrux, no estaba más cerca de descubrir dónde estaba.
Generaciones de estudiantes habían fracasado en encontrar la diadema, que se sugería no estaba en la torre de Ravenclaw, pero si no allí, ¿dónde? ¿Qué escondite había descubierto Tom Riddle dentro del castillo de Hogwarts que pensó que permanecería en secreto por siempre?
Perdido en especulaciones desesperadas, Harry giró en otra esquina, pero había dado sólo unos pocos pasos por el nuevo corredor cuando las ventanas a su izquierda se abrieron con un ensordecedor ruido, haciéndose añicos. En el momento en el que saltó a un lado, un cuerpo gigantesco entró volando por la ventana y golpeó la pared opuesta. Algo muy grande y peludo se soltó, gimoteando, del bulto recién llegado, y se lanzó sobre Harry.
- ¡Hagrid! – rugió Harry, quitándose de encima a Fang y sus atenciones, mientras la enorme figura barbuda se ponía de pie. - ¿Qué demo...?
- ¡Harry! ¡Estás aquí! ¡Estás aquí! – Hagrid se agachó, le dio a Harry un abrazo que podría haberle roto las costillas, y corrió de regreso a la ventana destrozada.
- ¡Buen chico, Grawpy! – bramó a través del hueco en la ventana.- ¡Te veré en un momento! ¡Se un buen chico!
Más allá de Hagrid, afuera en la oscuridad de la noche, Harry vio estallidos de luz y escuchó un grito extraño y agudo. Miró su reloj. Era medianoche. La batalla había empezado.
- Caracoles, Harry – resolló Hagrid – Así que esto es, ¿eh? Hora de luchar.
- Hagrid, ¿de dónde vienes?
- Escuché a Tú-sabes-quién desde nuestra cueva- dijo Hagrid, lúgubre -. La voz se propaga, vaya que sí. “Tienen hasta media noche para darme a Potter”. Sabía que tú estarías aquí, y sabía lo que debía estar pasando. Bájate, Fang. Así que vinimos a ayudar, yo y Grawpy y Fang. Chapoteamos el camino desde el bosque, y Grawpy nos trajo cargados a Fang y a mí. Le dije que me bajara en el castillo, así que me lanzó por la ventana. No exactamente lo que yo quería pero... ¿Dónde están Ron y Hermione?
- Esa – dijo Harry – es una muy buena pregunta. Vamos.
Corrieron juntos por el corredor, con Fang corriendo patosamente junto a ellos. Harry podía escuchar los ruidos del movimiento en todos los pasillos a los alrededores, pisadas corriendo, gritos; a través de las ventanas podía ver más destellos de luz en los oscuros terrenos.
- ¿A dónde vamos? – dijo Hagrid sin aliento, sacudiendo las losas del suelo con sus pisadas.
- No lo se exactamente. – dijo Harry, girando al azar en una esquina. – Pero Ron y Hermione deben estar por aquí, en algún lado...
Las primeras bajas de la batalla yacían desparramadas en el pasillo frente a ellos: las dos gárgolas de piedra que guardaban la entrada del salón de empleados habían sido hechas pedazos por una maldición que había entrado por otra ventana rota. Sus restos se revolvían débilmente en el suelo, y cuando Harry saltó sobre la cabeza de una de ellas, ésta gimió con desmayo.
- Oh, no te preocupes por mí... yo sólo me quedaré aquí a desmoronarme...
Su feo rostro de piedra hizo pensar repentinamente a Harry en el busto de mármol de Rowena Ravenclaw, con ese extraño tocado, que estaba en la casa de Xenophilius, y luego en la estatua que estaba en la torre de Ravenclaw, con la diadema de piedra sobre sus rizos blancos...
Y al llegar al final del pasillo, el recuerdo de una tercera efigie de piedra vino a su mente: la de un feo y viejo hechicero, sobre cuya cabeza el mismo Harry había puesto una peluca y un viejo sombrero desvencijado. La impresión atravesó a Harry como un trago de whisky de fuego, y casi tropezó por la conmoción.
Sabía, al fin, dónde estaba el último Horrocrux esperando por él...
Tom Riddle, quien no confiaba en nadie y operaba solo, podría haber sido lo suficientemente arrogante como para asumir que él y sólo él había penetrado en los más profundos misterios del castillo de Hogwarts. Por supuesto, Dumbledore y Flitwick, esos alumnos modelo, nunca habían puesto un pie en ese lugar en particular, pero él, Harry, se había desviado del camino regular en sus tiempos de escuela – había al menos un área secreta que él y Voldemort conocían, y que Dumbledore nunca había descubierto –
La profesora Sprout lo sacó de su trance, pues venía haciendo estruendo, seguida por Neville y media docena de otros, todos usando orejeras y llevando en brazos lo que parecían ser grandes plantas en macetas.
- ¡Mandrágoras! – le gritó Neville sobre el hombro a Harry mientras corría – Vamos a dejarlas caer por encima de los muros ¡No les gustará para nada!
Harry sabía dónde ir ahora. Se apresuró, con Hagrid y Fang galopando detrás de él. Pasaron de largo retrato tras retrato, y las figuras pintadas corrieron junto a ellos, magos y brujas en encajes arruchados y calzones, en armaduras y capas, hacinándose unos sobre otros en los lienzos de los demás, gritando las noticias de otras partes del castillo. Cuando llegaron al final del corredor, el castillo entero se sacudió, y Harry supo, cuando una vasija gigante voló de su pedestal con fuerza explosiva, que estaba controlada por encantamientos más siniestros que los de los profesores o los miembros de la Órden.
- ¡Ya está bien, Fang, todo está bien! – gritó Harry, pero el enorme sabueso se dio a la fuga cuando astillas de vajilla volaron como proyectiles a través del aire, y Hagrid corrió pesadamente tras el aterrorizado perro, dejando a Harry solo.
Siguió adelante por los pasillos tambaleantes, con la varita lista, y por la longitud de un pasillo el pequeño caballero pintado, Sir Cardigan, se precipitó de cuadro en cuadro junto a Harry, haciendo sonar su armadura, gritando palabras de aliento, con su pequeño y gordo pony corriendo a medio galope tras él.
- ¡Fanfarrones y granujas! ¡Perros y sabandijas! ¡Ahuyéntalos de aquí, Harry Potter! ¡Despídelos!- Harry se precipitó a rodear una esquina y se encontró a Fred y a un pequeño contingente de estudiantes, incluidos Lee Jordan y Hannah Abbott, parados junto a otro pedestal vacío, cuya estatua solía disimular la entrada a un pasadizo secreto. Sus varitas estaban fuera y estaban escuchando los sonidos que salían del agujero semiescondido.
- ¡Buena noche para esto! - gritó Fred mientras el castillo se estremecía nuevamente, y Harry corrió desenfrenadamente (¿esprintó?), eufórico y muerto de miedo al mismo tiempo. Corrió por otro corredor más, y allí encontró lechuzas por todas partes, a las que la Señora Norris siseaba mientras intentaba golpearlas con sus patas, sin duda para regresarlas a su lugar...
- ¡Potter!
Aberforth Dumbledore se imponía frente a él bloqueando el corredor, con su varita lista para la acción.
- ¡Tengo a cientos de chicos haciendo estropicios por mi pub, Potter!
- Lo se, estamos evacuando, – dijo Harry – Voldemort está –
- atacando porque aún no te han entregado, sí, - dijo Aberforth – No soy sordo, chico. Todo Hogsmeade lo escuchó. ¿Y nunca se les ocurrió a ninguno de ustedes mantener a algunos Slytherin como rehenes? Hay hijos de mortífagos a los que han enviado a la seguridad, ¿sabes? ¿No habría sido más inteligente mantenerlos aquí?
- Eso no detendría a Voldemort, - dijo Harry – y tu hermano nunca lo hubiese hecho.
Aberforth gruñó y se marchó en dirección opuesta.
Tu hermano nunca lo hubiese hecho... Bueno, era la verdad, pensó Harry mientras seguía su carrera: Dumbledore, quien había defendido a Snape por tanto tiempo, nunca hubiese retenido a los alumnos como rehenes...
Y entonces patinó alrededor de una esquina al final del pasillo, y con un grito de alivio y furia mezclados, los vio: Ron y Hermione; ambos con los brazos cubiertos por objetos grandes, curvados, sucios y amarillos, Ron sosteniendo una escoba bajo sus brazos
- ¿Dónde demonios han estado? – les gritó Harry
- En la Cámara Secreta.- dijo Ron.
- En la Cámara - ¿qué? – deteniéndose inestablemente frente a ellos.
- ¡Fue idea de Ron, todo! – dijo Hermione sin aliento - ¿No fue absolutamente brillante? Ahí estábamos, después de irnos, y yo le dije a Ron, incluso si encontrábamos el otro, ¿cómo nos desharemos de él? ¡Aún no nos habíamos deshecho de la copa! ¡Y entonces él pensó en eso! ¡El basilisco!
- ¿Pero qué-?
- Algo para deshacernos de los Horrocruxes.- dijo Ron simplemente.
Los ojos de harry bajaron a los objetos que Ron y Hermione estaban sujetando: colmillos grandes y curvos; arrancados, se daba cuenta ahora, del cráneo de un basilisco muerto.
- ¿Pero cómo llegaron allí? – preguntó, cambiando la mirada de los colmillos a Ron. – ¡Necesitas hablar pársel!
- ¡Lo hizo! – susurró Hermione.- ¡Muéstrale, Ron! – Ron hizo un horrible siseo estrangulado.
- Es lo que hiciste cuando abriste el relicario, - le dijo a Harry disculpándose.- Tuve que intentarlo varias veces para que me saliera bien, pero – se encogió de hombros modestamente – al final entramos.
- ¡Estuvo asombroso! – dijo Hermione - ¡Asombroso!
- Así que...- Harry estaba luchando para mantenerse al nivel – Así que...
- Así que estamos con un Horrocrux más fuera, - dijo Ron, y sacó los restos de la taza de Hufflepuff de debajo de su chaqueta. – Hermione la apuñaleó. Pensé que debería. No había tenido el placer aún.
- ¡Genial! – gritó Harry.
- No fue nada.- dijo Ron, aunque se veía encantado consigo mismo. - ¿Y qué hay de nuevo contigo?
Cuando lo dijo, hubo una explosión sobre sus cabezas. Los tres vieron hacia arriba mientras el polvo caía desde el techo y escucharon un grito distante.
- Sé cómo es la diadema, y ahora sé dónde está – dijo Harry, hablando rápido -. Él la escondió exactamente donde yo tenía escondido mi viejo libro de pociones, donde todo el mundo ha estado escondiendo cosas por siglos. Creyó que él era el único que había encontrado ese lugar. Vamos.
Mientras las paredes temblaban otra vez, Harry guió a los otros dos de regreso a través del pasadizo escondido y bajaron las escaleras, hacia la Sala de los Menesteres. Estaba vacía excepto por tres mujeres: Ginny, Tonks y una bruja anciana que usaba un sombrero comido por las polillas, a quien reconoció inmediatamente como la abuela de Neville.
- Ah, Potter – dijo de manera concisa, como si lo hubiese estado esperando.-, tú puedes decirnos qué es lo que está sucendiendo.
- ¿Está todo el mundo bien? – dijeron Ginny y Tonks al mismo tiempo.
- Hasta donde sabemos – dijo Harry.- ¿Todavía hay gente en el pasadizo al Cabeza de Puerco?
Harry sabía que la Sala no podría transformarse mientras hubiese gente dentro de ella.
- Yo fui la última en entrar – dijo la señora Longbottom -. Sellé la entrada; creo que es poco sabio dejarla abierta ahora que Aberforth ha dejado solo el pub. ¿Has visto a mi nieto?
- Está peleando. – dijo Harry.
- Naturalmente – dijo la anciana orgullosamente -. Discúlpenme, debo ir a asistirlo.- Y con velocidad sorprendente trotó hacia los escalones de piedra.
Harry miró a Tonks.
- Se suponía que tú estarías con Teddy en casa de tu madre, ¿no?
- No podía soportar no saber...- Tonks se veía angustiada – Ella lo buscará. ¿Han visto a Remus?
- Él planeaba llevar a un grupo de luchadores a los terrenos del castillo –
Sin esperar otra palabra, Tonks corrió hacia allá.
- Ginny - dijo Harry -, lo siento, pero necesitamos que tú también te vayas. Sólo por un momento. Luego puedes entrar otra vez.
Ginny estaba encantada de dejar su santuario.
- ¡Después puedes entrar otra vez! – le gritó mientras ella corría siguiendo el camino que siguió Tonks.- ¡Tienes que entrar otra vez!
- ¡Espera un momento! – dijo Ron bruscamente - ¡Nos olvidamos de alguien!
- ¿Quién? – preguntó Hermione.
- Los elfos domésticos, deben estar aún en las cocinas, ¿no es así?
- ¿Quieres decir que deberíamos ponerlos a pelear? – preguntó Harry.
- No- dijo Ron seriamente -, quiero decir que deberíamos sacarlos de aquí. No queremos más Dobbies, ¿o sí? No podemos ordenarles que mueran por nosotros –
Hubo un estrépito cuando los colmillos del basilisco cayeron de los brazos de Hermione. Corriendo hasta ron, se lanzó sobre él, rodeándole el cuello con sus brazos y plantándole un beso en la boca. Ron tiró los colmillos y la escoba que había estado sosteniendo y le respondió con tal entusiasmo que levantó a Hermione del piso.
- ¿Es éste el momento para eso? – preguntó Harry débilmente, y cuando nada pasó excepto que Ron y Hermione se abrazaron con mayor firmeza y se balancearon en donde estaban parados, levantó la voz. - ¡Oi! ¡Hay una guerra aquí! – Ron y Hermione se separaron, pero sus brazos permanecían alrededor del otro.
- Lo se, amigo – dijo Ron, quien se veía como si le hubiesen golpeado la cabeza con una bludger. – Así que es ahora o nunca, ¿no es así?
- No importa eso, ¿qué pasa con el Horrocrux? – gritó Harry - ¿Creen que podrían aguantarse hasta que encontremos la diadema?
- Sí, claro, lo siento – dijo Ron, y él y Hermione empezaron a recoger los colmillos, ambos sonrojados.
Estaba claro que en los minutos en que habían permanecido en la Sala de los Menesteres la situación del castillo se había deteriorado severamente. Las paredes y el techo se tambaleaban más que nunca, el polvo llenaba el aire, y a través de la ventana más cercana Harry podía ver estallidos de luces verdes y rojas tan cercanos al pie del astillo que supo que los mortífagos estaban muy cerca de entrar al lugar.
Mirando hacia abajo, Harry vio a Grawp el gigante serpentear, balanceando lo que parecía una gárgola de piedra arrancada del techo y rugiendo su disgusto.
- ¡Esperemos que pise a algunos de ellos! – dijo Ron mientras más gritos hacían eco desde cerca.
- ¡Mientras no sea ninguno de los nuestros! – dijo una voz. Harry se dio vuelta y vio a Ginny y a Tonks, ambas con sus varitas fuera apuntando a la ventana siguiente, a la que le faltaban varios paneles. Mientras miraba, Ginny envió una bien apuntada maldición a un grupo de luchadores más abajo.
- ¡Buena chica! – rugió una figura que corría entre el polvo hacia ellos, y Harry vio a Aberforth nuevamente, su cabello gris flotando mientras guiaba a un grupo pequeño de estudiantes – Parece como si estuviesen atravesando las almenas, trajeron a sus propios gigantes.
- ¿Has visto a Remus? – le preguntó Tonks.
- ¡Estaba peleando con Dolohov! – gritó Aberforth – ¡No lo he visto desde eso!
- Tonks – dijo Ginny -, estoy segura de que él está bien –
Pero Tonks había corrido tras el polvo que dejó Aberforth.
Ginny se volteó, impotente, hacia Harry, Ron y Hermione.
- Estarán bien – dijo Harry, aunque sabía que eran palabras vacías -. Ginny, regresaremos en un momento, sólo mantente fuera de peligro, mantente a salvo. ¡Vamos! – les dijo a Ron y Hermione, y corrieron de regreso hasta el tramo de pared detrás de la cual la Sala de los Menesteres esperaba para hacer cumplir el deseo de la persona que entrara.
Necesito el lugar donde todo está escondido. Harry rogó dentro de su cabeza, y la puerta se materializó la tercera vez que pasaron frente a la pared.
El furor de la batalla murió en el momento en el que cruzaron el portal y cerraron la puerta tras ellos: Todo estaba silencioso. Estaban en un lugar del tamaño de una catedral y con el tamaño de una ciudad, sus altas paredes construidas con objetos escondidos por estudiantes que se habían marchado hacía largo tiempo.
- ¿Y nunca se dio cuenta de que cualquiera podría haber entrado? – dijo Ron, su voz haciendo eco en el silencio.
- Pensó que él era el único – dijo Harry –. Muy mal para él que yo tuve que esconder cosas aquí en mi tiempo... Por aquí.- añadió – Creo que está por acá... – Aceleraron el paso por los pasillos adecentes; Harry podía escuchar las pisadas de los otros haciendo eco entre las altas pilas de baratijas, de botellas, sombreros, cajas, sillas, libros, armas, escobas, bates...
- Cerca de aquí – murmuró para sí mismo – Cerca... por aquí...
Se adentró más y más en el laberinto, buscando objetos que reconociera de su viaje anterior a esta sala. Su respiración le sonaba muy fuerte a sus propios oídos, y su misma alma parecía tiritar. Allí estaba, justo adelante, el viejo armario de pintura desconchada en el cual había escondido su viejo libro de Pociones, y sobre él, el hechicero de piedra marcado de viruela que usaba una peluca polvorienta y lo que parecía ser una antigua tiara descolorida.
Ya había estirado la mano, auque estaba unos cuantos pies lejos, cuando una voz detrás de él dijo: - Detente, Potter.
Derrapó y se detuvo, y se dio la vuelta. Crabbe y Goyle estaban de pie tras él, hombro con hombro, con sus varitas apuntando Harry. A través del pequeño espacio que quedaba entre sus rostros burlones vio a Draco Malfoy.
- Esa que estás agarrando es mi varita, Potter.- dijo Malfoy, apuntando la que tenía entre las manos entre el espacio que quedaba entre Crabbe y Goyle.
- Ya no lo es – jadeó Harry, intensificando su agarre a la varita de espino.- El que lo encuentra se lo queda, Malfoy. ¿Quién te prestó esa que llevas?
- Mi madre.- dijo Draco.
Harry rió, aunque no había nada gracioso en la situación. No podía escuchar a Ron o a Hermione. Al parecer habían salido de su rango de audición, buscando la diadema.
- ¿Cómo es que no estás con Voldemort? – preguntó Harry.
- Seremos recompensados – dijo Crabbe. Su voz era sorprendentemente suave para una persona tan enorme: Harry no lo había oído hablar casi nunca. Crabbe estaba hablando como un niño pequeño al que le prometieron una bolsa de dulces -. Nos quedamos por aquí. Decidimos no irnos. Decidimos llevarte a él.
- Buen plan – dijo Harry con fingida admiración. No podía creer que estuviese tan cerca, y que su plan fuese a ser frustrado por Malfoy, Crabbe y Goyle. Empezó a alejarse lentamente hacia atrás, hacia donde el Horrocrux yacía ladeado sobre la cabeza del busto. Si sólo pudiese poner sus manos sobre él antes de que la batalla empezara...
- ¿Y cómo entraron aquí? – preguntó, intentando distraerlos.
- Prácticamente viví en la Sala de los Objetos Escondidos durante el año pasado – dijo Malfoy con voz quebradiza -, se cómo entrar.
- Estábamos escondidos en el corredor afuera – gruñó Goyle -. ¡Ahora podemos hacer encantamientos desilusionadores! Y entonces – su rostro se partió en una estúpida sonrisa – ustedes aparecieron justo en frente de nuestros ojos y dijeron que estaban buscando una dia –die- ¡deduma! ¿Qué es una deduma?
- ¿Harry? – la voz de Ron hizo eco repentinamente desde el otro lado de la pared a la derecha de Harry - ¿Estás hablando con alguien?
Con un movimiento de látigo, Crabbe apuntó su varita hacia la montaña de quince pies de muebles, baúles rotos, libros viejos, capas y trastos inidentificables, y gritó -¡Descendo!
La pared empezó a tambalearse, y entonces la parte de arriba se desmoronó sobre el pasillo donde Ron estaba.
- ¡Ron! – bramó Harry, mientras desde un lugar fuera de su vista Hermione gritaba, y Harry escuchó innumerables objetos caer con estrépito sobre el piso del otro lado de la pared desestabilizada: apuntó su varita hacia la muralla y gritó:-¡Finite! - y la misma se estabilizó.
- ¡No! – gritó Malfoy, agarrando el brazo de Crabbe cuando éste hizo la moción de repetir el hechizo - ¡Si destrozas el salón podrías enterrar la diadema en el proceso!
- ¿Cuál es el problema? – dijo Crabbe, liberándose de Malfoy – Si es Potter lo que el Señor Oscuro quiere, ¿a quién le importa una deduma?
- Potter vino a obtenerla – dijo Malfoy con mal disimulada impaciencia a la lenta y no existente agudeza de sus colegas -, así que eso debe significar-
- ¿Debe significar? – Crabbe se dio la vuelta hacia Malfoy con una ferocidad no disimulada - ¿A quién le importa lo que tú pienses? Yo no sigo tus órdenes, Draco. Tú y tu padre están acabados.
- ¿Harry? – gritó Ron de Nuevo, desde el otro lado del montón de trastos - ¿Qué está sucediendo?
- ¿Harry? – imitó Crabbe - ¿Qué está-? ¡No, Potter! ¡Crucio!
Harry se había lanzado a por la tiara; la maldición de Crabbe no le acertó pero golpeó al busto de piedra, el cual voló por los aires; la diadema salió disparada hacia arriba y luego desapareció en la masa de objetos sobre los que el busto cayó.
- ¡ALTO! – Malfoy le gritó a Crabbe, su voz haciendo eco a través de la enorme habitación – El Señor Oscuro lo quiere vivo.
- ¿Y eso qué? No lo estoy matando, ¿o sí? – gritó Crabbe, zafándose del brazo de Malfoy – Pero si puedo, lo haré. De cualquier forma, el Señor Oscuro lo quiere muerto, ¿cuál es la diferen-?
Un chorro de luz escarlata pasó a centímetros de Harry: Hermione había corrido alrededor de la esquina y había lanzado un hechizo aturdidor justo a la cabeza de Crabbe. Falló únicamente porque Malfoy lo empujó fuera de su trayectoria.
- ¡Es la sangre sucia! ¡Avada Kedavra!
Harry vio que Hermione se movió a un lado, y la furia que sintió al ver que Crabbe había intentado matarla borró todo lo demás de su cabeza. Le lanzó un hechizo aturdidor a Crabbe, quien dio traspiés y se quitó de en medio, derribando la varita de Malfoy; la varita rodó fuera de su vista bajo una montaña de muebles rotos y huesos.
- ¡No lo maten! ¡NO LO MATEN! – Malfoy le gritó a Crabbe y a Goyle, quienes estaban apuntando a Harry: el segundo de duda fue todo lo que Harry necesitó.
- ¡Expelliarmus!
La varita de Goyle salió volando de su mano y desapareció en el bastión de objetos que estaban detrás de él; Goyle saltó como un tonto en el sitio, intentando recuperarla; Malfoy saltó fuera del rango del segundo hechizo aturdidor de Hermione, y Ron, apareciendo repentinamente al final del pasillo, le lanzó un maldición paralizadora a Crabbe, que falló por muy poco.
Crabbe giró en redondo y gritó -¡Avada Kedavra! de nuevo. Ron desapareció de un salto para evitar el chorro de luz verde. Malfoy, sin varita, se encogió detrás de un armario de tres patas, mientras Hermione cargaba contra ellos, golpeando a Goyle con un hechizo aturdidor mientras se acercaba.
- ¡Está por aquí en algún lugar! – le gritó Harry, apuntando la pila de bártulos en la que la vieja tiara había caído –. Búscala mientras yo voy y ayudo a R-
- ¡HARRY! – gritó Hermione.
Una ola de sonido crepitante que venía de detrás de él le dio la advertencia del momento. Se dio vuelta y vio a Ron y a Crabbe corriendo lo más rápido que podían hacia ellos.
- ¿Te gusta así, basura? – rugió Crabbe mientras corría.
Pero parecía no tener control sobre lo que había hecho. Llamas de tamaño anormal los perseguían, lamiendo los lados de los montones de basura y baratijas, que se desmoronaban como hollín a su toque.
- ¡Aguamenti! – aulló Harry, pero el chorro de agua que salió de la punta de su varita se evaporó en el aire.
- ¡CORRAN!
Malfoy agarró a Goyle, quien seguía aturdido, y lo arrastró con él; Crabbe los aventajó a todos, viéndose aterrorizado; Harry, Ron y Hermione lo acompañaron en su carrera, y el fuego los perseguía. No era un fuego normal; Crabbe había usado una maldición de la que Harry no tenía conocimiento. Cuando giraron en una esquina las llamas los persiguieron como si estuvieran vivas, como si sintiera, resueltas a matarlos. Ahora el fuego estaba mutando, formando una manada gigante de bestias fogosas: serpientes flameantes, quimeras y dragones se levantaban y caían y se levantaban otra vez, y los detritos de siglos de los que se estaban alimentando eran lanzados a los aires a sus bocas colmilludas, a sus garras afiladas, antes de ser consumidos por la hoguera.
Malfoy, Crabbe y Goyle se habían desaparecido de su vista: Harry, Ron y Hermione se detuvieron; los monstruos de fuego los tenían rodeados, acercándose cada vez más, sus garras, cuernos y colas azotaban el suelo, y el calor era tan sólido como una muralla a su alrededor.
- ¿Qué podemos hacer? – gritó Hermione por encima del ruido ensordecedor del fuego - ¿Qué podemos hacer?
- ¡Aquí!
Harry se hizo con un par de escobas que se veían pesadas de la pila de trastos más cercana, y le lanzó una a Ron, quien montó a Hermione detrás de él. Harry pasó su pierna sobre la segunda escoba y, con fuertes patadas al piso, se levantaron por el aire, fallando por poco el pico carnudo de un raptor flameante que intentó morderlos con sus poderosas mandíbulas. El humo y el calor se hacían insoportables: debajo de ellos, el fuego maldito consumía el contrabando de generaciones de estudiantes cazados, los resultados culpables de mil experimentos prohibidos, los secretos de almas incontables que habían buscado refugio en la habitación. Harry no podía ver rastro de Malfoy, Crabbe o Goyle por ningún lado. Bajó en picado lo más que se atrevió sobre la manada merodeante de monstruos que intentaban encontrarlos, pero no había más que fuego: Qué forma tan terrible de morir... Él nunca quiso esto...
-¡Harry, salgamos de aquí! ¡Salgamos de aquí! – rugió Ron, aunque a través del humo era imposible ver dónde estaba la puerta.
Y entonces Harry escuchó un débil, penoso grito humano entre la terrible conmoción, el estruendo de la llamma devoradora.
- ¡Es demasiado peligroso! – gritó Ron, pero Harry giró en el aire. Sus lentes le daban a sus ojos una pequeña protección contra el humo, rastreó la tormenta de fuego debajo de él, buscando una señal de vida, un miembro o una cara que aún no estuviese achicharrada como madera...
Y entonces los vio: Malfoy con sus brazos bajo el inconciente Goyle, ambos sobre una frágil torre de escritorios achicharrados, y Harry descendió. MAlfoy lo vió venir y levantó un brazo, pero incluso cuando Harry lo agarró supo de inmediato que no serviría de nada. Goyle era muy pesado y la mano de Malfoy, cubierta de sudor, se resbaló inmediatamente de la mano de Harry.
- ¡SI MORIMOS POR CULPA DE ELLOS, TE MATARÉ, HARRY! – rugió la voz de Ron, y, mientras una gran quimera flamenate se abalanzaba sobre ellos, él y Hermione arrastraron a Goyle sobre su escoba y se alzaron, balanceándose y tambaleándose en el aire, mientras Malfoy se subía a la escoba detrás de Harry.
- ¡La puerta! ¡Vamos a la puerta, la puerta! – le gritó MAlfoy a Harry en la oreja, y Harry aceleró, siguiendo a Ron, Hermione y Goyle a través de la nube de humo, apenas capaz de respirar: y alrededor de él, los objetos que aún no habían sido consumidos por las llamas saltaban por los aires, mientras las criaturas invocadas por el fuego maldito las lanzaban alto en celebración: tazas y escudos, un collar destellante, una vieja tiara descolorida...
- ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás haciendo? ¡La puerta es hacia allá! – gritó Malfoy, pero Harry hizo un viraje brusco y descendió en picada. La diadema parecía caer en cámara lenta, dando vueltas y brillando mientras caía en las fauces de una serpiente bostezando, y entonces la agarró, atrapándola alrededor de su muñeca-
Harry giró bruscamente de nuevo cuando la serpiente se abalanzó sobre él; se alzó y se encaminó directamente hacia el lugar en donde, rezaba, la puerta estaba abierta; Ron, Hermione y Goyle se habían desvanecido; Malfoy estaba gritando y sujetaba a Harry tan fuerte que lo lastimaba, entonces, a través del humo, Harry vio una mancha rectangular en la pared y condujo la escoba hacia allá, y momentos después aire limpio llenó sus pulmones mientras chocaban con la pared del corredor frente a ellos.
Malfoy cayó de la escoba sobre su cara, jadeando, tosiendo y teniendo arcadas. Harry se revolcó y se sentó: La puerta a la Sala de los Menesteres se había desvanecido, y Ron y Hermione estaban sentados en el piso, jadeantes, junto a Goyle, quien permanecía inconciente.
- C-Crabbe – se asfixió Malfoy tan pronto como pudo hablar -. Crabbe...
- Está muerto. – dijo Ron ásperamente.
Hubo un silencio, aparte de los jadeos y las toses. Entonces un número de grandes explosiones sacudió al castillo, y una gran cabalgata de figuras transparentes galopó frente a ellos sobre sus caballos, sus cabezas gritando su sed de sangre bajo sus brazos. Harry trastabilló al levantarse cuando la partida de Cazadores Descabezados hubo pasado: La batalla continuaba alrededor de él. Podía escuchar más gritos que los de los de los fantasmas en retirada. El pánico se prendió dentro de él.
- ¿Dónde está Ginny? – dijo cortante – Estaba aquí. Se supone que iba a entrar en la Sala de los Menesteres.
- Córcholis, ¿crees que sirva aún después de todo ese fuego? – preguntó Ron, pero él también se puso de pie, frotándose el pecho y mirando a todos lados - ¿Nos separamos para buscarla?
- No – dijo Hermione levantándose también. Malfoy y Goyle permanecían desplomados y sin esperanza en el suelo, y ninguno de los dos tenía varita – Quedémonos juntos. Yo digo que vayamos... Harry, ¿qué es eso en tu brazo?
- ¿Qué? Oh, sí...
Se sacó la diadema de la muñeca y la levantó. Aún estaba caliente, ennegrecida por el hollín, pero cuando la miró de cerca fue capaz de entender las diminutas palabras grabadas sobre ella: JUICIO MÁS ALLÁ DE LA MEDIDA ES EL TESORO MÁS GRANDE DEL HOMBRE.
Una sustancia semejante a la sangre, negra y alquitranada, parecía gotear de la diadema. De repente Harry sintió la cosa vibrar violentamente, y romperse en sus manos, y cuando lo hizo, creyó escuchar el más débil y distante grito de dolor, haciendo eco no desde los terrenos o desde el castillo, sino desde esa cosa que se había roto entre sus dedos.
- ¡Debe haber sido Fiendfyre! – gimió Hermione, sus ojos sobre la pieza rota.
- ¿Perdón?
- Fiendfyre – fuego maldito – es una de las sustancias que destruye Horrocruxes, pero yo nunca me hubiese atrevido a usarlo, es demasiado peligroso - ¿Cómo aprendió Crabbe a -?
- Debe haberlo aprendido de los Carrows. – dijo Harry, adusto.
- Una lástima que no prestó atención cuando dijeron cómo detenerlo, realmente – dijo Ron, cuyo cabello, como el de Hermione, estaba chamuscado, y su cara ennegrecida -. Si no hubiese intentado matarnos a todos, estaría apenado por su muerte.
- ¿Pero no te das cuenta? – susurró Hermione – Eso significa que sólo nos falta la serpiente – pero se detuvo cuando alaridos y gritos y los ruidos inconfundibles de un duelo llenaron el corredor. Harry vio a su alrededor y su corazón pareció detenerse: los mortífagos habían entrado a Hogwarts. Fred y Percy estaban justo a la vista, ambos batiéndose con hombres enmascarados y encapuchados.
Harry, Ron y Hermione avanzaron a la carrera para ayudar: chorros de luz volaban en todas direcciones y el hombre batiéndose con Percy se echó atrás rápidamente: su capucha cayó y vieron una frente alta y cabello encanecido...
- ¡Hola, Ministro! – bramó Percy, lanzando una maldición a Thicknesse, quien dejó caer su varita y arañó el frente de sus vestiduras, aparentemente terriblemente incómodo - ¿Mencioné que voy a renunciar?
- ¡Estás bromeando, Perce! – gritó Fred mientras el mortífago con el que estaba batallando colapsaba bajo el peso de tres hechizos aturdidores. Thicknesse había caído al piso con pequeñas espinas haciendo erupción por todo su cuerpo; parecía que se estuviese convirtiendo en un erizo de mar. Fred miró a Percy con regocijo.
- De verdad estás bromeando, Perce... Creo que no te había oído bromear desde que tenías- El aire explotó. Se habían agrupado los cinco, Harry, Ron, Hermione, Fred y Percy, con los dos mortífagos a sus pies, uno aturdido, el otro transfigurado, y en ese fragmento de tiempo, cuando el peligro parecía temporalmente a raya, el mundo fue desgarrado en pedazos, Harry se sintió volar por los aires, y todo lo que pudo hacer fue agarrarse lo más firmemente posible a ese pequeño palito de madera que era su única arma, y protegerse la cabeza con los brazos: escuchó los gritos y alaridos de sus compañeros sin una esperanza de saber qué les había sucedido-
Y entonces el mundo se revolvió en dolor y semioscuridad: estaba casi enterrado en las ruinas de un corredor que había sido víctima de un terrible ataque. El aire frío le dijo que un lado del castillo había volado por los aires, y el calor pegajoso en su mejilla le dijo que estaba sangrando copiosamente. En ese momento escuchó un grito terrible que le atenazó las entrañas, que expresaba agonía que ni el fuego ni una maldición pueden causar, y se levantó, tambaleándose, más asustado de lo que había estado en todo ese día, más asustado, tal vez, de lo que había estado toda su vida...
Y Hermione estaba luchando por ponerse en pie entre los escombros, y tres hombres pelirrojos estaban agrupados en el piso donde la pared había explotado. Harry tomó la mano de Hermione mientras se tambaleaban y daban traspiés sobre piedras y madera.
- No... no... ¡NO! – alguien estaba gritando - ¡No! ¡Fred! ¡No!
Y Percy sacudía a su hermano, y Ron estaba arrodillado junto a ellos, y los ojos de Fred miraban fijamente sin ver, el fantasma de su última risa aún grabado en su rostro.
El mundo había terminado entonces ¿por qué la batalla no cesaba, el castillo había caído en un silencio de horror, y cada combatiente tenia los brazos caídos?
La mente de Harry estaba fuera de control, imposibilitada de entender, Fred Weasley no podía estar muerto, la evidencia de sus sentidos le debía estar mintiendo. Y entonces, un cuerpo pasa flotando el agujero hacia el lado de la escuela, y volaron maldiciones hacia ellos desde la oscuridad, pegando en el muro al lado de sus cabezas.
-¡Abajo! – grito Harry, mientras más maldiciones cruzaban la noche. El y Ron habían tomado a Hermione y la empujaban hacia el piso, pero Percy yacía al lado del cuerpo de Fred, protegiéndolo de mas daño; y cuando Harry grito: - Percy, vamos, tenemos que movernos- él negó con la cabeza.- ¡Percy!- Harry vio lagrimas en la cara de Ron, mientras que tomaba de los hombros a su hermano mayor y lo empujaba. Pero Percy se negaba- Percy, no puedes hacer nada por él. Vamos a. -
Hermione grito y Harry se dio vuelta, no necesitaba preguntar por qué. Una araña monstruosa del tamaño de un auto pequeño trataba de escalar y pasar el agujero de la pared, uno de los descendientes de Aragor se había unido a la batalla.
Ron y Harry gritaron a la vez, sus hechizos colisionaron y el monstruo voló hacia atrás, sus piernas se movían horriblemente y desapareció en la oscuridad.
-¡Traje amigos!- Harry llamo a los otros mirando hacia la esquina del castillo, a través del agujero en la pared, las maldiciones habían parado. Mas arañas gigantes trepaban la pared del edificio, liberadas del Bosque Prohibido en el cual los mortifagos habían penetrado. Harry lanzo hechizos aturdidores hacia ellos, dándole al monstruo líder que cayo sobres sus amigos, haciendo que rodaran hacia abajo del edificio, fuera de vista.
Entonces mas maldiciones llegaron por arriba de la cabeza de Harry, tan cerca que sintió la fuerza de éstas volarle el pelo.
-Movámonos, ¡ya! –
Empujando a Hermione delante de él con Ron, Harry se detuvo para mirar al cuerpo de Fred que estaba debajo de la arcada. Percy, dándose cuenta de lo que Harry intentaba hacer dejo de estar pegado al cuerpo y le ayudo, juntos inclinándose para evitar maldiciones que volaban hacia ellos desde los jardines, sacaron a Fred del camino.
-Aquí- dijo Harry y colocaron el cuerpo en un nicho, donde antes había una armadura. No podía
Soportar mirar a Fred otro segundo mas que el necesario y después de asegurarse de que el cuerpo estaba bien escondido, partió detrás de Ron y Hermione.
Malfoy y Goyle habian desaparecido, pero al final del corredor, que estaba ahora lleno de pedazos de muro caídos, vidrios que antes eran ventana, vio a mucha gente corriendo hacia adelante y hacia atrás; si eran amigos o enemigos Harry no pudo distinguir. Dando vuelta a la esquina Percy grito: - ¡Rockwood!- y corrió en dirección de un hombre alto que seguía a unos estudiantes.
-Harry, ¡ aquí!- grito Hermione.
Ella tiraba de Ron hacia atrás de un tapiz que colgaba de la pared. Parecían estar forcejeando y por un segundo Harry pensó que estaban abrazándose otra vez. Entonces vio que Hermione trataba de detener a Ron, de que corriera tras Percy.
-¡ Escúchame! ¡ Escucha Ron! –
-Quiero ayudar......quiero matar mortifagos- Su cara estaba transfigurada manchada de polvo y de humo, temblaba de rabia y dolor.
-Ron, somos los únicos que podemos detener esto, por favor Ron, necesitamos la serpiente, debemos matar a la serpiente- dijo Hermione
Pero Harry, sabia como se sentía Ron persiguiendo otro horcrux no tendría la satisfacción de vengarse, el también deseaba pelear, castigar a aquellos que mataron a Fred y quería encontrar a los otros Weasleys y asegurarse sobre todo, asegurarse de que Ginny no estaba ...pero no podía permitirse esa idea en la cabeza.
-¡Vamos a luchar!-dijo Hermione- ¡vamos a encontrar la serpiente! Pero no perdamos de vista lo que se supone que debemos hacer, somos los únicos que podemos terminar con esto.-
Ella estaba llorando también, secó sus lagrimas y tomo aire para calmarse. Mientras aun sostenía fuertemente a Ron, se volvió hacia Harry.
-Necesitas averiguar donde esta Voldemort, porque tendrá a ala serpiente con él, ¿no?. Hazlo Harry, mira dentro de él.-
¿Por qué fue tan fácil? ¿Porque su cicatriz hacia horas que quemaba, queriendo mostrar lo que Voldemort pensaba? Cerro sus ojos y a su orden de pronto los gritos y estallidos y todos los sonidos discordantes de la batalla se fueron haciendo distantes, como si él estuviera lejos de ellos...
Estaba parado en el medio de un cuarto desolado pero extrañamente familiar, con papel tapiz cayendo de las paredes y las ventanas cubiertas excepto una. Los sonidos del asalto al castillo eran distantes, la única ventana sin tapar dejaba ver distantes rayos de luz donde estaba el castillo, dentro del cuarto en cambio todo estaba oscuro excepto por una única lámpara de aceite,
Movía la varita entre sus dedos, mirándola, sus pensamientos en el cuarto del castillo, el cuarto que solo él había encontrado, el cuarto como la cámara, para el que debe ser inteligente e inquisitivo para descubrirlo...
Confiaba en que el chico no hubiera encontrado la diadema...aunque la mascota de Dumbledore había llegado mas lejos de lo que él había esperado ...mucho mas lejos...
-Mi señor- dijo una voz desesperada y cascada. Se volteó, allí estaba Lucius Malfoy sentado en la esquina más oscura, todavía luciendo las marcas del castigo que recibiera después del ultimo escape del chico. Uno de sus ojos se mantenía cerrado, hinchado.- Mi señor... por favor.....mi hijo...-
-Si tu hijo esta muerto, Lucius, no es mi culpa. No vino a unirse a li, como los otros Slytherins. ¿Quizás tu hijo decidió hacerse amigo de Harry Potter?-
-No, nunca- susurro Malfoy
-Debes desear que no-
-¿Teme ...Mi señor....que Potter muera por otra mano que no sea la suya?- pregunto Malfoy con voz temblorosa- ¿No seria...perdóneme.....más prudente dar por terminada esta batalla, entrar al castillo y buscarlo usted mismo?-
-No finjas, Lucius. Quieres que la batalla termine para saber que le ha pasado a tu hijo. Yo no necesito buscar a Potter, antes de que la noche termine, Potter vendrá a buscarme-
Voldemort dirigió otra vez su mirada a la varita en sus dedos. Le molestaba... y las cosas que molestaban a Lord Voldemort necesitaban ser arregladas...
-Ve, y busca a Snape-
-¿Snape?, ...mi señor..-
-Snape. Ahora lo necesito tengo un... servicio ... que requiere de él. Ve...-
Asustado tambaleándose a través de la luz, Lucius dejo el cuarto. Voldemort continuo parado allí, moviendo la varita entre sus dedos y mirándola.
-Es la única forma, Nagini- susurro y miro a su alrededor, allí estaba la gran serpiente suspendida en el aire, contorneándose graciosamente en el espacio hechizado que había preparado para ella, una esfera transparente, casi como una jaula brillante o un tanque.
Con una exhalación Harry volvió a abrir los ojos en el mismo momento en que sus oídos se llenaban de llantos, golpes y sonidos de batalla.
-Él esta en la Casa de los Gritos. La serpiente está con él, tiene una especie de protección mágica a su alrededor. Mandó a Lucius Malfoy a buscar a Snape.-
-¿Voldemort está en la Casa de los Gritos? – dijo Hermione- ...ni siquiera...ni siquiera está luchando?-
-Él piensa que no necesita luchar- dijo Harry- piensa que voy a ir a él-
-Pero ¿por qué?
-Sabe que estoy buscando los horcruxes, él mantiene a Nagini cerca de él, obviamente voy a tener que ir hasta él para llegar a esa cosa...-
-De acuerdo- dijo Ron, enderezando sus hombros – Así que tu no puedes ir, eso es lo que él quiere, lo que espera. Te quedas aquí y cuidas de Hermione, yo iré y lo traeré ....-
Harry se interpuso ante Ron.
-Ustedes dos quédense aquí, yo iré con la capa de invisibilidad y estaré de vuelta muy rapido.-
-No- dijo Hermione- tiene mucho mas sentido si yo tomo la capa y ...-
-Ni se te ocurra...- dijo Ron- pero antes de pudiera terminar Hermione dijo:- soy tan capaz ....- el tapiz en lo alto de la escalera donde estaban resguardados se abrió.
-¡ Potter! –
Dos dementores enmascarados estaban allí parados, pero antes de que sus varitas estuvieran levantadas ,Hermione gritó - ¡Glisseo!-
Las escaleras bajo sus pies se convirtieron en un tobogán, ella, Harry y Ron bajaron por él sin poder controlar la velocidad, pero tan rápido que los hechizos aturdidores de los hombres pasaban volando sobre sus cabezas. Le tiraron el tapiz que había al final del tobogán y cayeron al piso, pegando contra la pared opuesta.
-¡Duro!- grito Hermione señalando con su varita el tapiz, y sintieron ruidos de golpes contra este que se había convertido en piedra, contra la que los dementores habían chocado.
-¡Vuelve! – grito Ron, y él, Harry y Hermione pasaron a través de una puerta mientras que unos cientos escritorios galopaban pastoreados por la profesora Mc Gonagall. Pareció que ella no los había visto. Su pelo suelto y una marca en su mejilla. Cuando doblo la esquina, sintieron su grito.
-¡A la carga!-
-Harry, tu ponte la capa- dijo Hermione- no te preocupes de nosotros-
Pero él extendió sobre los tres, altos como eran dudaba que alguien viera sus pies a través del humo y el polvo que inundaban el aire, los pedazos de piedras que caían y el reflejo de los hechizos.
Corrieron hacia la siguiente escalera y se encontraron en un corredor lleno de gente batiéndose a duelo. Los retratos de cada lado de los combatientes estaban llenos de figuras que gritaban advertencias y dando ánimos, mientras mortifagos enmascarados y sin mascaras, se batían a duelo con estudiantes y profesores. Dean había ganado una varita y estaba cara a cara con Dolohov. Parvati con Travers, Ron y Hermione levantaron a la vez sus varitas, preparados para atacar, pero los hombres estaban moviéndose tanto que parecía que se lastimarían a sí mismos si lanzaban maldiciones. Aun mientras estaban allí, buscando la oportunidad de actuar, sobrevino un fuerte:
-¡ Wheeeeee!...- y mirando hacia arriba Harry vio a Peeves zumbando arriba de ellos tirando bombas de Snargalutt a los mortifagos, cuyas cabezas de repente se convirtieron en grandes chimeneas verdes que se movían como gusanos.
-¡ Hay alguien invisible aquí!- grito un enmascarado mortifago señalándolos.
Dean hizo lo que pudo para desviar la atención del mortifago, derribándolo con un hechizo aturdidor, Dolohov trato de encontrarlos pero Parvati le lanzo una maldición.
-¡Vamos!- grito Harry, y él , Ron y Hermione se reunieron bajo la capa apretados con las cabezas gachas, a través de la niebla los luchadores resbalándose un poco en los charcos de jugo de Snargalutt, hacia la escalera de mármol del hall de entrada.
-Soy Draco Malfoy. ¡ Soy Draco! Estoy de su lado- Draco estaba en el piso superior con otro mortifago, Harry aturdió a este mientras pasaban. Malfoy miro a su alrededor, implorando, a su salvado y Ron le pego un puñetazo desde debajo de la capa. Malfoy cayo encima del mortifago, su boca sangraba.
-Y esta es la segunda vez que te salvamos la vida esta noche, ¡bastado de dos caras!- grito Ron. Había dos personas mas batiéndose a duelo en las escaleras y en el hall los mortifagos estaban donde quiera que Harry mirara, Yaxley cerca de la puerta principal, en combate con Flitwick, un mortifago enmascarado se batía a duelo con Kingsley justo a su lado. Estudiantes corrían en cualquier dirección, algunos llevando amigos heridos. Harry dirigió un hechizo aturdidor a la mascara del mortifago , fallo pero casi le pega a Neville quien había salido de algún lugar entres los brazos de la Tentaculla Venenosa, que se enredo alegremente en el mortifago más cercano y comenzó a arrollarlo.
Harry, Ron y Hermione rápidamente llegaron a la escalera de mármol, vidrios caídos por el piso y el reloj de Slytherin que marcaba los puntos de la casa había derramado esmeraldas por doquier, por lo que la gente resbalaba mientras que corrían. Dos cuerpos cayeron de una balcón sobre sus cabezas mientras que llegaba al jardín una mancha gris con patas, que Harry pensó era un animal de cuatro patas, cruzo el hall de entrada para clavar sus colmillos en uno de los caídos.
-¡No!- tembló Hermione y con un rayo de su varita, Fenrir Greyback fue lanzado hacia atrás del cuerpo tembloroso de Lavender Brown. Pego contra la baranda de la escalera de mármol y trato de ponerse en pie. Entonces con una luz brillante y blanca y un fuerte crack, una bola de cristal cayo sobre sus cabezas, dejándolo caído en el suelo inmóvil.
-¡ Tengo mas! – grito la profesora Trelawney desde la baranda- Mas para quien quiera. Aquí. - y con un movimiento casi tenistico, una enorme esfera de cristal salió de su bolso, movió su varita en el aire y la bola tomo velocidad atravesando el hall y destrozándose contra una ventana. En ese mismo momento, las pesadas puertas de madera del frente, se abrieron y más arañas gigantes forzaron la entrada del hall.
Gritos de terror llenaron el aire, los luchadores se movieron rápidamente tanto mortifagos como los de Howarts, y rayos verdes y rojos volaron en el aire hacia los monstruos que se encogieron y se volvieron aun as terroríficamente.
¿-¿ Cómo salimos ahora?- grito Ron por arriba de los gritos, pero antes de que Harry o Hermione pudieran contestar fueron hechos a un lado, Hagrid había bajado como un trueno las escaleras moviendo su paraguas rosa floreado.- No los lastimen, no los lastimen- grito Hagrid -¡No! –
Harry olvido todo lo demás, salió de debajo de la capa corriendo tratando de evitar las maldiciones que iluminaban todo el hall.
-¡Hagrid, vuelve!-
Pero ni siquiera había llegado a la mitad del camino hacia Hagrid, cuando vio lo que sucedió Hagrid desapareció debajo de las arañas, y con un gran movimiento estas se retiraron bajo una serie de hechizos. Hagrid quedo dentro de la niebla.
-¡Hagrid!- Harry escucho que alguien amigo o enemigo llamaba, pero no le importó. Estaba bajando los escalones del frente hacia los jardines oscuros y las arañas estaban yendo como un rebaño y no pudo ver a Hagrid .
-¡ Hagrid!-
Pensó que podría sacar un enorme brazo y moverlo entre la neblina y las arañas, pero mientras que los perseguía, su paso fue impedido por un pie monumental, que se movió la oscuridad e hizo el piso donde Harry estuvo parado, temblar. Miro hacia arriba y un gigante estaba delante de él, veinte pies de alto, su cabeza dentro de las sombras, nada salvo sus piernas como árboles eran iluminadas con luz desde las puertas del castillo. Con un brutal y fluido movimiento, lanzo un puñetazo a través de una ventana superior, el vidrio cayo hacia abajo sobre Harry, forzándolo a volver hacia debajo de la puerta de entrada.
-¡OH, mi... !-tembló Hermione mientras que ella y Ron alcanzaban a Harry y mirando al gigante que ahora trataba de tomar gente a través de la ventana.
-¡ No!- grito Ron tomando la mano de Hermione cuando ella levanta su varita, - Si lo aturdes caerá y tirara abajo medio castillo-
-¿Hagger?-
Grawp llego bordeando la esquina del castillo recién allí, Harry se dio cuenta que Grawp era un gigante pequeño. El monstruoso gigante que trataba de aplastar la gente en los pisos superiores, se dio vuelta y gruño. Los escalones de piedra temblaron mientras que el gigante se dirigía hacia su pequeño igual, la boca de Grawp se abrió, mostrando dientes amarillos del tamaño de ladrillos que chocaron con el salvajismo de los leones.
-¡Corran! – grito Harry, la noche estaba llena de gritos y golpes, mientras que los gigantes forcejeaban, tomo la mano de Hermione y bajó los escalones hacia los jardines, Ron cubría la retaguardia. Harry no tenia la esperanza de encontrar y salvar a Hagrid, corrió tan rápido que estaban a medio camino hacia el bosque antes de que sucediera algo repentino. El aire a su alrededor se había congelado el aliento de Harry se había solidificado e su pecho. Sombras se movían en la oscuridad, figuras oscuras se movían en una gran ola hacia el castillo, sus caras tapadas y con la respiración acentuada. Harry, Ron y Hermione se acercaron mientras que el sonido de lucha repentinamente terminó, con un silencio que solo los dementores pueden hacer caer en la noche, Fred se había ido y Hagrid seguramente estaba muriendo o ya estaba muerto...
-Vamos Harry- dijo Hermione con una voz muy, muy lejana- Patronus, Harry, vamos-
Él levantó su varita pero un sentimiento de tristeza los atontaba, ¿ cuantos más tenían que caer muertos que él todavía no sabía? Sintió como si su alma hubiera dejado ya su cuerpo....
-Harry, vamos- grito Hermione-
Cientos de dementores avanzaban hacia ellos, acortando la distancia cada vez mas cerca de Harry, que estaba desalentado, como una promesa de festín. Vio el fox terrier de Ron en el aire correr febrilmente y luego desaparecer, vio el hurón de Hermione desaparecer en el aire, la varita le temblaba en la mano y caso agradecía la sensación de la nada, el no sentir nada...y entonces un rayo plateado, y un zorro pasaron rápidamente las cabezas de Harry, Ron y Hermione. Los dementores retrocedieron, tres personas mas llegaron desde la oscuridad y se pararon a su lado, con sus varitas firmemente empuñadas, conjurando patronus, Luna, Ernie y Seamus.
-Eso es- dijo Luna con coraje, como si estuviera en el cuarto de los requerimientos y fuera una simple practica para el DA – Eso es, Harry...vamos piensa en algo feliz...-
-¿Algo feliz? – dijo Harry con voz cascada
-Estamos aquí todavía – susurró ella- todavía luchamos..vamos....ahora...-
Hubo un chispazo plateado y una luz y entonces con el mayor esfuerzo jamás empleado, la forma salió de su varita, salto hacia adelante y los dementores se fueron en retirada, la noche era tranquila otra vez, pero el sonido de la batalla sonó fuerte en sus oídos.
-No sé como agradecerles- dijo Ron temblando,y girando hacia Luna, Ernie y Seamus- me acaban de salvar...-
Con un gruñido y un temblor de tierra otro gigante salió de la oscuridad en dirección al bosque, era mas alto que ninguno.
-¡Corran!- grito Harry otra vez, pero a los otros no había necesidad de que se les dijera, corrieron y un segundo después, el pie de la criatura cayo exactamente donde ellos habían estado. Harry miró a su alrededor, Ron y Hermione lo seguían pero los otros tres habían desaparecido en la batalla.
-¡ Salgamos de su alcance! –grito Ron, mientras que el gigante movía su garrote, a su vez en el jardín rayos rojos y verdes continuaban iluminando la oscuridad.
-¡Al árbol boxeador!- dijo Harry - ¡Vamos!- de alguna manera levanto un muro en su mente, en un espacio en el cual no podía mirar ahora, pensamientos de Fred y Hagrid, y el terror por la gente que amaba, dentro y fuera del castillo, todo debía esperar, porque ahora tenían que correr; Tenían que alcanzar la serpiente y a Voldemort porque, como dijo Hermione era la única manera de terminar con todo.
Corrió ignorando los rayos de luz que volaban a su alredededor en la oscuridad, y el sonido del lago que rompía como un mar, y el crujir del bosque prohibido en la noche ventosa, a través de los jardines que parecían haberse levantado en rebelión, corrió lo más rápido que había hecho en su vida, y fue él el primero en llegar al árbol; el que había protegido el secreto como a sus raíces con puñetazos y golpes.
Respirando agitadamente, Harry se deslizó hacia abajo buscando en la oscuridad el tronco tratando de ver el nudo del viejo árbol, que lo paralizaba.Ron y Hermione llegaron. Hermione llegó tan sin aliento que no podía hablar.
-Como... ¿cómo vamos a entrar?- dijo Ron – puedo ver el lugar... si tan solo tuviera Crookshanks otra vez...-
-¿Crookshanks? – dijo Hermione doblándose y tomándose el pecho- ¿eres un mago o que?
-Oh si,claro-
Ron miró a su alrededor y entonces dirigió su varita a un palo en el suelo y dijo_ Winguardiam Leviosa- el palo se elevo, cruzo el aire como llevado por una ráfaga de viento y dio directamente en el nudo del tronco cerca de las raíces y el árbol se quedo quieto.
-Perfecto- dijo Hermione
-Espera- por un segundo, mientras que los ruidos de la batalla llenaban el aire, Harry dudo. Voldemort quería que el hiciera esto, que él fuera...¿estaba llevando a Ron y Hermione a una trampa?. Pero la realidad cruel y dolorosa, a única forma era matar a la serpiente y ella estaba al final de ese túnel.
-¿Harry? Aquí venimos, entra! – dijo Ron empujándolo hacia delante.
Harry gateó por el pasaje de tierra escondido entre las raíces. Era mucho mas apretado de lo que había sido la ultima vez que había entrado al túnel. El túnel era de techo bajo, tenían que doblarse hace unos años para avanzar, ahora tenían que gatear. Harry fue primero, su varita lo iluminaba, expectante por el momento de encontrar obstáculos, pero ninguno llegó. Se movían en silencio, la mirada de Harry fija sobre la luz de la varita. Al final el túnel comenzaba a subir y Harry vio una luz plateadla frente.
<!--[if !supportLists]-->- <!--[endif]-->¡La capa!- susurro Hermione- ponte la capa!
Harry buscó detrás suyo y Hermione le ayudó con su mano libre con dificultad y murmuro: - ¡Nox!- y la luz de su varita se extinguio, continuo avanzando son las manos y rodillas, lo mas silenciosamente posible con todos sus sentidos alertas, esperando a cada segundo ser descubierto, escuchar voz fria, ver una luz verde.
Entonces escuchó voces que venían del cuarto directamente arriba de ellos, solo sofocadas por el hecho de que al final del túnel había sido bloqueado con lo que parecía un viejo contenendor.
Harry trataba de respirar, subió hasta la abertura y espió a través de una pequeña hendija entre el contenedor y el muro. El cuarto adelante estaba pobremente iluminado pero pudo ver a Nagini , contorneándose y moviéndose como una serpiente de agua, a salvo en su esfera encantada, que flotaba sin soporte en el aire. Podía ver el final de la mesa y una mano de dedos blancos jugando con su varita.
Entonces Snape habló, y el corazón de Harry se comprimió, Snape estaba a centímetros de donde él estaba escondido.
-Mi señor, su resistencia esta cediendo- dijo Snape
-Y lo esta haciendo sin tu ayuda- dijo Voldemort en voz alta y clara- Eres un mago talentoso Severus, no creó que haya mucha diferencia ahora estamos casi allí... casi...-
-Déjeme encontrar al chico, déjeme traerle a Potter , sé que lo puedo encontrar , Señor. Por favor- Snape con grandes zancadas pasó cerca de la abertura y Harry retrocedió un poco, manteniendo sus ojos fijos en Nagini, considerando si habría algún hechizo que pudiera penetrar la protección a su alrededor, pero no le ocurría nada, Un intento fallido y daría a conocer su ubicación.
Voldemort se paró. Harry lo veía ahora sus ojos rojos, la cara de serpiente, su palidez brillaba en la semi oscuridad.
-Tengo un problema, Severus- dijo Voldemort suavemente.
-¿Señor?- dijo Snape
Voldemort levanto la varita anciana tomándola con delicadeza, con la precisión de un director
- ¿Porque no funciona para mí, Severus? –
En el silencio , Harry imagino que podía escuchar el sesear de la serpiente mientras se arrollaba y se desenrollaba,¿ o era la silibante voz de Voldemort en el aire?
-Mi....mi señor..- dijo Snape- no entiendo, usted ....usted ha realizado magia extraordinaria con esa varita-
-No- dijo Voldemort – hice mi magia acostumbrada , yo soy extraordinario, pero esta varita...no ha revelado las maravillas que prometía. No siento diferencia entre esta varita y la que obtuve de Ollivander todos estos años.-
El tono de Voldemort era tranquilo , pera la cicatriz de Harry comenzó a arder, el dolor crecía en su frente, y sentía un deseo incontrolable de furia dentro de Voldemort.
-No hay diferencia- dijo de nuevo Voldemort.
Snape no habló, Harry podía ver su cara ,¿ sentiría Snape el peligro y estaba buscando as palabras correctas para tranquilizar a su maestro?. Voldemort comenzó a pasearse en el cuarto, Harry lo perdió de vista unos segundos continuaba hablando con voz mesurada , mientras que el dolor y la furia crecían en Harry.
-He pensado mucho, Severus...¿sabes porque te he llamado desde la batalla?-
Y por un momento Harry vio el perfil de Snape, sus ojos fijos en la jaula encantada de la serpiente,.
-No mi señor, pero le ruego que me deje regresar , déjeme encontrar a Potter-
-Suenas como Lucius , ninguno de ustedes entiende a Potter como yo. No necesito que lo encuentres, Potter vendrá a mí, lo conozco. Conozco sus debilidades ¿sabes?, su gran falla. Odiará ver a los otros caer a su alrededor sabiendo que es por él que sucede, querrá detenerlo a toda costa. Él vendrá...-
-Pero mi señor, quizás sea asesinado accidentalmente por otro que no es usted-
-Mis instrucciones a los mortifagos fueron muy claras , capturar a Potter , matar a sus amigos, cuantos más mejor, pero no matarlo a él. Pero es de ti que quiero hablar , Severus, no de Harry Potter. Ha sido invaluable para mí, invaluable. –
-Mi señor conoce que solo quiero servirlo, pero... déjeme ir y encontrar al chico, mi señor. Déjeme traérselo sé que puedo....-
- ¡Te dije que no!- dijo Voldemort, y Harry vio sus ojos rojos cuando volteó, y el rumor de su capa era como el de una serpiente arrastrándose y sintió la impaciencia de él quemándole la cicatriz-
-Mi preocupación en el momento, Severus, es que sucederá cuando finalmente encuentre al chico-
- Mi señor, no puede haber preguntas, seguramente.....-
-Pero hay un problema , Severus, lo hay.-
Voldemort se detuvo y Harry pudo verlo otra vez mientras sostenía la varita anciana en sus dedos blancos hacia Snape.
-¿Porque las dos varitas que use contra Potter fallaron?-
-No ...no puedo contestar a eso...mi señor...-
- ¿No puedes?-
La rabia crecía en la cabeza de Harry, le dolia tanto la frente que se forzo a ponerse el puño en la boca para no gritar, para no llorar de dolor. Cerró sus ojos y de repente él era Lord Voldemort , mirando la pálida cara de Snape.
-Mi varita hizo todo lo que le pedí, Severus, excepto matar a Potter . Dos veces ha fallado, Ollivander me dijo bao tortura del corazón gemelo, me dijo que tomara otra varita y lo hice, tomé la varita de Lucius pero no le hizo nada a Potter.-
-..No tengo explicación...mi señor....-
Snape no miraba a Voldemort , ahora. Sus ojos oscuros estaban fijos en la serpiente, su esfera protectora.
-Conseguí una tercera varita, Severus, la varita anciana, la varita del destino , de la muerte, la tomé de su anterior dueño, la tomé de la tumba de Albus Dumbledore-
Ahora Snape miró a Voldemort , su cara era como una mascara de muerte , de mármol blanco, y tan dura que cuando hablo fue sorprendente ver que alguien vivía detrás de sus ojos vacíos.
-Mi señor, déjeme ir por el chico-
-Toda esta noche cuando estoy a un paso de la victoria , estoy sentado aquí- dijo Voldemort, con voz un poco mas fuerte que un susurro- Pensando , pensando porque la varita anciana se rehúsa a lo que la leyenda dice para su dueño...y creo que tengo la respuesta.-
Snape no habló.
-¿Quizás ya lo sabes? Tú eres inteligente después de todo, Severus, has sido un bueno y fiel sirviente y lamento lo que tiene que suceder-
-Mi señor...-
-La varita anciana no me sirve correctamente porque no soy su amo verdadero , la varita anciana pertenece al mago que mató a su ultimo dueño. Tu mataste a Albus Dumbledore , mientras vivas, Severus, la varita anciana no será verdaderamente mía-
-Mi señor- protestó Snape, levantando su varita.
-No puede ser de otra forma – dijo Voldemort – tengo que tener la varita , Severus. Dominar la varita y dominar a Potter finalmente-
Voldemort surcó el aire con la varita, no le hizo nada a Snape que por un segundo pensó que había sido perdonado, pero entonces la intención de Voldemort se hizo clara. La jaula de la serpiente rodaba por el aire y antes de que Snape pudiera hacer algo mas, lo había atrapado en la cabeza y los hombros, y en lengua parsel Voldemort dijo.- Mata-
Hubo un grito terrible, Harry vio la cara de Snape perder el poco color que le quedaba , emblanquecida y sus ojos negros muy abiertos , mientras los colmillos de la serpiente mordían su cuello trataba de empujar la jaula lejos de sí. Sus rodilla cedieron y cayo al piso.
-Lo lamento- dijo Voldemort finalmente.
Se dio vuelta , no había tristeza en él , ni remordimiento. Era momento de abandonar su escondite y tomar a cargo la batalla. Con la varita que haría ahora su cometido, apuntó a la jaula que mantenía la serpiente y ésta dejó el cuerpo de Snape que estaba en el piso. La sangre salía de las heridas de su cuello, Voldemort salió del cuarto sin mirar atrás, y la gran serpiente flotó otra vez en el aire en su esfera protectora.
Otra vez en el túnel en su propia mente , Harry abrió los ojos, le salía sangre de los nudillos, del esfuerzo por no gritar.
Miraba a través de la abertura entre la pared y el contenedor, viendo un pie temblar en una bota negra en el suelo.
-¡ Harry!- dijo Hermione detrás de él, pero él ya había apuntado con su varita el contenedor que bloqueaba su vista. Subió unos centímetros en el aire y se movió silenciosamente, tan silenciosamente como pudo Harry entró al cuarto.
No sabia porque lo hacia pero se acercó al moribundo , no sabia que sentir cuando vio la cara blanca de Snape , y con los dedos trató de detener la sangre.
Harry sacó la capa de invisibilidad y miró al hombre que odió, mientras con sus ojos negros muy abiertos Snape trató de hablar.
Harry se acercó mas a él y Snape lo tomó de la túnica y lo atrajo hacia él.Un terrible gruñido salió de su garganta.
-Tómalo...tómalo....-
Algo mas que sangre salía del cuerpo de Snape, olor plata y azul , ya sea gas o liquido salió de sus orejas, de su boca y de sus ojos. Harry sabia lo que era, pero no sabia que hacer.
Un cuenco apareció en el aire y cayo en su temblorosa mano, conjurado por Hermione. Harry llenó éste con la sustancia ayudándose con la varita. Cuando estuvo lleno, y Snape parecía no tener mas sangre susurró:
-Mírame...-
Los ojos verdes encontraron los negros , pero después de un segundo algo en las profundidades d la oscuridad pareció desvanecerse dejándolos fijos, blancos y vacíos. La mano que sostenía a Harry cayo al piso y Snape no se movió más.
Harry permaneció arrodillado junto a Snape, simplemente mirándolo, hasta que de pronto una aguda y fría voz habló tan cerca de ellos que Harry se puso de pie de un salto, sujetando firmemente el frasco entre sus manos y pensando que Voldemort había vuelto a entrar a la habitación.La voz de Voldemort resonó desde las paredes y el piso, y Harry se dio cuenta de que estaba hablando para Hogwarts y todo lo que la rodeaba, que quienes vivían en Hogsmeade y todos aquellos que aún peleaban en el castillo lo escucharían tan claramente como si estuviera parado detrás de ellos, sintiendo su aliento en sus cuellos, como un soplo de muerte.- Han peleado – dijo la voz, fría y aguda – Valientemente. Lord Voldemort sabe valorar el coraje.“Aun así, han sufrido grandes pérdidas. Si continúan resistiéndose a mí, todos ustedes morirán, uno por uno. No quisiera que esto pasara. Cada gota de sangre mágica que se derrama es una pérdida y un desperdicio.“Lord Voldemort es piadoso. Ordeno a mis tropas retirarse inmediatamente.“Tienen una hora. Preparen su muerte con dignidad. Traten a los heridos.“Ahora te hablo a ti, Harry Potter. Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarme tú mismo. Esperaré por una hora en el Bosque Prohibido. Si al final de esa hora no has venido a verme, si no te has rendido, entonces la lucha se reiniciará. Pero esta vez yo mismo entraré a la batalla, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré a cada hombre, mujer o niño que trate de protegerte. Una hora.Tanto Ron como Hermione sacudieron sus cabezas frenéticamente, mirando a Harry:- No lo escuches – dijo Ron.- Todo estará bien – recalcó Hermione, con firmeza – Sólo... sólo volvamos al castillo, si ha ido al bosque necesitamos otro plan…La chica miró el cuerpo de Snape, y luego se apresuró en ir hacia la entrada del túnel. Ron fue detrás de ella. Harry recogió la capa de invisibilidad, y luego miró a Snape. No sabía que sentir, excepto una fuerte impresión por como Snape había sido asesinado, y la razón por la que eso había pasado.Se juntaron en su regreso por el túnel, sin que ninguno de los tres hablara, y Harry se preguntó si Ron y Hermione aún podían escuchar a Voldemort resonando en sus cabezas, como a él le ocurría.“Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarme tú mismo. Esperaré por una hora en el Bosque Prohibido… Una hora…”Pequeños paquetes parecían estar esparcidos en el frente del castillo. Faltaba una hora más o menos para el amanecer, y aún así todo estaba en completa oscuridad. Los tres se apresuraron a ir hacia los escalones de piedra. Un perro solitario, del tamaño de un bote pequeño, yacía frente a ellos. No había ninguna otra señal de Grawp o de su atacante. (No distingo casi nada de lo que dice en este párrafo…)El castillo estaba inusualmente silencioso. No había destellos luminosos, ni explosiones, gritos o exclamaciones. Las gárgolas del desierto hall de entrada estaban salpicadas de sangre. Aún había esmeraldas esparcidas por el suelo, junto con trozos de mármol y madera astillada. Parte de las barandillas había sido destrozada.- ¿Dónde estarán todos? – susurró Hermione.Ron iba primero en su camino hacia el Gran Comedor. Harry se detuvo en el umbral.Las mesas de las Casas ya no estaban, y la habitación estaba repleta. Los sobrevivientes se mantenían abrazados en grupos. Los heridos estaban siendo tratados por Madam Pomfrey y algunos ayudantes en una plataforma. Firenze se encontraba entre los heridos, emanaba sangre de su costado, y se sacudía desde donde estaba tendido, incapaz de ponerse de pie.Los muertos se encontraban en una fila en el medio del salón. Harry no podía ver el cuerpo de Fred, ya que su familia lo rodeaba. George estaba arrodillado junto a su cabeza, la señora Weasley; tendida sobre el pecho de Fred, temblando incontrolablemente. El señor Weasley le acariciaba el cabello, mientras las lágrimas caían de sus ojos.Sin decirle nada a Harry, Ron y Hermione se alejaron. Harry vio a Hermione aproximarse a Ginny, cuya cara estaba hinchada y turbada, y abrazarla. Ron se acercó a Bill, Fleur y Percy, quien puso un brazo alrededor de los hombros de Ron. Mientras Ginny y Hermione se aproximaban más al resto de la familia, Harry observó los cuerpos tendidos junto a Fred. Remus y Tonks, pálidos, quietos y con una mirada de paz, parecían dormir bajo el negro cielo encantado.El Gran Comedor parecía alejarse volando, hacerse más pequeño, encogerse, mientras Harry se alejaba rápidamente del umbral. No podía respirar. No podía soportar mirar los otros cadáveres para ver quienes más habían muerto por él. No podía soportar el estar con los Weasleys, no podía mirarlos a los ojos sabiendo que de haberse rendido de inmediato, Fred nunca hubiese muerto.Dio media vuelta y corrió hacia la escalera de mármol. Lupin, Tonks… Anhelaba no sentir… deseaba poder arrancarse el corazón, el estómago, todo lo que gritaba dentro de él.El castillo estaba completamente vacío, incluso los fantasmas parecían haberse unido a la masa de luto en el Gran Comedor. Harry corrió sin detenerse, aferrando el frasco de cristal que contenía los últimos pensamientos de Snape, y sin aminorar el paso hasta que llegó a la gárgola de piedra que cuidaba la oficina del director.- ¿Contraseña?- ¡Dumbledore! - gritó Harry sin pensarlo, pues era a él a quien quería ver, y para su sorpresa, la gárgola se hizo a un lado, abriéndole el paso a la escalera de espiral a sus espaldas.Pero cuando Harry irrumpió en la oficina circular la encontró cambiada. Los portarretratos que colgaban de las paredes estaban vacíos. Ni un solo director o directora permanecía allí para verlo, todos, según parecía, se habían ido, tal vez porque en las pinturas alrededor del castillo podían ver más claramente lo que estaba pasando.Harry miró desesperanzado al marco vacío de Dumbledore, que colgada directamente detrás de la silla del director, y luego le dio la espalda. El Pensadero de piedra se encontraba en la misma cabina de siempre. Harry lo cargó hasta el escritorio e introdujo los recuerdos de Snape en la gran vasija con las marcas de runas en el borde. Escapar a la cabeza de alguien más sería un gran alivio… nada podía ser peor que sus propios pensamientos, aunque hubiese pertenecido a Snape. Los recuerdos se arremolinaron, plateados y extraños, y sin dudarlo, con un sentimiento de imprudente abandono, aún sabiendo que esto aumentaría su pesar, Harry se zambulló.Sintió la luz del sol, y sus pies tocaron un suelo cálido. Al enderezarse, pudo ver que estaba en un patio de juegos casi totalmente desierto. Una única y gran chimenea era lo que distinguía en el lejano horizonte. Dos niñas se columpiaban hacia delante y atrás, y un niño delgadísimo las observaba desde detrás de unos arbustos. Su cabello negro era largo, y su ropa era tan desastrosa que parecía a propósito: jeans demasiado cortos, un abrigo lamentable y demasiado largo que podía haber pertenecido a un adulto y una extraña polera que parecía un delantal.Harry se acercó al muchacho. Snape parecía tener unos nueve o diez años, pálido, pequeño y rudo. Había codicia sin disfrazar en su delgado rostro, mientras observaba a la más joven de las dos hermanas columpiarse más y más alto que su hermana.- ¡Lily, no hagas eso! – gritó la mayorPero la chica se había soltado del columpio en el punto más alto de este, y voló por los aires (literalmente, voló) y se lanzó hacia el cielo con una gran carcajada, y en vez de estrellarse contra el asfalto de patio, se elevó como un trapecista por el aire, manteniéndose arriba por demasiado tiempo y aterrizando suavemente.- ¡Mamá te dijo que no lo hicieras!Petunia dejó de columpiarse hundiendo sus sandalias en la tierra, provocando un crujido, y luego se puso de pie, con las manos en la cintura.- ¡Mamá dijo que no tenías permiso para hacerlo, Lily!- Pero estoy bien – dijo Lily, aún riendo – Tuney, mira esto. Mira lo que puedo hacer.Petunia miró alrededor. El patio estaba vacío, a excepción de ellas mismas y, a pesar de que ellas no lo sabían, Snape. Lily recogió una flor que se había caído del arbusto detrás del cual Snape se escondía. Petunia avanzó, evidentemente dividida entre la curiosidad y la desaprobación. Lily esperó a que Petunia estuviese lo suficientemente cerca como para ver bien, y luego abrió la palma de su mano. La flor se sentó ahí, abriendo y cerrando sus pétalos, como si fuera una ostra extraña y bizarra, con muchos labios.- ¡Detenlo! – chilló Petunia.- No te hace daño – replicó Lily, mas cerro su mano y arrojó la flor.- No está bien – dijo Petunia, pero sus ojos habían seguido el vuelo de la flor hacia el suelo, y los mantuvo fijos en ese lugar - ¿Cómo lo haces? – añadió, con una voz que indicaba cuanto quería saber.- Es obvio, ¿no? – Snape ya no podía contenerse, y saltó de detrás de los arbustos. Petunia gritó y retrocedió corriendo hacia los columpios, pero Lily, aunque claramente asustada, permaneció donde estaba. Snape pareció lamentar haber aparecido. Una sobre de rubor se posó en sus pálidas mejillas mientras miraba a Lily.- ¿Qué es obvio? – preguntó Lily.Snape parecía nervioso y exaltado. Mirando a Petunia, que se asomaba por detrás de los columpios, bajó la voz y dijo:- Yo sé lo que eres.- ¿Qué quieres decir?- Eres… eres una bruja – susurró Snape.La niña se mostró ofendida.- ¡Eso no es algo muy agradable para decirle a alguien!Se dio vuelta, con la nariz en el aire, y se alejó hacia su hermana.- ¡No! – dijo Snape. Ahora estaba completamente colorado, y Harry se preguntó porque no que quitaba su ridículamente largo abrigo, a menos que fuera porque no quería mostrar el delantal que traía debajo. Aleteó detrás de las chicas, pareciéndose grotescamente a un murciélago, al igual que su yo mayor.Las hermanas lo examinaron con una mirada desaprobatoria, y se colgaron de las poleas de uno de los columpios, como si ese fuera un lugar seguro.- Lo eres - le dijo Snape a Lily – Eres una bruja, te he estado observando desde hace tiempo. Pero no tiene nada de malo, mi mamá también lo es, y yo soy un mago.La risa de Petunia era como agua fría.- ¡Un mago! – exclamó, recuperando el coraje ahora que ya había superado el susto la aparición repentina - ¡Yo sé quien eres! ¡Eres ese tal Snape! Viven al terminar El Fin del Hilandero, cerca del río – le dijo a Lily, y era evidente por su tono de voz que consideraba la dirección muy poco recomendable - ¿Por qué nos has estado espiando?- ¡No he estado espiando! – dijo Snape, acalorado, incómodo y con el cabello sucio bajo la luz del sol – No te espiaría a ti, de todas formas – añadió con desprecio – eres una muggle.Aunque claramente Petunia no entendía la palabra, intuía lo que era por el tono.- ¡Ven, Lily, nos vamos! – dijo fríamente. Lily obedeció a su hermana de inmediato, mirando a Snape mientras se iba. Él no dejó de mirarlas en su camino hacia el portón de la plaza, y Harry, el único que quedaba para observarlo, pudo reconocer en él una amarga decepción, y comprendió que Snape había estado planeando este momento desde hace mucho, y que había salido completamente mal…La escena se disolvió, y antes de que Harry se diera cuenta, se re-armó a su alrededor. Ahora estaba en un pequeño bosque. Podía ver el agua de un río brillando a través de los troncos. Las sombras que daban los árboles dejaban un claro verde y fresco. Dos niños se encontraban sentados en suelo, cara a cara y con las piernas cruzadas. Snape se había quitado el abrigo, y su delantal parecía menos peculiar a media luz.- … y el Ministerio puede castigarte por hacer magia fuera de la escuela, te envían cartas.- ¡Pero yo sí he hecho magia fuera de la escuela!- Estamos a salvo. Aún no tenemos nuestras varitas. Te dejan en paz cuando eres un niño y no puedes evitarlo. Pero cuando cumples once – y asintió, dándose importancia – y te comienzan a entrenar, debes ser más cuidadoso.Hubo un pequeño silencio. Lily había recogido una ramita caída y la hacía girar en el aire; Harry supo que la niña imaginaba chispas saliendo de ella. Luego dejó caer la ramita y se inclinó hacia el chico.- Es verdad, ¿cierto? ¿No es una broma? Petunia dice que me estás mintiendo. Petunia dice que no existe Hogwarts. Es verdad, ¿cierto?- Es verdad para nosotros – dijo Snape - no para ella. Pero recibiremos la carta, tú y yo.- ¿En serio? – susurró Lily.- Definitivamente – dijo Snape, e incluso con su mal corte de cabello y su extraña ropa, su figura pareció enaltecerse en frente de ella, lleno de confianza en su destino.- ¿Y de verdad me llegará por lechuza? – susurró Lily.- Normalmente – dijo Snape – pero eres hija de muggles, así que alguien de la escuela tendrá que venir a explicarle a tus padres.- ¿Existen diferencias por ser hija de muggles?Snape dudó un instante. Sus ojos negros, impacientes y repentinamente abatidos, recorrieron la pálida cara y el cabello rojo oscuro.- No – dijo – No existe ninguna diferencia.- Que bueno – dijo Lily, relajándose. Era claro que eso la había estado preocupando.- Tienes mucha magia – dijo Snape – pude verlo. Todo el tiempo que te observé…Su voz fue desapareciendo, ella no estaba escuchando, pero se había estirado en el suelo frondoso y miraba hacia las hojas en las copas de los árboles que había sobre ellos. Él la miró con tanta intensidad como la había mirado en el patio de juegos.- ¿Cómo van las cosas en tu casa? – preguntó Lily.Snape frunció un poco el entrecejo.- Bien – dijo.- ¿Ya no pelean?-Oh, sí. Sí pelean – dijo Snape, recogiendo un montón de hojas y rompiéndolas, aparentemente sin darse cuenta de lo que estaba haciendo - Pero no falta mucho para que me vaya.- ¿A tu papá no le gusta la magia?- Creo que no hay nada que le guste mucho – dijo Snape.- ¿Severus?Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Snape cuando ella mencionó su nombre.- ¿Si?- Cuéntame sobre los dementores otra vez.- ¿Qué quieres saber de ellos?- Si yo uso magia fuera de la escuela…- ¡No te enviarán con los dementores por eso! Los dementores son para gente que ha hecho cosas realmente malas. Son los guardianes de la prisión mágica, Azkaban. Pero tú no irás a Azkaban, eres demasiado…Snape se sonrojó nuevamente y destrozó más hojas. Luego, un ligero crujido detrás de Harry hizo que se diera vuelta: Petunia, escondida detrás de un árbol, había perdido el equilibrio.- ¡Tuney! – exclamó Lily, con una voz llena de sorpresa y bienvenida, pero Snape se había puesto de pie de un salto.- ¿Quién espía a quién ahora? – gritó – ¿Qué es lo que quieres?Petunia había perdido el aliento, alarmada por haber sido atrapada. Harry podía ver como luchaba por encontrar algo hiriente que decir.- ¿Y tú, qué traes puesto? – dijo, señalando al pecho de Snape - ¿Una blusa de tu mami?Escucharon un “CRACK”: una rama sobre la cabeza de Petunia se había caído. Lily gritó, la rama golpeó a Petunia en el hombro, quien retrocedió y se echó a llorar.- ¡Tuney!Pero Petunia había salido corriendo. Lily se volteó hacia Snape.- ¿Tú hiciste que pasara eso?- No – el chico parecía desafiante y asustado.- ¡Fuiste tú! – la niña se alejaba, sin darle la espalda - ¡Fuiste tú! ¡La lastimaste!- No… ¡no lo hice!Pero la mentira no convenció a Lily: después de una última mirada fulminante, se fue corriendo del bosquecillo, detrás de su hermana, y Snape se quedó allí, miserable y confundido…Y el escenario se rearmó. Harry miró a su alrededor, se encontraba en la plataforma 9 y ¾, y Snape estaba a su lado, ligeramente encorvado, junto a una mujer delgada, pálida y con una mirada amarga, que le recordaba mucho a él. Snape miraba a una familia de cuatro miembros que se encontraba a una escasa distancia. Las dos niñas estaban un tanto alejadas de sus padres. Lily parecía estar discutiendo con su hermana. Harry se acercó más para escuchar.- ¡…lo siento mucho, Tuney, lo siento! Escucha – tomó la mano de su hermana, y la sostuvo, a pesar de que Petunia trataba de soltarse – Tal vez cuando llegue (¡Escucha, Tuney!) Tal vez cuando llegue, podré ir a hablar con el profesor Dumbledore y convencerlo para que cambie de opinión.- ¡Yo – no – quiero – ir! – dijo Petunia, forcejeando por quitar su mano de entre las de su hermana - ¿Crees que quiero ir a un estúpido castillo a aprender a ser una… una…?Sus ojos claros recorrieron la plataforma, por sobre los gatos maullando en los brazos de sus dueños, por sobre las lechuzas ululando y aleteándose unas a otras en sus jaulas, por sobre los estudiantes, algunos ya vestidos con sus largas túnicas negras, cargando sus baúles al interior del tren escarlata o saludándose felices unos a otros después de un verano sin verse.- ¿…crees que quiero ser un… un… fenómeno?Los ojos de Lily se llenaron de lágrimas mientras Petunia conseguía recuperar su mano.- No soy un fenómeno – dijo Lily – Es horrible que digas eso.- Ahí es a donde vas – dijo Petunia, ardientemente – A una escuela especial para fenómenos. Tú y ese Snape… raros, eso es lo que ambos son. Es bueno que te separen de la gente normal. Es por nuestra propia seguridad.Lily miró a sus padres, quienes miraban la plataforma con un aire de dicha total, disfrutando la escena. Luego volvió a mirar a su hermana, y su voz se volvió baja y fría.- No pensabas que era una escuela para fenómenos cuando le escribiste al director rogándole que te aceptara.Petunia se puso escarlata- ¿Rogando? ¡Yo no le rogué!- Vi su respuesta. Fue muy amable.- ¡No debiste haberlo leído…! – susurró Petunia – Era algo privado… ¿Cómo pudiste?Lily se delató a sí misma al mirar hacia donde se encontraba Snape. Petunia jadeó.- ¡Ese chico la encontró! ¡Tú y ese niño han estado entrometiéndose en mi habitación!- No… no entrometiéndonos – ahora era Lily quien estaba a la defensiva – ¡Severus vio el sobre, y no podía creer que un mago fuera capaz de contactar a Hogwarts, eso es todo! Él dice que deben haber magos trabajando encubiertos en el servicio postal y que ellos se encargan de…- ¡Aparentemente los magos meten las narices en todas partes! – dijo Petunia, ahora tan pálida como antes sonrojada - ¡Fenómeno! – le espetó a su hermana, encaminándose luego hacia sus padres.La escena se disolvió una vez más. Snape recorría el corredor del Expreso de Hogwarts mientras este atravesaba el país. Ya se había puesto su túnica de le escuela, seguramente había aprovechado la primera oportunidad que había tenido para deshacerse de su extraña ropa muggle. Al fin se detuvo, fuera de un compartimiento en el cual unos chicos muy ruidosos conversaban. Encogida en un asiento de la esquina, junto a la ventana estaba Lily, con su cara apretada contra el cristal de la ventana.Snape abrió la puerta del compartimiento y se sentó frente a Lily. Ella lo miró y luego volvió la vista hacia la ventana. Había estado llorando.- No quiero hablar contigo – dijo con la voz contraída.- ¿Por qué no?- Tuney m-me odia. Por ver la carta que Dumbledore le envió.- ¿Y eso qué?Lily le lanzó una mirada de profundo desprecio.- ¡Que es mi hermana!- Ella es sólo una… - Snape se contuvo rápidamente, pero Lily, demasiado ocupada en secarse las lágrimas sin que nadie se diera cuenta, no lo escuchó.- ¡Pero nosotros vamos! – dijo él, sin poder contener la emoción en su voz - ¡Este es el gran momento! ¡Nos vamos a Hogwarts!Ella asintió, restregándose los ojos, pero muy a su pesar, sonrió ligeramente.- Más te vale estar en Slytherin – dijo Snape, envalentonado por el hecho de que se hubiese alegrado un poco.- ¿Slytherin?Uno de los chicos con los que compartían el vagón, que no había demostrado el menor interés en Lily o Snape hasta ese momento, miró a su alrededor al escuchar esa palabra, y Harry, cuya atención se había concentrado completamente en los dos que estaban junto a la ventana, vio a su padre: delgado, con el cabello negro igual que Snape, pero con ese aire indefinido de haber sido querido, e incluso adorado, y que a Snape tanta falta le hacía.- ¿Quién quiere estar en Slytherin? Creo que mejor me voy, ¿acaso tú no? – preguntó James al chico tendido en los asientos al frente de él, y con un estremecimiento, Harry se dio cuenta de que era Sirius. Sirius no sonreía.- Toda mi familia ha estado en Slytherin – dijo.- Rayos – dijo James – Y a mí que me parecías normal.Sirius sonrió.- Tal vez rompa la tradición. ¿A dónde te irías, si tuvieras que elegir?James levantó una espada invisible.- ¡Gryffindor, donde habitan los valientes de corazón! Igual que mi papá.Snape hizo un ruidito de disgusto. James se giró hacia él- ¿Tienes algún problema con eso?- No – dijo Snape, aunque el desprecio en su voz daba a entender otra cosa – Si prefieres ser un musculoso a un cerebrito...- ¿A dónde esperas ir, viendo que no eres ninguna de las dos cosas? – interrumpió Sirius.James se echó a reír. Lily se puso de pie, un tanto sonrojada, mirando a James y a Sirius con desagrado.- Vamos, Severus, busquemos otro compartimiento.- Oohhhhh…James y Sirius imitaron su voz arrogante. James trató de empujar a Snape mientras pasaba.- ¡Te veo luego, Quejicus! – gritó una voz, mientras la puerta del compartimiento se cerraba de un portazo…Y la escena se disolvió una vez más…Harry estaba parado detrás de Snape, mirando las iluminadas mesas de las Casas, llenas de caras. Luego la profesora McGonagall dijo:- ¡Evans, Lily!Harry vio a su madre avanzar con las piernas temblándole y sentarse en el inestable taburete. La profesora McGonagall puso el Sombrero Seleccionador sobre su cabeza, y apenas un segundo después de que este tocó el cabello rojo oscuro, el sombrero gritó: “¡Gryffindor!”Harry escuchó a Snape soltar un pequeño quejido. Lily se quitó el sombrero, se lo devolvió a la profesora McGonagall, y luego se apresuró en ir a la alegre mesa de los Gryffindors, pero mientras se encaminaba hacia allá miró a Snape con una sonrisa triste en su rostro. Harry vio a Sirius acomodarse en la banca para hacerle espacio. Ella le lanzó una mirada, pareció reconocerlo del tren, cruzó los brazos y firmemente le dio la espalda.El llamado de la lista continuó. Harry vio a Lupin, Pettigrew y a su padre unirse a Lily y Sirius en la mesa de Gryffindor. Cuando faltaban sólo una docena de estudiantes para ser sorteados, la profesora McGonagall llamó a Snape.Harry caminó junto a él hacia el taburete, lo vio ponerse el sombrero.- ¡Slytherin! – gritó el Sombrero Seleccionador.Y Severus Snape caminó para el otro lado del Gran Comedor, lejos de Lily, hacia la mesa de los donde los Slytherin lo animaban, hacia donde Lucius Malfoy, con una placa de prefecto en su pecho, palmeaba a Snape en la espalda, mientras este se sentaba junto a él.Y luego la escena cambió…Lily y Snape caminaban por el patio de la escuela, evidentemente discutiendo. Harry se apresuró en alcanzarlos, para escuchar lo que decían. Mientras los alcanzaba, se dio cuenta de cuanto más altos estaban ahora. Parecía que habían pasado un par de años desde el sorteo.- ¿… a pesar de que se suponía que éramos amigos? – decía Snape - ¿Mejor amigos?- ¡Lo somos, Sev, pero no me gustan algunas de las personas con las que te juntas! Lo siento, pero detesto a Avery y a Mulciber. ¡Mulciber! ¿Qué le ves, Sev? ¡Es aterrador! ¿Sabes lo que trató de hacerle a Mary Macdonald el otro día?Lily había alcanzado un pilar y se apoyaba en él, mirando a la delgada y pálida cara.- No fue nada – dijo Snape – Fue un chiste, eso era todo…- Era magia oscura, y si eso te parece gracioso…- ¿Y qué hay con las cosas que hace Potter con sus amigos? – demandó Snape. El color volvió a su rostro mientras decía esto, incapaz, al parecer, de mantenerse enojado.- ¿Qué tiene que ver Potter con todo esto? – preguntó Lily.- Ellos se escapan de noche. Hay algo raro en ese Lupin. ¿A dónde va todo el tiempo?- Está enfermo – dijo Lily – Dicen que está enfermo…- ¿Cada mes en luna llena? – replicó Snape.- Conozco tu teoría – dijo Lily fríamente – De cualquier forma, ¿Por qué te obsesionas con ellos? ¿Qué te importa lo que hagan de noche?- Sólo trato de demostrarte que no son tan maravillosos como todos creen que son.La intensidad de su mirada la hizo sonrojarse.- Al menos no usan magia oscura – Lily disminuyó su voz – Y estás siendo muy ingrato, oí lo que pasó la otra noche. Fuiste a meterte a ese túnel cerca del Sauce Boxeador, y James Potter te salvó de lo que sea que haya ahí.La cara de Snape se contrajo completamente mientras murmuraba:- ¿Que me salvó? ¿Salvar? ¿Crees que estaba jugando al héroe? ¡Estaba salvando su cuello, y el de sus amigos también! Tú no vas a…no te permitiré…- ¿Permitirme? ¿Permitirme?Lily abrió sus brillantes ojos verdes como platos. Snape se arrepintió de inmediato.- No quise decir… es sólo que no quiero que hagas el… ¡Le gustas, le gustas a James Potter! – las palabras parecían salir de Snape contra su voluntad – Y él no es… lo que todos piensan… un héroe del Quidditch… - la amargura y el desagrado de Snape lo estaban volviendo incoherente, y las cejas de Lily se elevaban más y más en su frente.- Sé que James Potter es un idiota arrogante – dijo, cortando a Snape – No necesito que tú me lo digas. Pero la idea que Mulciber y Avery tienen del humor es simplemente malvada. Malvada. No entiendo como puedes ser amigo de ellos.Harry dudaba mucho de que Snape hubiese siquiera escuchado sus quejas sobre Mulciber y Avery. En cuanto la había oído insultar a James Potter, todo su cuerpo se había relajado, y mientras seguían caminando el paso de Snape se volvió distinto…Y la escena se disolvió…Harry volvió a ver a Snape dejando el Gran Comedor luego de dar su T.I.M.O. de Defensa Contra las Artes Oscuras, vio como se alejaba del castillo y paseaba sin darse cuenta cerca del lugar en donde James, Sirius, Lupin y Pettigrew estaban sentados juntos bajo el haya. Pero Harry se mantuvo distante esta vez, pues sabía lo que había pasado luego de que James levantaba a Snape en el aire y lo ridiculizaba, sabía lo que había sido hecho y dicho, y no quería volver a escucharlo… Vio a Lily unirse al grupo y defender a Snape. A la distancia oyó a Snape gritarle, en su humillación y su furia, las palabras imperdonables: Sangre sucia.La escena cambió…- Lo siento.- No me interesa.- ¡Lo siento!- Guarda tu aliento.Era de noche. Lily, quien vestía una túnica de gala, estaba de pie con los brazos cruzados en frente del portarretrato de la Dama Gorda, a la entrada de la torre de Gryffindor.- Sólo salí porque Mary me dijo que amenazabas con dormir aquí.- Iba a hacerlo. Lo hubiera hecho. Nunca quise llamarte sangre sucia, sólo…- ¡Se te salió! – no había pena en la voz de Lily – Es demasiado tarde, he encontrado excusas para ti todos estos años. Ninguno de mis amigos puede entender porque te hablo. Tú y tus queridos amigos Mortífagos… ¡Ves, ni siquiera lo niegas! ¡Ni siquiera niegas que es lo que todos ustedes aspiran ser! No puedes esperar para unirte a Ya – Sabes – Quien, ¿verdad?Snape abrió la boca, pero la cerró sin hablar.- No puedo seguir pretendiendo. Tú escogiste tu camino, y yo el mío.- No, escucha, no quería…- ¿Llamarme sangre sucia? Pero así es como llamas a todos los de mi clase, Severus. ¿Por qué yo debería recibir un trato especial?Snape luchó consigo mismo, a punto de decir algo, pero con una mirada de desprecio, Lily se dio vuelta y atravesó el agujero del portarretrato.El corredor se disolvió, y la escena se demoró un poco más en rearmarse: Harry sintió que volaba a través de figuras y colores cambiantes hasta que todo a su alrededor se solidificó otra vez y su paró en la cima de una colina, triste y fría en la oscuridad, con el viento soplando a través de las ramas de unos cuantos árboles sin hojas. El Snape adulto estaba sin aliento, girando en su lugar, con la varita firmemente sujeta en su mano, esperando algo o a alguien… Su miedo infectó a Harry también, a pesar de saber que no podía ser dañado, y miró sobre su hombro, preguntándose que sería lo que Snape estaba esperando…Luego un destello de luz blanca cegadora voló a través del aire. Harry pensó en el resplandor, pero Snape había caído de rodillas y su varita había salido disparada de sus manos.- ¡No me mate!- Esa no era mi intención.Cualquier sonido de la Aparición de Dumbledore había sido sofocado por el ruido del viento entre las ramas. Se detuvo junto a Snape con su túnica ondeando a su ardedor, y su cara iluminada por debajo por la luz creada por su varita.- ¿Y bien, Severus? ¿Qué mensaje tiene Lord Voldemort para mí?- Ni… ningún mensaje… ¡Estoy aquí por mi cuenta!Snape secaba sus manos. Parecía un poco loco, con su desordenado pelo negro volando a su alrededor.- Yo…vine con una advertencia… no, una petición… por favor…Dumbledore agitó su varita. A pesar de que las hojas y las ramas aún volaban a través del aire nocturno a su alrededor, se hizo silencio en el lugar donde él y Snape se veían cara a cara.- ¿Qué petición podría hacerme un mortífago?- La… la profecía… la predicción… Trelawney…- Ah, sí – dijo Dumbledore - ¿Cuánto le contaste a Lord Voldemort?- ¡Todo, todo lo que escuché! – respondió Snape – Es por eso que…. es por esa razón que… ¡él cree que se trata de Lily Evans!- La profecía no hacía referencia a una mujer – dijo Dumbledore – Hablaba de un niño nacido a finales de Julio…- ¡Sabes lo quiero decir! El piensa que se trata de su hijo, y la va a cazar… los va a matar a todos…- Si significa tanto para ti – dijo Dumbledore – seguramente Lord Voldemort la dejará ir, ¿no? ¿No podrías pedir piedad por la madre, a cambio del hijo?- Yo… yo ya se lo pedí…- Eres repugnante – dijo Dumbledore, y Harry nunca había oído tanto disgusto en su voz. Snape pareció encogerse un poco – ¿No te preocupa, entonces, que su esposo y su hijo mueran? ¿Ellos pueden morir, siempre y cuando tú obtengas lo que quieres?Snape no dijo nada, simplemente miró a Dumbledore.- Escóndelos a todos, entonces – gruñó – Mantenla… mantenlos a salvo. Por favor.- ¿Y qué me darás a cambio, Severus?- ¿A… a cambio? – Snape miró a Dumbledore, y Harry pensó que se iba a quejar, pero luego de un momento muy largo dijo – Lo que sea.La colina se deshizo, y Harry se encontró de pie en la oficina de Dumbledore. Algo hacía un sonido terrible, como un animal herido. Snape se dejó caer en una silla y Dumbledore, parado sobre él, lucía muy afligido. Luego de un momento, Snape levantó su rostro, y parecía un hombre que hubiese vivido cien años de miserias desde que había dejado la colina salvaje.- Pensé… que iba... a mantenerla… a salvo…- Ella y James depositaron su confianza en la persona equivocada – dijo Dumbledore – Igual que tú, Severus. ¿Acaso no esperabas que Voldemort la dejara ir?Snape respiraba entrecortadamente.- Su hijo sobrevivió – dijo Dumbledore.Con un pequeño movimiento de cabeza, Snape pareció alejar algo desagradable.- Su hijo vive. Tiene sus ojos, sus mismos ojos. ¿Recurdas la forama y el color de los ojos de Lily Evans, me imagino?- ¡No! – aulló Snape – Se ha ido… muerta…- ¿Te remuerde la conciencia, Severus?- Desearía… desearía que yo hubiese muerto…- ¿Y eso de qué serviría? – dijo Dumbledore fríamente – Si amabas a Lily Evans, si realmente la amabas, entonces está claro lo que debes hacer.- ¿Qué… qué quieres decir?- Sabes como y porqué murió. Asegúrate de que no fue en vano. Ayuda a proteger al hijo de Lily.- Él no necesita protección. El Señor Oscuro se ha ido…- El Señor Oscuro regresará, y Harry Potter estará en un peligro terrible cuando lo haga.Hubo una pausa muy larga, y lentamente snape recuperó el control de sí mismo, reguló su respiración. Al fin dijo:- Muy bien. Muy bien. ¡Pero nunca, nunca se lo diga a nadie, Dumbledore! ¡Esto queda entre nosotros! ¡Júrelo! No puedo soportar… especialmente el hijo de Potter… ¡Quiero su palabra!- ¿Mi palabra, Severus, de nunca revelar lo mejor de ti? – suspiró Dumbledore, mirando a la angustiada y feroz cara de Snape – Si insistes…La oficina se disolvió y rearmó instantáneamente. Snape caminaba de un lado a otro en frente de Dumbledore.-…. mediocre, arrogante como su padre, decidido a romper las reglas, fascinado de descubrir que es famoso, busca la atención e impertinente…- Ves lo que quieres ver, Severus – dijo Dumbledore, sin levantar la vista de una copia de Transformación Moderna – Otros profesores me han dicho que el chico es modesto, agradable y razonablemente talentoso. Personalmente, me parece un muchacho encantador.Dumbledore dio vuelta la página, y dijo sin mirar:- Échale un vistazo a Quirrel, ¿quieres?Un espiral de colores, y ahora todo se había oscurecido, y Snape y Dumbledore estaban de pie, un poco alejados en el hall de entrada, mientras los últimos que quedaban del Baile de Navidad pasaban junto a ellos para irse a la cama.- ¿Y bien? – murmuró Dumbledore.- La marca de Karkaroff también se oscurecido. Está aterrado, teme una venganza, usted sabe cuanta ayuda le brindó al Ministerio luego de que el Señor Oscuro cayera – Snape miró de reojo al perfil de nariz ganchuda de Dumbledore – Karkaroff arrancará si la Marca comienza a quemar.- ¿Lo hará? – preguntó Dumbledore suavemente, mientras Fleur Delacour y Roger Davies venían desde el patio, riendo - ¿Y tú, te sientes tentado a irte con él?- No – dijo snape, con sus ojos negros fijos en las cada vez más alejadas siluetas de Fleur y Roger – No soy tan cobarde.- No – acordó Dumbledore – Eres un hombre mucho más valiente que Igor Karkaroff. Sabes, a veces pienso que sorteamos las Casas demasiado pronto…Dumbledore se alejó, dejando a Snape con cara de estar herido.Y ahora Harry estaba una vez más en la oficina del director. Era de noche, y Dumbledore giraba en la silla que parecía un trono detrás del escritorio, aparentemente semiconsciente. Su mano derecha colgaba de un lado, ennegrecida y quemada. Snape murmuraba encantamientos, señalando la muñeca de esa mano con su varita, mientras que su mano izquierda vaciaba un cáliz lleno de una poción dorada en la garganta de Dumbledore. Al cabo de unos momentos, las pestañas del director se sacudieron para abrirse.- ¿Por qué? – dijo Snape, sin preámbulo - ¿Por qué se puso ese anillo? Carga una maldición, seguramente ya lo sabía. ¿Por qué lo tocó?El anillo de Marvolo Gaunt yacía en el escritorio frente a Dumbledore. Estaba roto; la espada de Gryffindor estaba tendida junto a él.Dumbledore frunció el ceño.- Fui… un tonto. Me vi profundamente tentado…- ¿Tentado a que?Dumbledore no respondió.- ¡Es un milagro que haya podido regresar! – Snape sonaba furioso – Ese anillo portaba una maldición de un poder extraordinario, contenerla es lo más que podemos hacer; he atrapado la maldición en su mano, por ahora…Dumbledore levantó su mano, ennegrecida e inútil, y la examinó como si se tratara de una interesante antigüedad.- Has hecho bien, Severus. ¿Cuánto tiempo crees que me queda?El tono de Dumbledore era el de una conversación normal, podría haber estado preguntando por un reporte del clima. Snape dudó un momento, antes de hablar.- No sabría decirlo. Tal vez un año. No hay forma de contrarrestar un hechizo así para siempre. Eventualmente, se esparcirá. Es el tipo de maldición que crece con el tiempo.Dumbledore sonrió. La noticia de que le quedaba menos de un año de vida no parecía importarle mucho.- Soy muy afortunado, extremadamente afortunado de tenerte, Severus.- ¡Si sólo me hubiese llamado un poco antes, hubiese podido hacer algo más, darle algo más de tiempo! – dijo Snape, furioso. Miró el anillo roto, y la espada - ¿Cree que con romper el anillo se romperá la maldición?- Algo así… estaba delirando, sin duda alguna…. – dijo Dumbledore. Con una gran esfuerzo se enderezó en la silla – Bueno, en realidad, eso importará más adelante.Snape se quedó completamente perplejo. Dumbledore sonrió.- Me refiero al plan que Lord Voldemort tiene sobre mí- Su plan para conseguir que el pobre chico Malfoy me asesine.Snape se sentó en la silla que Harry solía ocupar, del otro lado del escritorio de Dumbledore. Harry se dio cuenta de que quería seguir hablando de la mano maldita de Dumbledore, pero que este se rehusaba educadamente a seguir discutiendo el asunto. A regañadientes, Snape dijo:- El Señor Oscuro no cree que Draco lo consiga. Esto es simplemente un castigo por las recientes fallas de Lucius. Una tortura lenta para los padres de Draco, mientras ven como este falla y paga el precio.- En otras palabras, el chico también está condenado por una sentencia de muerte, al igual que yo – dijo Dumbledore – Ahora, creo que saber que el sucesor natural del trabajo, luego de que Draco falle, ¿eres tú?Hubo una pequeña pausa.- Ese, según creo, es el plan del Señor Oscuro.- ¿Lord Voldemort predice que en un momento no muy lejano no necesitará un espía en Hogwarts?- Cree que la escuela pronto estará bajo su control, sí.- Y si realmente cayera bajo su control – dijo Dumbledore, casi, según parecía, al aire - ¿Tengo tu palabra de que harás todo lo esté en tus manos para proteger a los estudiantes de Hogwarts?Snape asintió firmemente.- Bien. Ahora, tu primera prioridad es descubrir que es lo Draco trama. Un adolescente asustado es tan peligroso para el resto como para sí mismo. Ofrécele ayuda y guía, él aceptará, tú le agradas…- … mucho menos desde que su padre perdió la confianza. Draco me culpa, cree que yo tomé el lugar de Lucius.- De todas formas, trata. Me preocupo más por las posibles víctimas de cualquier ataque que se le ocurra al chico que por mí mismo. En último caso, por supuesto, sólo hay una cosa que hacer para salvarlo de la ira de Lord Voldemort.Snape alzó las cejas y su tono de voz era sardónico al preguntar:- ¿Piensas dejar que Voldemort te mate?- Por supuesto que no. Tú debes matarme.Hubo un largo silencio, interrumpido sólo por un extraño ruido de algo rompiéndose. Fawkes, el fénix, masticaba a bit of cuttlebone.- ¿Quiere que lo haga ahora? – preguntó Snape, con la voz cargada de ironía - ¿O le doy algunos minutos para que componga su epitafio?- Oh, no todavía – respondió Dumbledore, sonriendo – Me atrevería a decir que el momento se presentará solo en el transcurso de los acontecimientos. Dado lo que ha ocurrido esta noche – indicó su mano calcinada – podemos estar seguros que pasará durante este año.- Si no le importa morir – dijo Snape con rudeza - ¿Por qué no deja que Draco lo haga?- El alma de ese chico aún no está tan dañada – dijo Dumbledore – no dejaré que se rompa por mi culpa.- ¿Y mi alma, Dumbledore? ¿Y la mía?- Tú eres el único que sabe si tu alma se dañará al ayudar a un viejo a evitar el dolor y la humillación – dijo Dumbledore – Te pido este gran favor a ti, Severus, porque la muerte vendrá por mi con tanta certeza como los Chudley Cannons serán los últimos de la liga este año. Confieso que prefiero una salida rápida y sin dolor a la larga y caótica situación en la que me vería si, por ejemplo, Greyback está involucrado (¿Oí que Voldemort lo reclutó?) o la querida Bellatrix, a quien le gusta gusta jugar con su comida antes de comérsela.Su tono de voz era ligero, pero sus ojos azules atravesaban a Snape al igual que tantas otras veces habían atravesado a Harry, como si pudieran ver el alma sobre la cual estaban discutiendo. Al fin, Snape volvió a asentir con firmeza. Dumbledore pareció satisfecho.- Gracias, Severus…La oficina desapareció, y ahora Snape y Dumbledore caminaba juntos por los vacíos patios de la escuela a media luz.- ¿Qué hace con Potter, todas esas tardes que pasan encerrados juntos? – preguntó Snape abruptamente.Dumbledore parecía cansado.- ¿Por qué? ¿No tratarás de darle más castigos, Severus? El chico pronto pasará más tiempo castigado que afuera.- Está actuando como su padre otra vez…- En apariencia, tal vez, pero su naturaleza es mucho más parecido a la de su madre. Paso mucho tiempo con Harry porque debo discutir algunas cosas con él, como información que debo darle antes de que sea demasiado tarde.- Información – repitió Snape – Confía en él… no confía en mí.- No es un asunto de confianza. Poseo, como ambos sabemos, un tiempo limitado. Es esencial que le de suficiente información como para que haga lo que necesita hacer.- ¿Y por qué no puedo recibir yo la misma información?- Prefiero no poner todos mis secretos en el mismo cesto, especialmente si ese cesto pasa tanto tiempo colgando del brazo de Lord Voldemort.- ¡Lo que hago bajo sus órdenes!- Y lo haces muy bien. No creas que no estimo el constante peligro al que te expones, Severus. Entregarle a Voldemort información que pareced invaluable mientras guardamos lo esencial es un trabajo que no le confiaría a nadie más que a ti.- ¡Y aún así, confías mucho más en un chico que es incapaz de aprender Oclumancia, cuya magia es mediocre, y que tiene una conexión directa con la mente del Señor Oscuro!- Voldemort le teme a esa conexión – dijo Dumbledore – No hace mucho, tuvo una pequeña lección sobre lo que realmente significa para él compartir la mente de Harry. Fue un dolor que nunca antes había experimentado. No volverá a tratar de poseer a Harry, estoy seguro. No de esa forma.- No entiendo.- El alma de Voldemort, tan desfigurada como se encuentra, no puede soportar el contacto con un alma como la de Harry. Es como una navaja de acero congelado, como la carne en llamas…- ¿Almas? ¡Estamos hablando de mentes!- En el caso de Harry y Lord Voldemort, hablar de una cosa es lo mismo que hablar de la otra.Dumbledore miró a su alrededor para asegurarse de que estuvieran solos. Estaban cerca del Bosque Prohibido, pero no había señal alguna de alguien cerca de ellos.- Después de que me hayas matado, Severus…- ¡A pesar de que se rehúsa a contarme todo, espera ese pequeño servicio de mi parte! – gritó Snape, y una furia verdadera apareció en su delgada cara – ¡Toma algo tan importante como si estuviera garantizado, Dumbledore! ¡Tal vez he cambiado de idea!- Me diste tu palabra, Severus. Y ya que hablamos de servicios que me debes, pensé que habías aceptado mantener vigilado a nuestro joven amigo de Slytherin.Snape estaba furioso, desafiante. Dumbledore suspiró.- Ven a mi oficina esta noche, Severus, a las once, y no podrás quejarte de que no confío en ti…De nuevo estaban en la oficina de Dumbledore, las ventanas oscuras y Fawkes sentado en silencio, mientras Snape permanecía rígido y Dumbledore caminaba a su alrededor hablando.- Harry no debe enterarse, no hasta el último momento, no hasta que sea necesario, de otra forma, ¿cómo tendría la fuerza necesaria para hacer lo tiene que hacer?- Pero, ¿qué debe hacer?- Eso el algo entre Harry y yo. Ahora escucha con atención, Severus. Llegará un momento… después de mi muerte… ¡no discutas, no me interrumpas! Llegará un momento en el que Lord Voldemort parecerá temer por la vida de su serpiente.- ¿Nagini? – Snape parecía atónito.- Precisamente. Cuando Lord Voldemort deje de enviar a su serpiente a cumplir sus órdenes, y la mantiene segura junto a él bajo protección mágica, entonces, creo, será seguro decirle a Harry.- ¿Decirle qué?Dumbledore respire profundamente y cerró los ojos.- Decirle que la noche en que Voldemort trató de matarlo, cuando Lily puso su propia vida entre ellos, como un escudo, la Maldición Asesina rebotó en Lord Voldemort, y un fragmento del alma de Voldemort se apartó del resto, y fue a caer en la única alma viviente que quedaba en ese lugar. Parte de Lord Voldemort vive dentro de Harry, y eso es lo que le da el poder de hablar con las serpientes, y la conexión con la mente de Voldemort que nunca ha sido capaz de entender. Y mientras ese fragmento de alma, perdido por Lord Voldemort, permanezca adjunto y protegido por Harry, Lord Voldemort no puede morir.A Harry le pareció que veía a los dos hombres desde el final de un largo túnel, estaban tan lejos de él, con sus voces formando ecos en sus oídos.- ¿Así que el chico… el chico debe morir? – preguntó Snape, con calma.- Y debe hacerlo Voldemort, Severus. Eso es esencial.Otro silencio interminable. Luego Snape dijo:- Pensé… que todos estos años… lo estábamos protegiendo por ella. Por Lily.- Lo hemos protegido porque es esencial enseñarle, educarle, dejarle que pruebe se fuerza – dijo Dumbledore, con los ojos aún cerrados – Mientras tanto, la conexión entre ellos se hace cada vez más fuerte, se desarrolla como un parásito. A veces creo que él mismo lo sospecha. Si lo conozco bien, él ha arreglado todo para que cando salga a enfrentar su muerte, esta realmente significará el fin de Voldemort.Dumbledore abrió los ojos. Snape estaba horrorizado.- ¿Lo has mantenido vivo para que muera en el momento correcto?- No te sorprendas, Severus. ¿Cuántos hombres y mujeres has visto morir?- Últimamente, sólo a aquellos a los que no he podido salvar – dijo Snape, poniéndose de pie – Me has utilizado.- ¿Qué quieres decir?- He espiado y mentido por ti, me he puesto en peligro mortal por ti. Se supone que todo esto era para mantener a salvo al hijo de Lily Potter. Y ahora me dicen que la has estado criando como a un cerdo para el matadero…- Esto es conmovedor, Severus – dijo Dumbledore seriamente - ¿Te has encariñado con el chico, después de todo?- ¿Con él? – gritó Snape – Experto Patronum!De la punta de su varita salió una sombra plateada. Aterrizó en el piso de la oficina, voló a través de ella, y escapó por la ventana. Dumbledore la observó alejarse volando, y mientras su brillo plateado se desvanecía le dio la espalda a Snape, con los ojos llenos de lágrimas.- ¿Después de todo este tiempo?- Siempre – dijo Snape.Y la escena cambió. Ahora, Harry observó a Snape hablándole al portarretrato de Dumbledore detrás del escritorio.- Tendrás que darle a voldemort el día correcto de la salida de Harry de la casa de su tía y tío – dijo Dumbledore – No hacerlo levantaría muchas sospechas, pues Voldemort cree que estás muy bien informado. Sin embargo, debes planear las distracciones; eso, según creo, asegurará la seguridad de Harry. Trata de confundir a Mundungus Fletcher. Y, Severus, si te obligan a formar parte de la persecución, asegúrate de actuar convincentemente… cuento en que mantengas la confianza de Lord Voldemort tanto tiempo como sea posible, o Hogwarts quedará a la merced de los Carrows…Ahora Snape estaba frente a frente con Mundungus en una taberna desconocida. La cara de Mundungus estaba curiosamente pálida, y la de Snape fruncida de concentración.- Sugerirás a la Orden del Fénix – murmuró Snape – utilizar distracciones. La Poción Multijugos. Potters idénticos. Es lo único que podría funcionar. Olvidarás que yo te sugerí esto. Creerá que fue tu idea. ¿Entiendes?- Entiendo – murmuró Mundungus, sus ojos desenfocados…Ahora Harry volaba en una escoba junto a Snape, en una oscura noche despejada. Estaba acompañado por otros Mortífagos encapuchados, y adelante estaban Lupin y un Harry que en realidad era George… un Mortífago que estaba delante de Snape levantó su varita, apuntando directamente a la espalda de Lupin.- Sectumsempra! – gritó Snape.Pero el hechizo, dirigido a la mano del Mortífago que llevaba la varita, en vez de darle a él golpeó a George…Y luego Snape estaba de rodillas en la vieja habitación de Sirius. Las lágrimas caían del final de la ganchuda nariz, mientras leía la vieja carta de Lily. La segunda página contenía sólo unas pocas palabras.pudo haber sido amiga de Gellert Grindelwald. ¡Creo que ha perdido un poco la razón!Con amor,Lily.Snape tomó la página que tenía la firma de Lily, y su amor, y la guardó en su túnica. Luego rompió en dos la fotografía que también sujetaba, y guardó la parte en la que Lily se reía, tirando al suelo el pedazo en el que se veía a James y Harry, debajo de una cajonera…Y ahora Snape estaba nuevamente en la oficina del director, mientras Phineas Nigellus llegaba corriendo a su retrato.- ¡Director! ¡Están acampando en el Bosque de Dean! La sangre sucia…- ¡No uses esa palabra!- ¡… la chica Granger, entonces, mencionó el lugar mientras abría su bolsa y la escuché!- ¡Bien, muy bien! – exclamó el portarretrato de Dumbledore detrás de la silla del director - ¡Ahora, Severus, la espada! ¡No olvides que debe ser tomada bajo circunstancias de necesidad y valor, y que él no debe saber que tú se la diste! Si Voldemort realmente puede leer la mente de Harry y te ve ayudándolo…- Lo sé – dijo Snape, cortante. Se aproximó al portarretrato de Dumbledore y lo hizo a un lado. Se movió hacia el frente, revelando una cavidad escondida al reverso, de la cual sacó la espada de Gryffindor.- ¿Y aún así no me dirá porqué es tan importante darle la espada a Potter? – dijo Snape, mientras echaba una capa de viaje sobre sus hombros.- No, no lo creo – dijo el retrato de Dumbledore – Él sabe que hacer con ella. Y, Severus, sé muy cuidadoso, no serán muy amables con tu llegada después del accidente con George Weasley…Snape se giró hacia la puerta.- No se preocupe, Dumbledore – dijo fríamente – Tengo un plan…Y Snape dejó la habitación. Harry salió del Pensadero, y en unos momentos se encontró en el suelo alfombrado en la misma habitación cuya puerta Snape podría haber cerrado hace sólo unos momentos.
Finalmente, la verdad. Tumbado, con la cara aplastada contra la alfombra polvorienta de la oficina donde una vez creyó estar aprendiendo los secretos de la victoria, Harry comprendió finalmente que no iba a sobrevivir. Su tarea consistía en marchar tranquilamente hasta los acogedores brazos de la muerte. Y de camino, debía encargarse de los vínculos que aún mantenían a Voldemort con vida, de forma que cuando finalmente se pusiera en el camino de Voldemort, y no alzara la varita para defenderse, el final sería limpio, y la tarea que debió cumplirse en Godric's Hollow se completaría. Ninguno viviría, ninguno podría sobrevivir.
Sintió su corazón palpitarle intensamente en el pecho. Qué extraño que su temor por la muerte le hiciera más fuerte, manteniéndole valientemente con vida. Pero todo acabaría, y pronto. Los latidos de su corazón estaban contados. ¿Cuántas veces podría palpitar aún, mientras se levantaba y caminaba a traves del castillo por última vez, salía a los campos y entraba en el bosque?
El terror le envolvió mientras estaba tendido, en el suelo, con los tambores funerarios retumbando en su interior. ¿Sería doloroso morir? En todas esas ocasiones en que había pensado que estaba a punto de suceder y escapó, no había realmente pensado en el hecho en sí. Su voluntad de vivir había sido siempre mucho mayor que su miedo a morir. Y a pesar de todo no se le pasó por la cabeza la idea de huir, de escaparse de Voldemort. Se había acabado, lo sabía, y no quedaba nada más que ese hecho: morirse.
¡Ojalá hubiera muerto en aquella noche de verano en que dejó el número cuatro de Privet Drive por última vez, cuando la varita hecha con la pluma del noble fénix le había salvado! ¡Ojalá hubiera muerto como Hedwig, tan rápido que no se habría enterado de qué había ocurrido! Ojalá se hubiera lanzado delante de una varita para salvar a alguien a quien amaba... En ese momento envidiaba incluso la muerte de sus padres. Este paseo, a sangre fría, hasta su propia destrucción, requiriría un tipo distinto de valor. Sintió cómo sus dedos temblaban ligeramente, e hizo un esfuerzo para controlarlos, aunque nadie podía verle; los retratos de las paredes estaban vacíos.
Despacio, muy despacio, se sentó, y cuando lo hizo se sintió más vivo y más consciente de su propio cuerpo viviente que nunca antes. ¿Por qué no había jamás apreciado el milagro que era, cerebro y nervios y corazón latiendo? Todo desaparecería... o al menos, él no estaría en ellos. Comenzó a respirar lenta y profundamente, con la boca y garganta completamente secas... igual que sus ojos.
La traición de Dumbledore no significaba casi nada. Por supuesto que había existido un plan mayor: simplemente Harry había sido demasiado tonto como para verlo, como comprendía ahora. Nunca había cuestionado su propia asunción de que Dumbledore le quería vivo. Ahora simplemente veía que la duración de su vida dependía de cuánto se tardara en eliminar todos los Horrorcruxes. Dumbledore le había pasado la tarea de destruirlos, y obedientemente había continuado cortando los lazos que ataban a Voldemort a la vida, ¡pero también a él! Qué acertado, qué elegante, no desperdiciar más vidas, sino asignar esa peligrosa misión al chico que ya había sido destinado al matadero, y cuya muerte no sería una calamidad, sino otro revés para Voldemort.
Y Dumbledore había sabido que Harry no se echaría atrás, que continuaría hasta el final, incluso aunque eso supusiera su fin, pues se había molestado en conocerle bien, ¿no? Dumbledore sabía, igual que Voldemort, que Harry no dejaría que nadie más muriera en su lugar ahora que había descubierto que estaba en sus manos detenerle. Las imágenes de Fred, Lupin y Tonks tendidos, muertos en el Gran Salón, se abrieron paso en su mente, y durante un momento apenas pudo respirar. La Muerte se sentía impaciente...
Pero Dumbledore le había sobreestimado. Había fallado: la serpiente sobrevivió. Un horrorcrux continuaría atando a Voldemort a la tierra, incluso después de de que mataran a Harry. Aunque ciertamente facilitaría la tarea a otra persona. Se preguntaba quién lo haría... Ron y Hermione sabrían lo que debía hacerse, por supuesto... Esa fue seguramente la razón de que Dumbledore quisiera que confiara en alguien más... para que si alcanzaba su destino demasiado pronto, alguien pudiera continuar...
Como la lluvia en una fría ventana, estos pensamientos repiqueteaban contra la dura superficie de la irrefutable verdad: que él debía morir. Debo morir. Debe terminar.
Ron y Hermione parecían estar muy lejos, en un país muy lejano; sentía como si se hubiera separado de ellos mucho tiempo atrás. No habría adioses ni explicaciones, eso sí lo tenía claro. Este era un viaje que no podrían hacer juntos, y los intentos que harían de detenerle desperdiciarían un tiempo valioso. Miró al reloj chapado en oro que había recibido en su decimoséptimo cumpleaños. Había pasado casi la mitad de la hora que le había concedido Voldemort para rendirse.
Se puso de pie. Su corazón latía contra sus costillas como un pájaro frenético. Quizá sabía que le quedaba poco, quizá estaba decidido a latir el equivalente a una vida antes del final. No miró atrás mientras cerraba la puerta de la oficina.
El castillo estaba vacío. Se sintió fantasmal mientras daba zancadas por su interior, solo, como si ya hubiera muerto. La gente de los retratos todavía seguía fuera de sus marcos; todo el lugar estaba increíblemente silencioso, como si toda la sangre vital que le quedaba se concentrara en el Gran Salón, donde los muertos y los dolientes se agrupaban.
Harry se puso la Capa de Invisibilidad y bajó varias plantas, finalmente por la escalera de mármol hasta el hall de entrada. Quizá una pequeña parte de él esperaba que le sintieran, que le vieran, que le detuvieran, pero la capa era, como siempre, impenetrable, perfecta, y alcanzó las puertas fácilmente.
Entonces Neville casi caminó a su través. Era uno de los dos que estaban transportando un cuerpo desde los campos. Harry echó un vistazo y sintió otra punzada en el estómago: Colin Creevey, aunque menor de edad, debía haber vuelto a curiosear, igual que Malfoy, Crabbe y Goyle. Muerto parecía pequeño.
-¿Sabes qué? Puedo manejarle solo, Neville -dijo Oliver Wood, y alzó a Colin sobre su hombro igual que un bombero y le llevó hasta el Gran Salón.
Neville se reclinó contra el marco de la puerta durante un momento y apoyó la parte trasera de la cabeza contra el dorso de su mano. Parecía un anciano. Entonces volvió sobre sus pasos, hacia la oscuridad, para recobrar más cuerpos.
Harry echó una última mirada atrás, a la entrada del Gran Salón. La gente se movía, intentando confortarse unos a otros, bebiendo, arrodillados junto a los muertos, pero no podía ver a nadie de los que quería; ni rastro de Hermione, Ron, Ginny o algún otro Weasley, ni Luna. Sintió que habría dado todo el tiempo que le quedaba por verles una vez más; pero, en ese caso, ¿habría tenido jamás la fuerza necesaria para parar de mirar? Era mejor así.
Bajó las escaleras y salió a la oscuridad. Eran casi las cuatro de la mañana, y parecía que los campos mortalmente tranquilos estaban reteniendo el aliento, esperando a ver si era capaz de hacer lo que debía hacerse.
Harry se movió hacia Neville, quien se estaba inclinando sobre otro cuerpo.
- Neville.
- ¡Caramba, Harry, casi me provocas un ataque al corazón!
Harry se quitó la Capa. La idea le había venido de ninguna parte, nacida de un deseo de estar absolutamente seguro.
-¿A dónde vas tú solo? -preguntó Neville, suspicaz.
-Todo es parte del plan -dijo Harry-. Hay algo que debo hacer. Escucha... Neville...
-¡Harry! -Neville pareció súbitamente asustado.- Harry, ¿no estarás pensando en arreglártelas tú solo?
-No -mintió Harry fácilmente.- Por supuesto que no... No es eso. Pero podría no estar localizable durante un tiempo. ¿Has oído hablar de la serpiente de Voldemort, Neville? Es una serpiente enorme. Se llama Nagini.
-Sí, algo he oído. ¿Y qué pasa con ella?
-Es necesario que muera. Ron y Hermione ya lo saben, pero en caso de que ellos...
El horror de esa posibilidad le aturdió durante un momento, le hizo imposible seguir hablando. Pero volvió a recomponerse: era algo crucial, debía ser como Dumbledore, mantener la cabeza fría, asegurarse de que habría reemplazos, otros que continuarían. Dumbledore había muerto sabiendo que quedaban tres personas que sabían acerca de las Horrorcruxes; ahora Neville ocuparía el lugar de Harry: qudarían tres que conocerían el secreto.
-En caso de que ellos estén... ocupados... Y si tienes la oportunidad...
-¿Hay que matar a la serpiente?
-Hay que matar a la serpiente -repitió Harry.
-Vale, Harry. Estás bien, ¿no?
-Estoy bien. Gracias, Neville.
Pero Neville le agarró de la muñeca cuando Harry hizo intención de moverse.
-Todos vamos a seguir luchando, Harry. Lo sabes, ¿verdad?
-Sí, yo...
-Un sentimiento sofocante extinguó el final de la frase; no podía continuar. Neville no pareció encontrarlo extraño. Le dio una palmada en el hombro, le soltó y se alejó en busca de más cuerpos.
Harry volvió a ponerse la Capa y echó a andar. Alguien se movía no muy lejos, deteniéndose sobre otra figura tendida en los campos. Estaba a sólo unos metros de ella cuando se dio cuenta de que era Ginny.
Se detuvo. Ella se estaba inclinando sobre una chica que susurraba llamando a su madre.
-Tranquila -decía Ginny-. Todo va bien. Vamos a llevarte dentro.
-Pero quiero ir a casa -susurró la chica-. ¡Ya no quiero luchar más!
-Lo sé -dijo Ginny, y su voz se quebró-. Todo va a ir bien.
Olas de frío corrieron por su piel. Quería gritar a la noche, quería que Ginny supiera que él estaba allí, quería que ella supiera dónde iba. Quería que le detuvieran, que le sujetaran, que le arrastraran de vuelta a casa...
Pero estaba en casa. Hogwarts era el primer y el mejor hogar que había conocido. Tanto él como Voldemort y Snape, los niños abandonados, habían encontrado su hogar allí.
Ginny estaba arrodillada al lado de la chica herida, sosteniéndole la mano. Con un enorme esfuerzo, Harry se obligó a seguir. Creyó ver que Ginny miraba a su alrededor cuando pasó a su lado, y se preguntó si había sentido algo moviéndose cerca de ella, pero no la habló y tampoco miró atrás.
La cabaña de Hagrid apareció en la oscuridad. No había luces, ni se oía a Fang arañando la puerta, dando la bienvenida a ladridos. Todas esas visitas a Hagrid, el brillo de la tetera de cobre puesta al fuego, los pasteles como piedras y las larvas gigantes, y Ron vomitando babosas, y Hermione ayudándole a salvar a Norberto... Siguió andando, alcanzó el borde del bosque y entonces se detuvo.
Un enjambre de dementores estaba planeando entre los árboles; podía sentir el frío que despedían, y no estaba seguro de que pudiera pasar con seguridad a su través. No le quedaban fuerzas suficientes para lanzar un Patronus. Ya no podía controlar más sus temblores. Después de todo, no era tan fácil morir. Cada segundo que respiraba, el olor de la hierba, el aire fresco en su cara, eran tan preciosos... Saber que la gente tenía años y años, tiempo que desperdiciar, tanto tiempo para vivir lentamente, y él se aferraba a cada segundo. Al mismo tiempo que pensaba que no sería capaz de continuar, sabía que debía hacerlo. El interminable juego llegaba a su fin, la snitch había sido atrapada, ya era hora de dejar el aire...
La snitch. Sus nerviosos dedos juguetearon durante un momento con la bolsita (¿CÓMO LO HAN PUESTO EN OTROS CAPÍTULOS?) de su cuello y la sacó.
Me abro al llegar el final.
Respirando fuerte y rápido, se la quedó mirando. Ahora que deseaba que el tiempo pasara lo más lentamente posible, se sentía acelerado, y la comprensión le llegaba tan rápido que parecía atravesarle. Éste era el final. Éste era el momento.
Presionó el metal dorado contra sus labios y susurró: "Estoy a punto de morir".
El caparazón de metal se rompió y se abrió. Bajó su temblorosa mano, alzó la mano de Draco por debajo de la capa y murmuró: "Lumos".
La piedra negra con la grieta irregular que le atravesaba por el centro contemplaba las dos mitades de la snitch. La Piedra de la Resurrección se había agrietado más, siguiendo la línea vertical que representaba a la Varita Más Antigua. (¿CÓMO HAN TRADUCIDO LOS DEMÁS ELDER WAND?). Todavía podían verse el triángulo y el círculo que representaban a la Capa y a la piedra. (LA TRADUCCIÓN DE ESTE PÁRRAFO DEPENDE EN PARTE DE LA DESCRIPCIÓN DE LA PIEDRA DE LA RESURRECCIÓN)
Y de nuevo Harry lo comprendió sin siquiera pensarlo. No se trataba de hacerles volver, pues estaba a punto de unirse a ellos: ellos estaban atrapándole a él.
Cerró los ojos y giró la piedra en su mano tres veces.
Supo que había sucedido porque oyó suaves movimientos a su alrededor, que sugerían la presencia de frágiles cuerpos probando sus pisadas en el campo terroso, lleno de ramas, que marcaba el borde exterior del bosque. Abrió los ojos y miró a su alrededor.
No eran ni fantasmas ni cuerpos vivientes, eso podía verlo. A lo que más se parecían era al Ryddle que había escapado del diario hacía ya tanto tiempo, y había sido una memoria casi sólida. Con menos sustancia que cuerpos vivientes, pero mucho más que simples fantasmas, se movieron hacia él. Y en cada cara, la misma cariñosa sonrisa.
James era exactamente de la misma estatura que Harry. Llevaba la misma ropa que cuando murió, con el pelo despeinado y revuelto, y las gafas un poco ladeadas, como las del señor Weasley.
Sirius parecía alto y guapo, y muchísimo más joven de lo que Harry le habíaa visto en su vida. Caminaba a zancadas con estilo, las manos en los bolsillos y una amplia sonrisa en su cara.
Lupin también tenía un aspecto más joven y mucho menos desharrapado, y su pelo estaba más espeso y oscuro. Parecía feliz de haber regresado a ese lugar tan familiar, escenario de tantos vagabundeos adolescentes.
La sonrisa de Lily era la más amplia de todas. Se echó atrás la melena mientras se acercaba a él, y sus ojos verdes, tan parecidos a los de él, exploraron su cara con ansia, como si jamás fuera a ser capaz de haberle mirado lo suficiente.
-Has sido tan valiente...
Él no podía hablar. Sus ojos se recrearon en ella, y pensó que le gustaría quedarse allí y mirarla eternamente, y que no querría nada más.
-Ya casi has llegado -dijo James-. Estás muy cerca. Estamos... tan orgullosos de ti.
-¿Duele?
La pregunta infantil había salido de los labios de Harry sin poder evitarlo.
-¿Morir? Nada en absoluto -dijo Sirius-. Es más rápido y más fácil que quedarse dormido.
-Y él querrá que sea rápido. Quiere que esto acabe ya -dijo Lupin.
-No quería que murieras -dijo Harry. Estas palabras le salieron sin querer-. Ni ninguno de vosotros. Lo siento... -se dirigió especialmente a Lupin, suplicándole- ...justo después de nacer tu hijo... Remus, lo siento...
-Yo también lo siento -dijo Lupin-. Siento no poder conocerle... Pero él sabrá por qué morí y espero que lo entenderá. Intentaba que el mundo fuera uno en el que podría vivir una vida mejor.
Una fría brisa que parecía emanar del corazón del bosque llevó el aire hasta la frente de Harry. Supo que no le dirían que continuara, que tendría que ser su decisión.
-¿Os quedaréis conmigo?
-Hasta el final de todo -dijo James.
-¿No podrán veros? -preguntó Harry.
-Somos parte de ti -dijo Sirius-, invisibles a cualquier otro.
Harry miró a su madre.
-Quédate cerca de mí -dijo suavemente.
Y empezó a moverse. El frío de los dementores no le amedrentó; pasó a través de él junto con sus compañeros, que actuaron como Patronus para él, y juntos marcharon a través de los viejos árboles que crecían apretadamente, sus ramas se enredaban, sus raíces se retorcían y enroscaban bajo sus pies. Harry sujetó fuertemente la Capa a su alrededor mientras avanzaban en la oscuridad, viajando a lo más profundo del bosque, sin saber en realidad dónde estaba exactamente Voldemort, pero seguro de que le encontraría. A su lado, sin hacer apenas un ruido, caminaban James, Sirius, Lupin y Lily, y su presencia le daba coraje, y era lo que le permitía seguir poniendo un pie enfrente del otro.
Notaba su cuerpo y su mente extrañamente desconectados, con las costillas trabajando sin instrucciones conscientes, como si fuera un pasajero y no el conductor del cuerpo que estaba a punto de abandonar. Los muertos que caminaban a su lado a través del bosque eran mucho más reales para él, en ese momento, que los vivos que dejó atrás en el castillo: Ron, Hermione, Ginny y todos los demás eran para él fantasmas, mientras caminaba como atontado hacia el final de su vida, hacia Voldemort...
Un golpe y un susurro: alguna otra criatura viviente se había agitado muy cerca. Harry se detuvo bajo la Capa, atisbando a su alrededor, escuchando, sus padres, Lupin y Sirius se detuvieron también.
-Hay alguien ahí -sonó un áspero susurro muy, muy cerca -. Tiene una Capa de Invisibilidad. ¿No será...?
Dos figuras aparecieron desde detrás de un árbol cercano: sus varitas resplandecieron, y Harry vio a Yaxley y Dolohov escudriñando la oscuridad, directamente hacia el lugar en que estaban Harry, sus padres, Sirius y Lupin. Daba la impresión de que no podían ver nada.
-Seguro que oí algo -dijo Yaxley-. ¿Crees que habrá sido un animal?
-Ese grandullón de Hagrid guardaba un enorme montón de cosas raras en su casa -dijo Dolohov, echando un vistazo sobre su hombro.
Yaxley bajó la mirada hasta su reloj.
-Ya casi es el momento. Se ha cumplido la hora de Potter. Y no viene.
-Será mejor que volvamos -dijo Yaxley-. Nos enteraremos de cuál es ahora el plan.
Dolohov y él se volvieron y se adentraron más en el bosque. Harry les siguió, sabiendo que le guiarían exactamente a donde él quería ir. Miró a un lado y a otro, y su madre le sonrió, y su padre asintió, dándole ánimos.
Habían avanzado durante sólo unos minutos cuando Harry vio luz frente a él, y Yaxley y Dolohov llegaron a un claro, que Harry reconoció como el lugar donde el monstruoso Aragog había vivido en otra época. Aún quedaban restos de su gigantesca red, pero su enjambre de descendientes había sido expulsado de allí por los mortífagos, para que luchara por su causa.
Había un fuego ardiendo en el medio del claro, y su luz parpadeante iluminaba una multitud de mortífagos completamente silenciosos y vigilantes. Algunos de ellos aún llevaban máscara y capucha; otros mostraban sus caras. Dos gigantes estaban sentados alrededor del grupo, arrojando enormes sombras en la escena, de caras crueles y rugosas, como talladas bastamente en roca. Harry vio a Fenrir, merodeando, mordiéndose las largas uñas; el enorme y rubio Rowle estaba tocándose suavemente su labio, que sangraba. Vio a Lucius Malfoy, que parecía derrotado y aterrado, y a Narcissa, cuyos ojos estaban hundidos y llenos de aprensión.
Todos los ojos estaban fijos en Voldemort, que permanecía de pie con su cabeza inclinada, y sus blancas manos dobladas sobre la Varita Más Antigua, frente a él. Podría haber estado rezando, o incluso contando silenciosamente, y a Harry, que aún estaba de pie al borde de la escena, le hizo pensar en un niño que contaba mientras jugaba al escondite. Detrás de su cabeza, aún agitándose en espirales, la gran serpiente Nagini flotaba en su brillante y encantada jaula, como un halo monstruoso.
Cuando Dolohov y Yaxley volvieron a unirse al círculo, Voldemort alzó la vista.
-No hay rastro de él, mi Señor -dijo Dolohov.
La expresión de Voldemort no cambió. Sus rojos ojos parecieron arder a la luz del fuego. Lentamente, movió la Varita Más Antigua entre sus largos dedos.
-Mi Señor...
Era Bellatrix quien había hablado: se sentó más cerca de Voldemort, despeinada, con algo de sangre en su cara pero sin ningún otro signo de haber sufrido daño alguno.
Voldemort levantó su mano para silenciarla, y ella no pronunció ninguna otra palabra, pero mantuvo la vista fija en él con fanática fascinación.
-Creí que vendría -dijo Voldemort con su voz alta y clara, sus ojos ardiendo a la luz de las llamas saltarinas-. Esperaba que viniera.
Nadie habló. Parecían estar tan asustados como Harry, cuyo corazón estaba en ese momento arrojándose contra sus costillas, decidido a escapar del cuerpo que estaba a punto de abandonar. Sus manos sudaban mientras echaba hacia atrás la Capa de Invisibilidad y la ponía bajo su túnica, junto con su varita. No quería ser tentado a luchar.
-Parece ser que estaba... equivocado -dijo Voldemort.
-No lo estabas.
Harry lo dijo tan alto como pudo, con tanta fuerza como pudo reunir. No quería sonar asustado. La Piedra de la Resurrección se escapó de entre sus atontados dedos, y con el rabillo del ojo vio a sus padres, Sirius y Lupin desvanecerse mientras avanzaba hasta la luz del fuego. En ese momento sentía que nadie importaba excepto Voldemort. Se trataba únicamente de ellos dos.
La ilusión se desvaneció tan rápido como había venido. Los gigantes aullaron al mismo tiempo que los mortífagos se pusieron de pie a la vez, y sonaron muchos gritos, jadeos e incluso carcajadas. Voldemort se había quedado helado en su sitio, pero sus ojos rojos habían encontrado a Harry, y le miró fijamente mientras Harry se acercaba a él, con nada excepto el fuego entre ellos.
Entonces una voz gritó:
-¡HARRY! ¡NO!
Se giró: Hagrid estaba amarrado y maniatado, atado a un árbol cercano. Su enorme cuerpo agitó las ramas que había encima de ál, mientras luchaba para liberarse, desesperado.
-¡NO! ¡NO! ¡HARRY! ¿QUÉ ESTÁS...?
-¡CÁLLATE! -gritó Rowle, y con un toque de su varita, silenció a Hagrid.
Bellatrix, que se había alzado de un salto, miraba ansiosamente a Voldemort y a Harry, con respiraciones cada vez más fuertes. Lo único que se movía eran las llamas y la serpiente, que se enroscaba y desenroscaba en la centelleante jaula tras la cabeza de Voldemort.
Harry podía sentir la varita contra su pecho, pero no hizo ningún intento de alcanzarla. Sabía que la serpiente estaba demasiado bien protegida, sabía que si intentaba apuntar a Nagini con la varita cincuenta maldiciones le alcanzarían primero. Así que Voldemort y Harry continuaron mirándose uno al otro, hasta que Voldemort movió ligeramente su cabeza hacia un lado, como considerando al chico que se alzaba frente a él, y una sonrisa singularmente ausente de felicidad curvó su boca sin labios.
-Harry Potter -dijo muy suavemente. Su voz podría haber sido parte del chisporroteante fuego-. El Chico que Vivió.
Ninguno de los mortífagos se movió. Estaban esperando: todo estaba esperando. Hagrid seguía debatiéndose, y Bellatrix estaba jadeando, y Harry pensó, inexplicablemente en Ginny, y su resplandeciente aspecto, y la sensación de sus labios en sus...
Voldemort había alzado su varita. Su cabeza estaba aún inclinada a un lado, como un niño curioso, preguntándose qué sucedería si continuaba. Harry devolvió la mirada a los ojos rojos, y deseó que sucediera de una vez, rápido, mientras aún podía permanecer de pie, antes de que perdiera el control, antes de que le traicionara el miedo...
Vió cómo se movía la boca y un centelleo de luz verde, y todo se desvaneció.
Bajó su cara, mientras escuchaba en silencio. Estaba absolutamente solo. No veía a nadie. Nadie más estaba allí. Él no estaba absolutamente seguro de que estuviera allí.Luego de un largo tiempo, o quizá ninguno en absoluto, le vino el pensamiento de que debería existir, debía ser más que un pensamiento incorpóreo, porque era una mentira, mentira definitivamente, en alguna superficie. Por consiguiente él tenía un sentido del tacto, y la cosa contra la que estaba también existía.Casi al momento de que hubiera alcanzado esta conclusión, Harry se dio cuenta que estaba desnudo. Convencido como él estaba de su soledad total, esto no lo afectó, pero lo intrigo levemente. Se preguntaba si podía ver como se sentía,Al abrirlos, descubrió que tenía ojos. Estaba en una llovizna brillante, aunque no era como la llovizna que él había experimentado siempre. Los alrededores no estaban ocultos por el nublado vapor; la llovizna todavía no estaba en los alrededores. El piso en el cual estaba parado parecía ser blanco, ni caliente ni frío, simplemente era una superficie plana, ignorando lo que podía ser. Se incorporó. Su cuerpo parecía indemne. Tocó su cara. Ya no tenía los lentes.Entonces escuchó un ruido a través de la nada uniforme que lo rodeaba: el golpeteo suave y pequeño de algo que se agitó y se revolcó esforzadamente. Era un sonido lastimoso, ligeramente indecente. Estaba sintiéndose incómodo por lo que estaba escuchando detrás de las puertas furtivamente avergonzado,.Por primera vez. Deseó estar vestidoApenas se formó el deseo en su mente, las túnicas aparecieron a una corta distancia. Él las tomó y se las puso adelante. Eran suaves, limpias, y cálidas. Era extraordinario cómo simplemente habían aparecido así, en el momento que él lo hubiera deseado. . . .Se puso de píe, mientras echaba una mirada alrededor¿Estaba en algún lugar de la sala multipropósito? Era más larga de lo que le parecía, haber visto una vez. Un gran tejado de cristal abovedado relució en lo alto sobre él con la luz del sol. Quizás era un palacio. Todo estaba en silencio, salvo esos golpes dispares y los ruidos de llantos que estaban en alguna parte cercana de la llovizna. . . .Harry empezó a caminar despacio, y la habitación parecía surgir ante sus ojos. Un espacio ancho abierto, luminoso y limpio, un vestíbulo más grande por lo lejos que el Gran Vestíbulo, con ese techo de cristal abovedado claro. Estaba totalmente vacío. Él era la única persona allí salvo….Retrocedió. Había descubierto lo que estaba haciendo ruido. Tenía la forma de un niño pequeño, desnudo, acurrucado en el suelo, su piel cruda y áspera, parecía desollada , y quedó estremeciéndose bajo un asiento dónde había estado, fuera de la vista, mientras se esforzaba por respirarTuvo miedo. Sin embargo era Pequeño, frágil y herido, no quiso acercarse. No obstante se aproximo lentamente, preparado para saltar atrás en cualquier momento. Pronto se resistió lo bastante casi para tocarlo, todavía no podía animarse a hacerlo. Se sentía como un cobarde. Debía enfrentarlo, pero lo repulsaba.--No lo puedes ayudar.Él miró alrededor. Albus Dumbledore estaba caminando hacia él, con sus túnicas ordenadas y derechas, del color azul de la medianoche.--Harry. Él extendió sus brazos, y sus manos estaban enteras blancas e ilesas. --Eres un muchacho maravilloso. Perseverante, valiente. Permítenos caminar.Aturdido, Harry vio como Dumbledore anduvo lejos de dónde el niño desollado estaba lloriqueando, mientras lo llevaba a dos asientos que Harry no había notado previamente, poniendo un poco de distancia bajo ese techo alto, chispeante. Dumbledore se sentaba en uno de ellos, y Harry se cayó en el otro, mirando fijamente la cara de su viejo director de colegio. El pelo plateado y largo de Dumbledore los ojos azules, detrás de los lentes de media luna con una mirada desafiante, la nariz encorvada, Todo era como él lo recordaba , y aún . . .--Pero usted está muerto, dijo Harry.--Oh sí, realmente dijo Dumbledore.--Entonces. . . Yo también estoy muerto?--Ah, dijo Dumbledore, mientras sonreía más ampliamente. --¿Eso es una pregunta o no? En general, estimado muchacho, yo no lo creo.Mientras se miraban, el hombre viejo suspiró.--No? Repitió Harry.--No, dijo Dumbledore.--Pero. . . Harry levantó su mano instintivamente hacia la cicatriz en forma de rayo. No parecía estar allí. --¡Pero yo me debo de haber muerto yo no me defendí! Yo le permití matarme!--Y que, dijo Dumbledore, --la profecía, pienso, ha representado toda la diferencia.La felicidad que parecía radiar de Dumbledore daba una luminosidad; como el fuego: Harry nunca había visto tan absolutamente, tan palpablemente satisfecho.--Explíqueme, dijo Harry.--Pero ya lo sabes, dijo Dumbledore. Él jugaba juntando sus dedos pulgares.--Yo le permití matarme, dijo Harry. --No lo hice?--Si lo hiciste, dijo Dumbledore, mientras cabeceaba. --Sigue!--Para que la parte de su alma que estaba en mí. . .Dumbledore todavía cabeceó más entusiastamente, mientras insistía a Harry para seguir adelante, con una sonrisa de estímulo en su cara.--. . . se ha ido?--Oh sí! dijo Dumbledore. --Sí, él la destruyó. Tu alma está entera, y completamente tuya, Harry.--Pero entonces. . .Harry miró temblando sobre su hombro hacia dónde estaba la criatura pequeña, mutilada temblaba bajo la silla.--Que es, Profesor?--Es algo que va más allá de nuestra ayuda, dijo Dumbledore.--Pero si Voldemort utilizó la maldición asesina, empezó Harry de nuevo, --y nadie se murió por mí este tiempo cómo puedo estar vivo?--Yo pienso que lo sabes, dijo Dumbledore. --. Recuerda lo que él hizo, piensa en el pasado en su ignorancia, en su codicia y su crueldad.Harry pensó. El dejo que su mirada flotara perdida por la habitación. Si de hecho era un palacio en el que ellos estaban sentados, estaba muy desordenado, con sillas puestas en todos lados y pedazos de barandillas por aquí y allí, y así y todo, él, Dumbledore y la criatura acurrucada bajo la silla eran allí los únicos seres. Entonces la respuesta subió fácilmente a sus labios, sin esfuerzo.--Él tomó mi sangre, dijo Harry.--Precisamente! dijo Dumbledore. --¡Él tomó tu sangre y reconstruyó su cuerpo viviente con ella! ¡Tu sangre en sus venas, Harry, la protección de Lily hacia ti dentro de los dos! La profecía uno vivirá mientras el otro viva!--Yo viviré. . . ¿mientras él vive? Pero yo pensé. . . ¡Yo pensé que era al revés! ¿Yo pensé los dos teníamos que morirnos? O es la misma cosa?Se estaba distrayendo por el lloriqueo agonizante y los golpecitos que de nuevo se escuchaban de la criatura y entorno su mirada hacia él.--Usted está seguro de que nosotros no podemos hacer nada?--No hay ayuda posible.--Entonces explique. . . más, dijo Harry, y Dumbledore sonrió.--Fuiste el séptimo Horcrux, Harry, el Horcrux que él nunca quiso hacer. Él había hecho su alma tan inestable que se rompió separadamente cuando él realizó esos actos de maldad indecible, el asesinato de tus padres, el intento de matar a un niño. Pero lo que escapó de esa habitación incluso era menos de lo que él supo. Él dejó atrás más que cuerpo. Él dejó la cerradura de su parte en vos, la supuesta víctima que había sobrevivido.--¡Y su conocimiento permanecía tristemente incompleto, Harry! Lo que Voldemort no valora, él no se hace problemas para comprender. De casa-duendes y cuentos de niños, de amor, lealtad, e inocencia, Voldemort sabe y no entiende nada. Nada. Que todos ellos tienen un poder más allá de la realidad, un poder más allá del alcance de cualquier ser mágico, es una verdad que él nunca ha alcanzado.--Él tomó tu sangre creyendo que lo fortalecería. Pero entro en su cuerpo una parte diminuta del encantamiento de tu madre puesta en ti cuando ella murió para salvarte. Tu cuerpo guarda su sacrificio vivo, y mientras ese encantamiento sobrevive, así se hizo y así hizo una última esperanza de Voldemort por él.Dumbledore sonrió a Harry, y Harry lo miró fijamente.--¿Y usted sabía esto? Usted lo sabía desde el principio?--Lo supuse. Pero mis suposiciones normalmente han sido buenas, dijo Dumbledore alegremente, y se sentaron en silencio por lo que pareció ser un largo tiempo, mientras la criatura detrás de ellos continuaba lloriqueando y temblando.--Hay más, dijo Harry. --Hay más que eso. Por qué mi varita rompió la varita que él pidió prestada?--Acerca de eso, yo no puedo estar seguro.--Tiene una suposición, entonces, dijo Harry, y Dumbledore se rió.--Lo que debes entender, Harry, es que vos y Lord Voldemort han viajado juntos hasta aquí en los reinos desconocidos de la magia. Pero a partir de ahí es lo que pienso que ha pasado, y es inaudito, y ningún creador de varitas pudo, pienso, alguna vez predecir o habérselo explicado a Voldemort.--Eso significa, como ahora sabes, que Voldemort doblo la atadura entre ustedes cuando el volvió a tener forma humana, Una parte de su alma todavía se unió a la tuya, y pensando fortalecerse, él tomó una parte del sacrificio de tu madre en él. Si él pudiera entender sólo el poder preciso y terrible de ese sacrificio, él no habría, quizás, no se habría atrevido a tocar tu sangre. . . . Pero entonces, si él hubiera podido entender, él no podría ser Lord Voldemort, y nunca podría haber asesinado en absoluto.--Habiendo asegurado esta conexión de doble vuelta, después de haber envuelto juntos sus destinos más firmemente de lo que en la vida se unieron dos magos en la historia, Voldemort procedió a atacarte con una varita que compartió un centro con la tuya. Y ahora algo muy extraño pasó, como nosotros sabemos. Los centros reaccionaronLord Voldemort nunca supo en cierto modo que su varita era una gemela de la tuya, no lo había esperado nunca.--Él tuvo más miedo que vos esa noche, Harry. Vos habías aceptado, incluso abrazado, la posibilidad de muerte, algo que Voldemort nunca ha podido hacer. Tu valor ganó, tu varita predominó sobre la suya. Y logrando algo que, lo que pasó entre esas varitas, hizo eco en la relación entre sus amos.--Yo creo que esa noche tu varita embebió algunas cosas del poder y calidades de la varita de Voldemort es decir que contuvo un poco del propio Voldemort. Así que tu varita lo reconoció cuando él te siguió, reconociéndolo como a un hombre que era pariente y enemigo mortal, y regurgitó algo de su propia magia contra él, magia mucho más poderosa que la varita de Lucius había realizado alguna vez. Tu varita ahora contuvo el poder de su enorme valor y de la propia habilidad mortal de Voldemort: Qué pobre oportunidad quedo de la oposición de Lucius Malfoy?--Pero si mi varita era tan poderosa, cómo Hermione pudo derrotarla? Pregunto Harry.--Mi estimado muchacho, sus efectos notables sólo se dirigieron a Voldemort que había jugado tan malaconsejadamente con las leyes más profundas de magia. Sólo hacia él era esa varita anormalmente poderosa. Por otra parte era una varita como cualquier otra. . . aunque una buena, estoy seguro, terminó Dumbledore amablemente.Harry se quedo pensando un largo tiempo o quizás un segundo. Era muy difícil estar seguro de cosas como el tiempo, ahí.--Él me mató con su varita.--Él no te mató con su varita, corrigió Dumbledore a Harry. --Pienso que podemos estar de acuerdo sin embargo con que no estás muerto, agregó, como temiendo haber sido descortés, --yo no minimizo tus sufrimientos que estoy seguro eran fuertes.--Yo sin embargo me siento vivo en este momento, dijo Harry, mientras miraba hacia abajo a sus manos limpias, puras. --Dónde estamos, exactamente?--Bien, yo iba a preguntar, dijo Dumbledore, mientras echaba una mirada alrededor. --Dónde dirías que estamos nosotros?Hasta que Dumbledore lo hubo preguntado, Harry no lo sabía. Ahora, sin embargo, encontró que tenía una respuesta lista para dar.--Parece, dijo despacio, --la estación King’s Cross. Excepto por lo limpio y vacío y que no hay ningún tren hasta donde yo puedo ver.--La estación de King’s Cross! Dumbledore estaba riéndose inmoderadamente entre dientes. --Bueno realmente lo crees?--Bien, dónde piensa que estamos? preguntó Harry, un poco a la defensiva.--Mi estimado muchacho, yo no tengo la menor idea. Esto es, como ellos dicen, tu fiesta.Harry no tenía ninguna idea lo que esto significaba; Dumbledore se enfurecía. Se deslumbró con ello, entonces recordó una pregunta mucho más urgente que el de su situación actual.--Las Reliquias de la Muerte, dijo, y se alegró de ver que las palabras limpiaron la sonrisa de la cara de Dumbledore.--Ah, sí, dijo. Incluso parecía un poco preocupado.--Bien?Por primera vez desde que Harry se había encontrado Dumbledore, él se parecía menos a un hombre viejo, mucho menos. Él se parecía a un muchacho pequeño pescado en una travesura efímeramente.--Podrás perdonarme? dijo. --¿Podrás perdonarme por no confiar en ti? ¿Por no decirte? Harry, yo sólo temí que fallaras donde yo había fallado. Yo sólo creía que cometerías mis errores. Pido tu perdón, Harry. Yo siempre supe que tú eras un buen muchacho--Sobre qué está hablando? Pregunto Harry, sobresaltado por el tono de Dumbledore, y por las súbitas lágrimas en sus ojos.--Las Reliquias de la Muerte, murmuró Dumbledore. --El sueño de un hombre desesperado!--Pero ellas son reales!--Reales, y peligrosas, y un señuelo para los necios, dijo Dumbledore. --Y yo era ese necio. ¿Pero tu sabes, no lo harás? no tengo ningún secreto ya para ti. Tu sabes.--Qué sé, yo?Dumbledore volvió su cuerpo entero para enfrentar a Harry, y las lágrimas todavía chispearon en los ojos brillantemente azules.--¡Amo de muerte, Harry, amo de Muerte! Yo era finalmente mejor que Voldemort?--Claro que lo era, dijo Harry. --¿Claro, cómo puede preguntar eso? Usted nunca mató si pudo evitarlo!--Verdad a medias, dijo Dumbledore, y estaba como un niño que busca la verdad. --En un tiempo busqué una manera de conquistar la muerte también, Harry.--No de la forma que él lo hizo, dijo Harry. Después de todo su enojo hacia Dumbledore, resultaba incomodo sentarse ahí, bajo el alto techo abovedado, defendiendo a Dumbledore de él mismo. --Reliquias, no Horcruxes.--Reliquias, murmuró Dumbledore, --no Horcruxes. Precisamente.Hizo una pausa. La criatura detrás de ellos lloriqueó, pero Harry ya no echó una mirada alrededor.--Grindelwald estaba buscándolas también? preguntó.Dumbledore cerró sus ojos por un momento y cabeceó.--Era la marca, sobre todo, eso nos junto, dijo calladamente. --Dos muchachos diestros, arrogantes con una obsesión compartida. Él quiso venir al Valle de Godric, como yo como seguro lo has supuesto, debido a la tumba de Ignotus Peverell. Él quiso explorar el lugar donde el tercer hermano se había muerto.--Entonces es verdad? Pregunto Harry. --¿Todo? Los hermanos de Peverell--eran los tres hermanos del cuento, dijo Dumbledore, mientras asentía. --Oh sí, yo creo que sí. Si ellos encontraron la Muerte en un solo camino. . . Yo lo pienso más probablemente que él.Los hermanos de Peverell eran magos absolutamente dotados, peligrosos que tuvieron éxito creando esos objetos poderosos. La historia de ellos y las propias Reliquias de la Muerte me parece a mí la clase de leyenda que podría haber saltado a alrededor de tales creaciones.--La Capa, como sabes ahora, viajó a través de las generaciones, de padre a hijo, de madre a hija, de Ignotus hacia abajo al descendiente vivo que nació en el último lugar de donde Ignotus era, en el pueblo del Valle de Godric.Dumbledore sonrió a Harry.--Yo?--Tu. Sabes, yo sé, por qué la Capa estaba en mi poder la noche que tus padres murieron. James la tenía y me la mostró a mí sólo unos días antes. ¡Dio muchas explicaciones de porque no había sido detectada en la escuela! Yo apenas podría creer lo que estaba viendo. Se la pedí prestada, para examinara. Hacía mucho tiempo desde que había dejado mi sueño de unir las Reliquias, pero no podría resistirme, no podría dejar de echar una mirada más profunda. . . . Era una Capa como la que nunca había visto, inmensamente vieja, perfeccionada en cada detalle. . . y entonces tu padre se murió, y yo tenía dos Reliquias por fin, todas para mí!Su tono estaba intolerablemente amargo.--Sin embargo La Capa no les había ayudado a sobrevivir, dijo Harry rápidamente. --Voldemort supo donde estaba mi mamá y papá. La Capa no podía hacerles un escudo a las maldiciones.--Verdad, dijo suspirando Dumbledore. --Verdad.Harry esperó, pero Dumbledore no habló, por lo que lo incitó.--Pero había dejado de buscar las Reliquias cuándo vio la Capa?--Oh sí, dijo Dumbledore débilmente. Parecía que se obligaba a encontrar la mirada de de Harry. --Sabes lo que pasó. Lo sabes. Si puedes despreciarme más, despréciame--Pero yo no lo desprecio--Entonces lo deberías hacer, dijo Dumbledore. Él hizo una profunda respiración. --Sabes el secreto de la enfermedad de mi hermana, lo que esos Muggles hicieron, lo que ella se volvió. Sabes cómo mi pobre padre buscó venganza, y pagó el precio, se murió En Azkaban. sabes cómo mi madre dejó su propia vida para cuidar a Ariana.--Yo lo sabía, Harry.Dumbledore lo declaró, fríamente, escuetamente. Él estaba ahora examinando la punta de la cabeza de Harry, en la distancia,.--Yo era dotado, era inteligente. Yo quise escapar. Quise brillar. Quise la gloria.--No me entiendas mal, dijo, y el dolor cruzó la cara haciendo que pareciera viejo de nuevo. --Yo los amé, yo amé a mis padres, amé a mi hermano y mi hermana, pero era egoísta, Harry, más egoísta que vos, que eres una persona posiblemente podría imaginar notablemente generosa,.--Por lo que, cuando mi madre se murió, y quedó en mi la responsabilidad de una hermana dañada y un hermano voluntarioso, yo volví a mi pueblo enojado y amargado. ¡Atrapado y pobre, pensé! Y entonces claro, él vino. . . .Dumbledore parecía mirar directamente de nuevo los ojos de Harry.--Grindelwald. No puedes imaginar cómo sus ideas me tomaron, Harry, me inflamó en la subordinación Muggle. Nosotros los magos triunfantes. Grindelwald y yo, los líderes jóvenes gloriosos de la revolución.--Oh, yo tenía algún escrúpulo. Yo suavicé mi conciencia con palabras vacías. Haría para todos el mayor bien, y se reembolsaría cualquier daño hecho a cientos de quebrantos en beneficios de los magos. ¿Yo supe, en el fondo de mi corazón, lo que Gellert Grindelwald era? Pienso que si, pero cerré mis ojos. Si los planes que nosotros estábamos haciendo vinieran a complacernos, todos mis sueños se harían realidad.--¡Y el corazón de nuestros planes, Las Reliquias Mortales! ¡Cómo estaba fascinado él, cómo nos fascinamos los dos! ¡La varita mayor, el arma que nos llevaría al impulso! ¡La Piedra Filosofal, aunque yo pretendí no conocerla, significaba un ejército de Inferi! Para mí, confieso, significó el retorno de mis padres, y el levantamiento de toda la responsabilidad de mis hombros.-Y la Capa… de alguna manera, nunca hablamos mucho de la Capa, Harry. Ambos podíamos ocultarnos bastante bien sin la Capa, la verdadera magia la cual, puede ser usada para proteger y defender a otros tanto como a su dueño. Pensé eso, si alguna vez la encontramos, podría ser útil para ocultar a Ariana, pero nuestro interés en la Capa era principalmente que completaba el trío, pues la leyenda decía que el hombre que haya unido los tres objetos sería el verdadero amo de la muerte, lo que para nosotros significa “invencible.”“!Invencibles amos de la muerte, Grindelwald y Dumbledore! Dos meses de locura, de pesadillas, y el abandono de los únicos dos miembros de mi familia.“Y entonces… sabes lo que ocurrió. La realidad regresó a mi en la forma de mi tosco, analfabeto, e infinitamente mas admirable Herman. No quería escuchar las verdades que me gritaba. No quería escuchar que no podía buscar y exponer a Las Reliquias en compañía de mi frágil e inestable hermana.-La discusión se convirtió en una pelea. Grindelwald perdió el control. El cual siempre había visto el él, aun que pretendía que no, ahora se convertía en un terrible ser. Y Ariana… después de tantos cuidados y precauciones de mi madre….yacía muerta en el piso.Dumbledore respiró con un poco de dificultad y verdaderamente comenzó a llorar. Harry se le acercó y se alegró de descubrir que lo podía tocar: apretó fuertemente su brazo y Dumbledore recuperó poco a poco el control.-Bien, Grindelwald huyó, como nadie excepto yo pudo haber predicho. Desapareció, con sus planes de alcanzar poder, y sus ideas de tortura Muggle, con sus sueños de las Reliquias de la Muerte, sueños en los cuales yo lo había apoyado y ayudado. Huyó, mientras yo me quedaba a enterrar a mi hermana, y aprendía a vivir con mi culpa y terrible dolor, el precio de mi deshonra.-Los años pasaron. Hubo rumores sobre él. Decían que había conseguido una varita de inmenso poder. A mí, mientras tanto, me ofrecieron el puesto de Ministro de Magia, no solo una, si no varias veces. Naturalmente, lo rechacé. Aprendí que no se me debía de confiar poder.-Pero, ¡usted habría sido mejor, mucho mejor, que Fudge o Scrimgeour!- dijo de repente Harry.-¿Lo habría sido?- preguntó pesadamente Dumbledore. –No estoy seguro. Probé, cuando era un joven, que el poder era mi debilidad y tentación. Era algo curioso, Harry, pero talvez aquellos quienes son los más apropiados para tener el poder, son aquellos que nunca lo buscaron. Aquellos quienes, como tú, tienen el liderazgo, y toman las riendas por que deben hacerlo, y descubren, para su propio asombro, que lo hacen bien.-Estaba mas seguro en Hogwarts. Creo que era un buen maestro…-Era el mejor…-…eres muy amable Harry. Pero mientras yo me ocupaba del entrenamiento de los jóvenes magos, Grindelwald estaba formando un ejército. Decían que me temía, y tal vez lo hacía, creo que menos, de lo que yo le temía.-Oh, no a la muerte,-dijo Dumbledore en respuesta de la mirada interrogante de Harry. –No de lo que me podía hacer mágicamente. Sabía que éramos iguales en el combate, tal vez que yo era más hábil. Era la verdad a lo que temía. Verás, nunca supe cual de nosotros, en esa última y terrible pelea, había arrojado la maldición que mató a mi hermana. Pensarías que soy un cobarde; tendrías razón Harry. Le temía más que a nada al saber que yo había sido quien la había matado, no solo por mi arrogancia y estupidez, sino por que yo fui quien dio el golpe que terminó con su vida.-Creo que él lo sabía, creo que él sabía lo que me asustaba. Retracé el encuentro con él hasta que finalmente, sería demasiado vergonzoso prolongarlo más. Mucha gente estaba muriendo y el parecía imparable, yo tenía que hacer lo que estaba en mis manos.-Bien, sabes lo que pasó después. Yo gané el duelo. Gané la varita.Hubo otra gran pausa. Harry no quiso preguntar si alguna vez Dumbledore descubrió quien de los dos provoco la muerte de Ariana. No quería saber, y mucho menos quería que Oesed, y porque había sido tan comprensivo en la fascinación que ejercía sobre Harry.Se sentaron en silencio por un largo rato, y los lloriqueos de la creatura que estaba detrás de ellos apenas si molestaban a Harry.Al fin dijo, -Grindelwald intentó detener a Voldemort de ir tras la varita. Él le mintió, sabe, pretendió que nunca la tuvo.Dumbledore asintió, viendo hacia su regazo, unas lágrimas aún brillaban en su nariz encorvada.-Dicen que años después perecía arrepentido, solo en su celda en Nurmengard. Espero que sea cierto. Me gustaría pensar que sintió el horror y la culpa de lo que había hecho. Tal vez que le mintiera a Voldemort fue su intento de enmendar las cosas, de impedir que Voldemort tomara la Reliquía.-….o de que entrara en su tumba?- sugirió Harry, Dumbledore se llevó un pañuelo a sus ojos.Después de otra corta pausa Harry dijo- Usted intentó usar la Piedra de la Resurrección.Dumbledore asintió.-Cuando la descubrí, después de todos aquellos años, enterrada en la casa abandonada de los Gaunts… la Reliquía que deseaba más que nada, aun que en mi juventud lo hubiera deseado por razones muy diferentes… perdí la cabeza, Harry. Casi olvido que yo no era un Horcrux, que el anillo seguramente tenía una maldición. Lo levanté, me lo puse, y por un segundo imaginé que estaba apunto de ver a Ariana, y a mi madre, y a mi padre, y de decirles cuanto lo sentía….-Fui un tonto Harry. Después de todos esos años no había aprendido nada. No era digno de unir las Reliquias de la Muerte lo había comprobado antes, y esta era la prueba final.-¿Por qué?- dijo Harry. –¡Era normal! Usted quería verlos de nuevo. ¿Qué hay de malo en eso?-Tal vez solo un hombre en un millón podría unir las Reliquias, Harry. Yo solo era digno de poseer la más mala de ellas, la menos extraordinaria. Yo era digno de la Varita mayor, y no presumir de ella, no matar con ella. Me era permitido usarla, porque la tomé, no por que la ganara, sino para alejarla de otros.-Pero la Capa, yo la tomé por mera curiosidad, así que nunca pudo haber funcionado para mí como para ustedes, sus verdaderos dueños. La piedra que yo habría usado molestar a los que están en paz, en vez de para permitir mi propio sacrificio, como vos lo hiciste. Eres el digno posesor de las Reliquias.Dumbledore le dio a Harry una palmada el la cabeza, Harry vio al anciano y sonrió; no podía ayudarse a sí mismo. ¿Entonces cómo podía seguir enojado con Dumbledore?-¿Por qué lo hace tan difícil?La sonrisa de Dumbledore era gigante.-Me temo que contaba con la señorita Granger para que te hiciera ir mas lento. Me temía que tu mente tormentosa dominara tu buen corazón. Tenía miedo de que, si se te presentaban abiertamente esos objetos tan tentadores, te aprovecharías de las Reliquias como lo hize yo, en el momento equivocado, por los motivos equivocados. Si tu ponías las manos sobre ellos, quería que los tuvieras de manera segura. Tú eres el verdadero amo de la muerte, por que el verdadero amo no busca escapar de la Muerte. Él acepta que va a morir, y entiende que hay cosas mucho peores en la vida que en la muerte.-¿Y Voldemort nunca supo de las Reliquias?-No lo creo, porque no reconoció la Piedra Filosofal que convirtió en un Horcrux. Pero aún si hubiera sabido de ellas, Harry. Dudo que hubiera estado interesado en alguna excepto en la primera. No pensaría que necesita la Capa, y sobre la Piedra, ¿a quien querría regresar de la muerte? Él teme a la muerte. Él no ama.-¿Pero usted esperaba que fuera tras la varita?-He estado seguro de que lo intentaría, desde que tu varita derrotó a Voldemort en el cementerio de Little Hangleton. Al principio, temía que le hubieras ganado por que tenías habilidades superiores. Sin embargo, una vez que secuestró a Ollivander, descubrió la existencia de las esencias idénticas. Pensó que eso explicaba todo. Pero aún así, ¡la varita que tomó prestada no le ganó a la tuya! Así que Voldemort en lugar de preguntarse a sí mismo que tenías tú que había hecho tan fuerte a tu varita, que virtud poseías tu que el no tuviera, naturalmente se propuso encontrar la varita que, decían, podía vencer a cualquier otra. Para el, la Varita Mayor, se convirtió en una obsesión que competía con su obsesión por ti. Piensa que la Varita Mayor le quita su última debilidad y lo hace verdaderamente invencible. Pobre Severus….-Si usted planeó su muerte con Snape, quería que terminara con la Varita Mayor, ¿verdad?-Admito que esa fue mi intención,- dijo Dumbledore,- pero no salió como lo planee, ¿verdad?-No,- dijo Harry.-Esa parte no funcionó.La criatura detrás de ellos se sacudió y lloriqueó, y Harry y Dumbledore permanecieron sentados sin hablar por el periodo mas largo hasta ahora. El darse cuenta de lo que pasaría a continuación se posó poco a poco sobre Harry en los largos minutos, como nieve cayendo suavemente.-Tengo que regresar, ¿verdad?-Depende de ti.-¿Tengo elección?-Oh si,- Dumbledore le sonrió. -¿Dices que estamos en King’s Cross,? Creo que si decides regresar, tu podrías… digamos… irte en tren.-¿Y a donde me llevaría?-Con él.- dijo simplemente DumbledoreDe nuevo hubo silencio.-Voldemort consigió la Varita Mayor-Cierto, Voldemort tiene la Varita Mayor-Pero, ¿usted desea que regrese?-Creo,- dijo Dumbledore,- que si decides regresar, hay oportunidad de que el sea destruido para bien. No lo puedo asegurar. Pero yo se, Harry, que tu tienes menos miedo de regresar aquí del que el tiene.Harry hecho otro vistazo a la cosa áspera que temblaba y se asfixiaba en las sombras debajo de una silla lejana.-No te compadezcas de la muerte, Harry. Compadécete de la vida, sobre todo, de los que viven sin amor. Al regresar, debes asegurarte, que menos almas están mutiladas, menos familias han sido separadas. Si eso es para ti una meta digna, entonces despidámonos del presente.Harry asistió y suspiró. Salir de este lugar no sería tan duro como lo había sido caminar en hacia el bosque, pero aquí estaba cálido, tranquilo y con luz, y sabía que se dirigía de nuevo al dolor y al miedo de mas pérdidas. Se paró, y Dumbledore hizo lo mismo, y por un largo rato se miraron al a cara el uno al otro.-Dígame una última cosa,- dijo Harry.-¿Esto es real? ¿O ha estado ocurriendo dentro de mi cabeza?Dumbledore le sonrió, y su voz sonó clara y fuerte en los oídos de Harry aun que el brillo empezaba a desaparecer de nuevo, obscureciendo su figura.-Claro que esta ocurriendo dentro de tu cabeza Harry, pero, ¿Qué te hace pensar que no es real?
Estaba tirado con la cara pegada piso. El olor del bosque llenaba su nariz. Podía sentir el frío del suelo debajo de su mejilla, el marco de sus lentes habían caído a un lado. Cada centímetro de su cuerpo le dolía y el lugar donde la maldición asesina le había pegado, dolía como si hubiera sido golpeado con acero. No se movió, permaneciendo en le mismo lugar donde había caído; con el brazo izquierdo doblado en un ángulo extraño y la boca semi-abierta.Había esperado oír porras y vivas de triunfo, júbilo por su muerte, pero en lugar de eso se oían pasos apresurados, susurros y murmullos que llenaban el aire.- Mi señor….mi señor –Era la voz de Bellatrix, como si le hablara a un amante. Harry no se atrevió a abrir los ojos, en cambio dejo que sus demás sentidos exploraran su situación. Sabía que la varita seguía guardada entre su ropa porque podía sentirla entre el pecho y el suelo, un pequeño bulto en su estómago le decía que la capa invisible también estaba ahí, fuera de la vista de los demás.- Mi señor –- Eso es todo – Dijo la voz de VoldemortMás pasos, varias personas estaban alejándose del lugar; desesperado por ver que era lo que pasaba y porque Harry abrió un poco los ojos.Voldemort se estaba poniendo de pie, varios mortífagos se alejaban de el rápidamente, regresando a la multitud. Solamente Bellatrix permanecía arrodillada junto a el.Harry cerró de nuevo los ojos y consideró lo que había visto. Los mortífagos se habían agrupado alrededor de Voldemort, quien al parecer había caído al suelo. Algo pasó en el momento que atacó a Harry con la maldición asesina, ¿había colapsado Voldemort también? Así parecía, los dos habían caído inconcientes por un breve tiempo y los dos habían regresado…- Mi señor, permítame –- No necesito ayuda “- Dijo Voldemort fríamente; a pesar de que no lo podía ver Harry se imaginó a Bellatrix retirando la mano; - El muchacho, ¿Esta muerto?Hubo un completo silencio en el claro. Nadie se acercó a Harry pero sintió las miradas sobre el, que parecían oprimirlo con mas fuerte contra el suelo, estaba aterrorizado de que un dedo o un parpado se fueran a mover y lo delataran.- “Tu”- dijo Voldemort, y hubo un estallido de pánico, - Examínalo; dime si esta muerto o no –Harry no supo quien había sido enviado a verificar su muerte, solamente podía permanecer tendido en el suelo, con el corazón golpeando violentamente y esperar a ser examinado, pero al mismo tiempo un pequeño consuelo lo invadía y era que Voldemort estaba preocupado de acercase a el, que Voldemort sospechaba que algo había salido mal.Unas manos, mas suaves de lo que había esperado, tocaron a Harry en la cara y sintieron su corazón, podía oír la respiración agitada de una mujer.- “¿Draco esta vivo? ¿Esta en el castillo? –El susurro fue apenas audible, los labios de la mujer estaban a centímetros de su oído, la cabeza inclinada tan abajo que su largo cabello tapó la cara de Harry.- “Si” – murmuró Harry.Sintió que la mano sobre su pecho se contaría, las uñas se encajaron en su piel. Entonces la mujer la retiró y se levantó.- “Esta muerto!!” , dijo Narcisa Malfoy a la multitudEn ese momento gritaron de triunfo y golpearon con los pies el suelo, a través de los parpados Harry vio fuegos rojos y plateados ser lanzados al aire en señal de celebración.Aun en el suelo y fingiéndose muerto Harry entendió que Narcisa sabía que la única forma de entrar a Hogwarts y encontrar a su hijo era como parte del ejército de Voldemort, pero no le interesaba más si este ganaba o no.- “Vieron” - dijo Voldemort a la multitud – Harry Potter fue muerto por mi mano, y ningún hombre con vida puede amenazarme ahora, ¡Miren! – ¡Crucio! –Harry había estado esperando esto, sabía que su cuerpo no iba a ser dejado en paz, debía se objeto de humillaciones para probar la victoria de Voldemort. Fue levantado en el aire, requiriendo de toda su determinación para permanecer como muerto. Sin embargo el pánico que estaba esperando no llego, fue lanzado una, dos, tres veces en el aire, sus lentes cayeron y sintió que la varita se salía un poco de su capa, sin embargo siguió permaneciendo suelto y sin vida. Cuando no sintió la tierra por última vez, oye el eco de victorias y risas.- “Ahora” , dijo Voldemort, - “Iremos al castillo, a enseñarles que ha sido de su héroe, ¿Quien llevara el cuerpo? , No – Espera –Hubo una nueva oleada de risas, y después de unos momentos Harry sintió el piso temblar debajo de el.- “ Tu cárgalo “ ordenó Voldemort, - Será visible desde tus brazos, ¿o no?, Levanta a tu amiguito Hagrid y colócale los lentes, - debe ser reconocible –Alguien le colocó los lentes en su lugar con demasiada fuerza, sin embargo las enormes manos que lo levantaron fueron extremadamente gentiles. Harry podía sentir como los brazos de Hagrid temblaban, grandes lágrimas caían sobre el al tiempo que Hagrid lo cargaba en sus brazos, pero Harry no se atrevió a moverse ni a decir alguna palabra para indicarle a Hagrid que todo estaba bien, que aun no todo estaba perdido.- “Muévete” – ordenó Voldemort,Hagrid comenzó su marcha entre los árboles que se cerraban al paso, regresando por el bosque, las ramas le pegaban a Harry en el cabello, la capa, pero siguió permaneciendo quieto, su boca ligeramente abierta, los ojos cerrados y en la oscuridad mientras los mortífagos pasaban junto a ellos, mientras Hagrid gemía, nadie vio si había algún pulso en el cuello de Harry que estaba al descubierto.Dos gigantes marchaban detrás de los mortífagos, Harry solo podía oír los árboles siendo arrancados y cayendo al tiempo que los gigantes pasaban, hacían tanto ruido que los pájaros volaron hacia el cielo y hasta los gritos de júbilo de los mortífagos fueron opacados, Mientras la marcha victoriosa proseguía hacia terrenos abiertos; después de un tiempo Harry pudo decir, por las luces que percibía con los ojos cerrados que los árboles empezaban a quedar atrás- ¡BANE! –El grito inesperado de Hagrid casi obliga a Harry abrir los ojos, - Estas contento ahora eh, de que no pelearon, manada de cobardes – ¿Estas contento ahora ¡eh! de que Harry Potter este muerto?Hagrid no pudo continuar, rompiendo en lágrima de nuevo, Harry se preguntó cuantos centauros habría viendo la procesión pasar, no se atrevió a abrir los ojos para ver. Algunos de los mortífagos gritaron insultos a los centauros a medida que los iban dejando atrás, un poco después Harry sintió, por lo fresco del aire que habían llegado al límite del bosque.- “Alto” –Harry pensó que Hagrid había sido obligado a obedecer el mandato de Voldemort, ya que dudo un momento, mientras un escalofrío se iba extendiendo en donde estaban, Harry oyó la respiración de los dementores que patrullaban en los árboles. No lo afectarían ahora, el hecho de su propia supervivencia era un talismán hacia ellos, como si su padre cuidara de su corazón.Algunos pasaron cerca de Harry, supo que uno era el mismo Voldemort porque hablo un momento después, su voz aumentada mágicamente se deslizo por el suelo hasta llegar a los oídos de Harry.- Harry Potter esta muerto, Murió mientras trataba de huir y salvarse, mientras ustedes daban la vida por el. ¡Les traemos su cuerpo como prueba de que el héroe se ha ido! – La batalla ha sido ganada, han perdido a la mitad de sus tropas, mis mortífagos los superan en número, y el niño que sobrevivió esta acabado, no debe haber mas guerras, cualquiera que se resista, hombre, mujer o niño, será masacrado, al igual que todos los miembros de su familia; salgan del castillo, arrodíllense ante mi y serán perdonados. Sus padres e hijos, sus hermanos y hermanas vivirán y serán perdonados, y se unirán a mí ¡en el nuevo orden que construiremos juntos! –Hubo un silencio desde los terrenos y hasta el castillo, Voldemort estaba tan cerca de Harry que este no se atrevía a abrir los ojos.- Salgan - dijo Voldemort, Harry lo oyó moverse hacia delante, mientras Hagrid era obligado a seguirlo.Harry abrió sus ojos una fracción de segundos y vio a Voldemort erguido frente a ellos usando a Nagini, la serpiente, alrededor de sus hombros, libre de la jaula mágica. Pero Harry no tenía ninguna posibilidad de sacar su varita de entre sus ropas sin ser visto por los mortífagos que marchaban a su lado- Harry,- gimió Hagrid, - Oh Harry….Harry –Harry cerró los ojos fuertemente, sabía que se aproximaban al castillo y aguzó los oídos para distinguir sobre las gélidas voces de los mortífagos y sus pisadas, signos de vida de los testigos.- “Alto” –Los mortífagos se detuvieron, Harry oyó como se separaban formando una línea viendo hacia las puertas abiertas de la escuela, podía ver, a pesar de tener los ojos cerrados, la media luz que emanaba desde la entrada del castillo, esperó, en cualquier momento las personas por las que el había tratado de morir lo verían, tendido aparentemente muerto en los brazos de Hagrid.- “!NO¡” –El grito fue mas terrible ya que jamás habría esperado o soñado que la profesora McGonagall pudiera hacer ese sonido, oyó a una mujer riéndose a corta distancia, supo que era Bellatrix regocijándose con la desesperación de McGonagall, abrió los ojos de nuevo y vio por un segundo la puerta abierta del corredor llena de gente, a medida que los sobrevivientes de la batalla salían a enfrentar a sus conquistadores y ver la verdad de la muerte de Harry ellos mismos. Vio a Voldemort parado un poco mas delante de el, deteniendo la cabeza de Nagini con un solo dedo blanco, volvió a cerrar los ojos.- “!No¡”- “!No¡”- “Harry”, ¡HARRY¡”Las voces de Ron, Hermione y Ginny fueron peores que la de McGonagall, Harry no deseaba nada mas que poder responderles, sin embargo permaneció en silencio, mientras que sus llantos actuaron como detonador, la multitud de sobrevivientes comenzó a gritarles a los mortífagos hasta..- “¡SILENCIO!” chillo Voldemort, hubo una explosión y destellos de una luz blanca enceguecedora, el silencio cayo sobre todos – ¡Todo acabó!, bájalo Hagrid, colócalo a mis pies, que es donde pertenece –Harry sintió que era depositado en el suelo.- Ven – dijo Voldemort - y Harry se sintió tirado hacia atrás y hacia delante, justo en el lugar donde se encontraba, - ¡Harry Potter esta muerto! ¡Entienden ahora, tontos! Nunca fue nada, mas que un niño que se aprovecho de otros para que murieran por el.- El te venció - grito Ron, rompiendo el hechizo, haciendo que los defensores de Hogwarts empezaran a gritar de nuevo hasta que una nueva explosión extinguió sus voces...- Fue muerto mientras trataba de huir de los terrenos del castillo – dijo Voldemort, y hubo cierto tono en su voz al decir esta mentira, “muerto mientras trataba de salvarse a si mismo...”.Voldemort se detuvo, Harry oyó un altercado y un grito, entonces otra explosión, una ráfaga de luz y un gruñido de pánico, abrió los ojos lo mínimo. Alguien se había liberado de la multitud y había atacado a Voldemort, Harry vio una figura golpear el suelo, desarmada, Voldemort arrojando la varita de su agresor a un lado, riendo.- “¿Y quien es este? – dijo con un ligero siseo de serpiente, - ¿Quien se ha ofrecido como voluntario para demostrar lo que sucede a aquellos que continúan peleando cuando ya todo esta perdido?Bellatrix dio una carcajada de placer- “Es Neville Longbottom, mi Señor” ¡El chico que le ha dado a los Carrows tantos problemas! – El hijo de los Aurores, ¿recuerda?- “Ah si, lo recuerdo”, dijo Voldemort, mirando abajo hacia Neville, quien luchaba por ponerse de pie de nuevo, desarmado y desprotegido, parado en la tierra de nadie, entre los sobrevivientes y los mortífagos – Pero eres un sangre limpia, ¿no es así, mi valiente chico?, le preguntó Voldemort a Neville quien seguía enfrentándolo, con las manos vacías apretadas- “¿Y que si lo soy?” dijo Neville fuerte.- “Demuestras espíritu y coraje, vienes de una familia noble, serías un mortífago invaluable, necesitamos gente como tu, Neville Longbottom “-- “Me uniré a ti, ¡cuando el infierno se congele!” dijo Neville, - “¡Ejército de Dumbledore!” – gritó y hubo como respuesta una porra desde la multitud, la cual el hechizo silenciador de Voldemort no pudo detener.- “Esta bien” – dijo Voldemort, y Harry escuchó más daño en lo suave de su voz que en la maldición más potente – Si esa es tu decisión Longbottom, seguiremos el plan original, “que en tu cabeza”, dijo lentamente, “este”.Aun mirando por entre los párpados Harry vio a Voldemort agitar su varita, segundos después, de una de las ventanas del castillo, algo que parecía un pájaro sin forma, voló a través de la neblina aterrizando en la mano de Voldemort. Reconoció el objeto por la forma puntiaguda y vieja: era el sombrero seleccionador.- “No habrá mas ceremonias de Selección en Hogwarts” – dijo Voldemort, “No habrá mas casas”, El emblema, escudo y colores de mi noble antecesor, Salazar Slytherin, serán para todos. – ¿No lo crees Neville Longbottom?-Apunto su varita hacia Neville, quien quedo rígido y sin poder moverse, entonces forzó al sombrero a ir a la cabeza de Neville, haciendo que este resbalara hasta debajo de sus ojos, hubo movimientos en la multitud que veía desde el castillo, y como si fueran uno solo los mortífagos alzaron sus varitas, deteniendo a los defensores de Hogwarts.- “Neville va a demostrara ahora que sucede cuando alguien lo suficientemente tonto continua oponiéndose a mi”- dijo Voldemort, y con un movimiento de su varita, causo que el sombrero seleccionador ardiera en llamas.Los gritos desgarraron el atardecer, Neville era una llama, incapaz de moverse; Harry no podía soportarlo, tenía que hacer algo.Entonces muchas cosas pasaron al mismo tiempo.Se oyó un rugido a lo lejos de la escuela, como si miles de personas llegaran desde miles de lugares fuera de la vista de las paredes y se dirigieran al castillo, dejando escapar largos gritos de guerra, el mismo tiempo Grawp apareció por detrás del castillo y gritó –“¡HAGGER!”, Su llanto fue contestado por los rugidos de los gigantes de Voldemort quienes corrieron hacia Grawp como en estampida, ocasionando un terremoto, entonces se oyeron cascos y los arcos, miles de flechas fueron disparadas de improviso hacia los mortífagos, quienes corrieron gritando de sorpresa. Harry jalo la capa invisible de adentro de su ropa, y se cubrió con ella hasta los pies mientras Neville se movía también.Con un solo movimiento, Neville se deshizo del hechizo petrificante, el sombrero envuelto en llamas se callo, mientras que Neville sacaba de adentro algo plateado con un mango brillante de rubíes.El ruido de la espada no puedo ser oído sobre el rugido de la multitud que se acercaba o sobre los sonidos de los gigantes o de la estampida de los centauros y sin embargo pareció que todos lo vieron. Con un solo golpe Neville cortó la gran cabeza de la serpiente, la cual voló en el aire, mientras que Voldemort permanecía con la boca abierta en un grito de furia que nadie pudo oír; el cuerpo de la serpiente golpeo el suelo a sus pies, inerte.Escondido en la capa invisible, Harry lanzó hechizo un protector entre Neville y Voldemort antes de que este pudiera levantar su varita, entonces entre los gritos y rugidos de los gigantes, el grito de Hagrid se oyó más fuerte que todos.-“¡HARRY!” – Grito Hagrid, “¡HARRY! ¡DONDE ESTA HARRY!” –El caos reinaba. Los centauros estaban ahuyentando a los mortífagos, todos sentían la estampida de los gigantes, y cada vez mas cerca cientos de refuerzos salidos de quien sabe donde: Harry vio grandes criaturas aladas, golpeando contra las cabezas de los gigantes de Voldemort: los Thestrals y a Buckbeak el hipogrifo arañando sus ojos, mientras Grawp les pegaba, los magos defensores de Hogwarts y los mortífagos eran empujados hacia dentro del castillo. Harry lanzaba hechizos y maldiciones a cualquier mortífago que veía, confundiéndolos, pues no sabían ni que ni quien les había pegado, sus cuerpos eran atrapados por la multitud., Aun oculto bajo la capa, Harry fue empujado hacia la gran estancia. Estaba buscando a Voldemort y lo vio del otro lado del cuarto, lanzando hechizos con su varita mientras era empujado hacia el gran salón, gritando instrucciones a sus seguidores mientras lanzaba maldiciones hacia todas direcciones, Harry convocó mas hechizos protectores y las casi victimas Seamus Finnigan y Hanna Abbott lograron pasar hacia el Gran Salón, donde se unieron a la gran batalla que tenia lugar dentro.Y había más y mas gente entrando, Harry vio a Charlie Weasly someter a Horace Slughorn, quien aun utilizaba su pijama esmeralda. Parecía que todo amigo y familiar de los estudiantes de Hogwarts que se habían quedado a luchar aparecía, junto con los vendedores y habitantes de Hogsmeade. El centauro Bane, Ronan y Magorian entraron en la gran estancia haciendo sonar sus herraduras, mientras que detrás de Harry la puerta que daba a la cocina estaba llena de sus flechas.Los elfos domésticos de Hogwarts aparecieron en la entrada, gritando y llevando largos cuchillos, a la cabeza de ellos, con el emblema de Regulus Black colgando y balanceándose de su cuello, iba Kreacker, su voz de rana mugidora predominaba sobre todo - ¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea por mi maestro, defensor de los elfos domésticos! ¡Pelea contra el señor tenebroso, en el nombre del valiente Regulus! ¡Pelea!Iban golpeando y acuchillando los tobillos de los mortífagos, sus pequeñas caras brillaban con malicia, a todos lados donde mirara Harry los mortífagos iban cayendo en grandes números, derrotados por hechizos, arrancando flechas de sus heridas, apuñalados en las piernas por los elfos, o simplemente tratando de escapar pero siendo tragados de nuevo por la horda que entraba.Pero no había terminado. Harry paso entre las peleas, paso luchando contra las personas y entro en el gran salón.Voldemort estaba en el centro de la batalla, atacando todo lo que tuviera a su paso. Harry no podía tener un tiro limpio, así que fue abriéndose paso hasta estar cerca de el, aun invisible. Mientras el Gran Salón se iba llenando con más y más gente,Harry vio como George y Lee Jordan tiraban a Yaxley al piso, Dolohov cayó con un grito bajo las manos de Flitwick, vio a Walden Macnair siendo aventado de un extremo al otro del cuarto por Hagrid, pegando en la pared y deslizándose inconciente al suelo. Vio a Ron y Neville acabar con Fenrir Greyback. Aberfoth deteniendo a Rookwood, Arthur y Percy derribando a Thicknesse, Lucius y Narcisa Malfoy corriendo a través de la multitud, sin pelear, gritando y buscando a su hijo.Voldemort ahora luchaba con McGonagall, Slughorn, y Kingsley todos a la vez, había un odio en su cara, mientras los demás se movían alrededor de el, incapaces de matarlo.Bellatrix también seguía peleando, unos metros mas lejos de Voldemort, y tal como su maestro luchaba con tres a la vez: Hermione, Ginny y Luna, todas combatiendo lo mejor que podían, pero Bellatrix las igualaba a las tres. La atención de Harry fue atraída por una maldición asesina que paso muy cerca de Ginny, esquivando la muerte por muy poco.Harry cambió el rumbo, dirigiéndose hacia Bellatrix en lugar de hacia Voldemort, pero antes de que hubiera avanzado más, fue empujado hacia un lado- “¡NO MI HIJA! - ¡MALDITA!La señora Weasley se quito la capa, mientras corría, liberando sus brazos. Bellatrix se rió viendo el nuevo reto que venía.- ¡FUERA DE MI CAMINO! Gritó la señora Weasley a las tres chicas,Y con un simple movimiento de su varita comenzó la lucha, Harry vio con terror como la varita de Molly Weasley se doblaba, mientras Bellatrix Lestrange sonreía. Haces de luz volaron de ambas varitas, el piso alrededor de ellas se quebró, ambas mujeres peleaban a morir.- ¡No señora Weasley! – gritaron varios estudiantes, mientras corrían en su ayuda.- ¡Atrás, atrás, ella es MIA!Miles de personas se pegaron contra las paredes viendo las dos peleas, Voldemort y sus tres oponentes, Bellatrix y Molly, y Harry parado invisible, entre los dos, queriendo atacar y a la vez proteger, pero con el temor de poder pegarle a un inocente.- ¿Qué pasará con tus hijos cuando te mate? – insinuó Bellatrix, tan enojada como su maestro, mientras la maldición de Molly danzaba a su alrededor - ¿Cuando mami se muera de la misma forma que Freddy?- ¡Jamás- tocaras- a – ninguno- de – mis – hijos – de - nuevo! – gritó la señora WeasleyBellatrix se rió con la misma risa de hilaridad que su primo Sirius había emitido cuando callo detrás del velo, y de pronto Harry supo lo que iba a pasar antes de que sucediera.La maldición de Molly, paso por encima del brazo de Bellatrix y dio exacto en el pecho, justo sobre su corazón.La sonrisa malévola de Bellatrix se congeló en su cara, sus ojos parecían salirse: en una fracción de segundos se dio cuenta de lo que había pasado y cayó, la multitud rugió y Voldemort gritó.Harry sintió que el mundo se movia en cámara lenta, vio a McGonagall, Kingsley y Slughorn ser arrojados hacia atrás, cayendo en el aire, mientras la furia de Voldemort explotaba con la fuerza de una bomba, Voldemort levantó su varita y la apunto directamente hacia Molly Weasley.-¡Protego! - rugió Harry, el hechizo de escudo se expandió en medio del Salón, mientras Voldemort miraba a su alrededor buscando la fuente del hechizo, al mismo tiempo que Harry se quitaba la capa invisible.EL grito, las ovaciones salieron de todas partes: ¡Harry! ¡Esta vivo!, y fueron coreadas al unísono. La multitud tenía miedo y un silencio cayó abruptamente mientras Harry y Voldemort se miraban, y comenzaron al mismo tiempo a caminar en círculos alrededor del otro.- No quiero que nadie mas ayude - dijo Harry en voz alta, y en el silencio reinante su voz fue como la del llamado de una trompeta. – Así debe ser, debo ser yo –Voldemort siseo.- Potter no quiere decir eso – dijo, con sus ojos rojos a medio abrir, - Esta no es la forma en la que trabajas, ¿verdad?, ¿A quien vas a usar de escudo hoy Potter?-- A nadie – dijo Harry simplemente, No hay mas Horcruxes, - Somos solo tu y yo, uno no puede sobrevivir mientras el otro este, uno de nosotros esta a punto de marcharse para siempre –- ¿Uno de nosotros?, dijo Voldemort, todo su cuerpo se puso tenso y sus ojos rojos fijos, como una serpiente a punto de atacar, - Piensas que serás tu, ¿no es así? El niño que sobrevivió por accidente, y porque Dumbledor estuvo manejando los hilos. –- ¿Accidente, dices? ¿Cuándo mi madre murió salvándome? – pregunto HarryMientras seguían moviéndose en círculos, los dos, en un perfecto círculo, manteniendo siempre la misma distancia, y para Harry no existía ninguna otra cara que la de Voldemort, - ¿Accidente cuando decidí pelear en el cementerio?, ¿Accidente, que no me haya defendido esta noche y aun así haya sobrevivido y este de regreso para pelear?- ¡Accidentes! - gritó Voldemort, pero aun no ataco, y la multitud estaba congelada, como si estuvieran petrificados, de miles en el salón, solo ellos dos respiraban. – Accidente , suerte y el hecho de que te hayas escondido detrás de grandes hombres y mujeres, permitiéndome matarlos antes que a ti –- No mataras a nadie mas esta noche – dijo Harry mientras caminaban, mirándose directamente a los ojos, el verde en el rojo. – No podrás ser capaz de matar a nadie mas, ¿No lo comprendes? Yo estaba dispuesto a morir para evitar que los lastimaras.- ¡Pero no moriste!- Pero esa era mi intención, fue lo que hice, lo mismo que mi madre hizo, están protegido de ti, ¿no te has dado cuenta que ninguno de tus hechizos ha funcionado? No los puedes torturar, no los puedes tocar, No aprendes de tus errores ¿Verdad Riddle? –- No te atrevas…- Si me atrevo – dijo Harry, Se cosas que tú no sabes Tom Riddle. Se muchísimas cosas importantes que tu no. ¿Quieres oír algunas de ellas antes de que cometas otro error?Voldemort no hablo, pero siguió caminando en círculos, Harry supo que lo tenía por un momento a raya, detenido por la remota posibilidad de que Harry pudiera saber un secreto.- ¿Es el amor de nuevo? – dijo Voldemort, contrayendo su cara de serpiente – La solución favorita de Dumbledore, el amor, la que el dice conquistó a la muerte, sin embargo el amor no impidió que cayera de la torre rompiéndose como si fuera de cera. El amor que no impidió aplastar a tu madre sangre-sucia como una cucaracha, Potter - y nadie parece amarte lo suficiente para correr en tu ayuda esta vez y protegerte de mi maldición. – Entonces ¿que será lo que te proteja esta vez cuando te ataque?- Solo una cosa – dijo Harry, mientras seguían caminado en círculos, detenidos solo por un último secreto.- Si no es el amor- dijo Voldemort, -Entonces debes de tener una magia que yo no poseo, o quizá un arma mas poderosa que la mía-- Creo que tengo ambas – dijo Harry, y vio muecas de terror atravesar la cara de serpiente, mismas que desaparecieron inmediatamente.Voldemort empezó a reírse, y el sonido era más atemorizante que sus gritos, una risa loca, que hizo eco en todo el salón.- ¿Crees que sabes mas magia que yo?, dijo, Que yo!, Lord Voldemort, que ha realizado magia que ni el mismo Dumbledore llegó a soñar-- Oh el soñó con ella – dijo Harry, pero sabía mucho mas que tu, como para no cometer los errores que tu has cometido –- Quieres decir que era débil – grito Voldemort – Demasiado débil como para atreverse a tomar lo que ahora es mió –- No, era más inteligente que tu – dijo Harry – un mejor mago y hombre- ¡Yo ocasioné la muerte de Albus Dumbledore!- Piensas que así fue- dijo Harry, - pero estas equivocado –Y por primera vez, la multitud reunida dejo escapar un sonido, al tiempo que miles de personas respiraban como si fueran uno solo.- ¡Dumbledore está muerto! – dijo Voldemort a Harry, - yo lo he visto Potter, y no regresará –- Si, Dumbledore esta muerto – dijo Harry con calma, - pero tu no lo mataste, el eligió su propia manera de morir, la eligió meses antes de que muriera, y arreglo todo con el hombre que tu creías era tu servidor –- ¿Qué tonto sueño es este? - dijo Voldemort, - pero aun no atacó y sus ojos rojos seguían clavados en Harry. –- Severus Snape no era tuyo – dijo Harry – Snape era fiel a Dumbledore, fiel a el desde el momento que empezaste a lastimar a mi madre y jamás lo notaste, porque es algo que no puedes entender, ¿jamás viste a Snape conjurar un Patronus, verdad Riddle?Voldemort no contesto, continuaron circulándose mutuamente, como lobos a punto de destrozar al otro.- El Patronus de Snape era un gamo – dijo Harry, - el mismo que el de mi madre, porque el la amaba de toda la vida, desde el momento que eran niños, debiste haberte dado cuenta – dijo Harry mientras el rostro de Voldemort se contraía, - El te pidió que le perdonaras la vida ¿no es cierto?- El la deseaba, eso era todo - dijo Voldemort – pero cuando ella se había ido el acepto que había otras mujeres, y sangre-limpias mejores para el –- Claro que te dijo eso – dijo Harry, - pero fue espía de Dumbledore desde el momento que la amenazaste, y ha estado trabajando en contra tuya desde aquel entonces. Dumbledore estaba muriendo cuando Snape acabo con el –- ¡No importa! – grito Voldemort quien había esta escuchando cada palabra atentamente, pero ahora dejo escapar una loca risa – Que importa si Snape era mió o de Dumbledore, o que obstáculos pusieron en mi camino, los aplaste igual que a tu madre, el gran amor de Snape, Ohh pero todo tiene sentido Potter, en una forma que tu no entiendes-- Dumbledore estaba tratando de mantener la varita mas antigua lejos de mi, quería que Snape fuera el amo de la varita, pero me adelante niño, yo llegue primero, antes de que tu pudieras poner tus manos sobre ella, entendí la verdad antes que tu, mate a Severus Snape hace tres horas, la varita mas antigua, la varita de la muerte, la varita del destino es ¡mía! El último plan de Dumbledore falló Harry Potter.- Claro que fue así – dijo Harry, - Estas en lo correcto, pero antes de que trates de matarme, te advierto que pienses en lo que has hecho,…. Piensa Riddle y arrepiéntete- ¿Qué es esto?De todas las cosas que Harry le había dicho, fuera de cualquier revelación, nada había sacudido a Voldemort como esto. Harry vio las pupilas contraídas en pequeñas rayas, vio la piel alrededor de los ojos blanca.- Es tu última oportunidad – dijo Harry, - es todo lo que te queda, he visto lo que serás si cambias…. Serás un hombre, trata, trata de arrepentirte –- Te atreves…. – volvió a decir Voldemort- Si me atrevo – dijo Harry, - porque el ultimo plan de Dumbledore no se ha vuelto contra mi, si no contra ti Riddle –La mano de Voldemort que sostenía la varita mas antigua comenzó a temblar, y Harry sostuvo la varita de Draco muy fuerte, el momento que el sabía estaba muy cercano.- La varita sigue sin funcionar bien contigo, porque mataste a la persona equivocada, Severus Snape jamás fue el verdadero dueño de la varita, el jamás derrotó a Dumbledore –- El lo mato…. –- ¿No estas escuchando? – Snape jamás venció a Dumbledore, la muerte de Dumbledore fue planeada entre ellos, Dumbledor pretendió morir, indefenso, ¡el ultimo dueño de la varita! Si todo hubiera salido de acuerdo al plan, el poder de la varita habría muerto con el ¡porque jamás habría sido ganado por alguien mas¡ -- Pero entonces Potter, Es como si Dumbledore me hubiera entregado la varita – dijo la voz de Voldemort con un placer malicioso – Yo robe la varita de su tumba, de la tumba de su último maestro, la robe contra los deseos de su último dueño, ¡Su poder es mió! –- Aun no lo captas Riddle, Poseer la varita no es suficiente, tenerla, usarla, no la hace verdaderamente tuya, No oíste lo que dijo Ollivander, “La varita elige al mago”… La varita mas antigua reconoció un nuevo dueño antes de que Dumbledore muriera, alguien que ni siquiera había tocado a la varita, El nuevo dueño le quito la varia a Dumbledore contra su voluntad, sin saber jamás lo que había hecho, o que la varia mas poderosa del mundo lo había elegido a el –- El verdadero dueño de la varita es DRACO MALFOY –Un pánico se apodero de la cara de Voldemort por un momento, pero así como apareció se fue.- ¿Y que importa Potter? – dijo suavemente – Incluso si estas en lo correcto Potter, no hace ninguna diferencia entre tu y yo, tu no tienes la varita con la cola del fénix, combatiremos con nuestra habilidades solamente…. Y cuando te haya matado, iré por Draco Malfoy-- Pero es muy tarde - dijo Harry – Perdiste tu oportunidad, y yo la tomé, yo domine a Draco hace semanas, y tome su varita…Harry saco la varita de espino y sintió la mirada de todos sobre ella.- Así que todo se resume a esto – murmuro Harry, - ¿Acaso la varita que tienes en tu mano sabe que su antiguo dueño fue desarmado?, porque si es así…. yo soy el verdadero dueño de la varita mas antigua.Un destello rojo, brillo de repente a través del cielo encantado del gran comedor, como un raya de sol brillante, que aparecía sobre la barda de la ventana. La luz pegó directamente en los rostros de Harry y Voldemort al mismo tiempo, de manera que Voldemort fue envuelto de repente por una neblina. Harry oyó la voz de Voldemort al mismo tiempo que el gritaba su máxima esperanza a los cielos, señalando con la varita de Draco:- ¡Avada Kadavra!- ¡Expelliarmus!La explosión fue como un cañonazo, las flamas doradas que emanaron entre ellos, marcaron el punto donde los hechizos colapsaron. Harry vio el hechizo verde de Voldemort chocar contra su propio hechizo, vio la varita más antigua salir volando, contrastando el color negro con los colores del amanecer, girando sobre el cielo encantado como la cabeza de Nagini, girando en el aire hacia su dueño al que no pudo matar, quien el fin tomaba posesión de ella. Harry con la habilidad del buscador, cacho la varita en su mano libre, mientras Voldemort caía de espaldas, con los brazos extendidos, las pupilas de los ojos rojos volteando hacia arriba. Tom Riddle pego en el suelo, su cuerpo débil y encogido, las manos blancas y vacías, la cara de serpiente vaga e irreconocible. Voldemort estaba muerto, asesinado por su propia maldición, Harry parado, sosteniendo dos varitas en sus manos viendo a su enemigo.Un segundo de silencio, la conmoción del momento en suspenso, y de pronto un tumulto que se abalanzó sobre Harry mientras que las porras, vivas y victorias se alzaban en el aire. El amanecer se coló por las ventanas a medida que avanzaban hacia Harry, los primero en alcanzarlo fueron Ron y Hermione, fueron sus brazos los que lo rodearon y sus gritos que lo dejaron sordo. Entonces llegaron Ginny, Neville y Luna, todos los Weasley y Hagrid, Kingsley y McGonagall, Flitwick y Sprout, Harry no podía oír ni una sola palabra de lo que la gente decía, no podía decir las manos de quien lo oprimían, lo jalaban, tratando de abrazar alguna parte de el, cientos de ellas oprimiéndolo todas determinadas a tocar al niño que sobrevivió, la razón por la cual todo había terminado ya.El sol se fue cerniendo sobre Hogwarts, y el gran salón estalló con vida y luz. Harry fue una parte indispensable de las celebraciones y de los llantos. Querían que estuviera con ellos, su líder su símbolo, el salvador y el guía, y Harry no había dormido, que hubiera preferido la compañía de solo alguno de ellos, parecía no ocurrírsele a nadie. Tenia que hablar con todos, dar las manos, ver sus lágrimas, recibir las gracias, escuchar las noticias de todo el mundo mientras la mañana seguía su curso, mientras que las victimas de la maldición Imperius volvían a la realidad, y los mortífagos huían o eran capturados y los inocentes encerrados en Azkaban eran liberados, mientras que Kingsley Shacklebolt era nombrado ministro de magia temporalmente.Removieron el cuerpo de Voldemort y lo colocaron en una cámara fuera del salón, lejos de los cuerpos de Fred, Tonks, Lupin, Colin Creevey, y cincuenta mas que habían muerto peleando contra el. McGonagall reemplazo las mesas de las casas, nadie se sentaba de acuerdo a la casa a la que pertenecía, todos estaban juntos, maestros y alumnos, padres y fantasmas, centauros y elfos domésticos, Firenze recostado en un rincón recobrándose, Grawp asomado por una ventana rota, la gente le lanzaba comida a la boca mientras sonreía, después de un rato Harry se sintió exhausto y se encontró sentado en una banca junto a Luna- Yo necesitaría algo de paz y tranquilidad si fuera tu – dijo ella- Si me encantaría – dijo Harry- Yo los distraeré – dijo Luna – tu usa tu capaY antes de que pudiera decir cualquier cosa, Luna gritó, - Ohhh miren, un BLIBBERING HUMDINGER – y señaló fuera de la ventana. Todo mundo que escucho volteo buscando, Harry aprovecho para colocarse la capa.Ahora podía moverse por todo el salón sin que nadie lo molestara, vio a Ginny sentada a dos mesas de distancia, estaba con la cabeza reclinada en el hombro de su madre: Ya habría tiempo para hablar, horas, días y quizá años para hablar. Vio a Neville, la espada de Gryffindor yacía a un lado de su plato mientras comía, rodeado de una multitud de admiradores. Harry caminó entre las mesas, vio a los tres Malfoys, agrupados juntos inseguros de si debían o no estar ahí, pero nadie les prestaba atención. A todos lados donde volteaba veía familias reunidas, y finalmente vio a los dos cuya compañía necesitaba mas.- Soy yo – murmuró – inclinándose entre ellos, - ¿Vendrían conmigo?Se pararon enseguida y juntos, el, Ron y Hermione dejaron el gran salón. Grandes trozos faltaban de las escaleras de mármol, parte de la balaustrada había desaparecido, y manchas de sangre aparecían a cada pocos pasos a medida que subían.En algún lugar en la lejanía pudieron oír a Peeves, zumbando a través de los pasillos, cantando victorioso una canción de su propia composiciónLo hicimos, vencimos con Potter el primeroVoldy se fue a morir, ¡nos iremos a divertir!-Realmente le da cierto sentimiento a la tragedia ¿o no? – dijo Ron empujando una puerta abierta para que Harry y Hermione pasaran.La felicidad llegaría pensó Harry, pero por el momento estaba cansado y exhausto, y el dolor de perder a Fred, Lupin y Tonks lo golpeo tal como si fuera una herida física en cada paso. Pero sobre todo sentía un gran alivio y ganas de una larga siesta. Pero antes les debía una explicación a Ron y Hermione, que habían estado con el por tanto tiempo y quienes merecían la verdad. Poco a poco fue relatando lo que vio en el Pensadero, lo que había pasado en el bosque, y aun no habían acabado de expresar toda su sorpresa y emoción, cuando llegaron al lugar al cual habían estado caminando, aunque ninguno mencionara su destino.Desde la ultima vez que la vieron, la gárgola que guardaba la entrada a la oficina del director había sido tirada a un lado, yacía de lado, como si estuviera borracha, y Harry se preguntó si sería capaz de reconocer las contraseñas.- ¿Podemos pasar? – pregunto a la gárgola- Siéntanse libres – respondióSubieron sobre ella y hacia la escalera en espiral que se fue moviendo lentamente hacia arriba. Harry empujo la puerta abierta que tenia enfrente.Tubo una breve visión del Pensadero sobre el escritorio justo donde lo había dejado, y un ruido ensordecedor lo hizo gritar, pensando que las maldiciones y mortífagos regresando para ver el resurgimiento de Voldemort.Pero eran aplausos, en todas las paredes a su alrededor, los directores y directoras de Hogwarts le daban una ovación de pie, todos agitando sus varitas sobre sus sombreros y en algunos casos sus pelucas. Se asomaban por los marcos para estrecharse la manos, bailaban de arriba abajo sobre las sillas donde habían sido pintados, Dilys Derwent dio un sorbetón sin pena; Dexter Fortescue agitaba su audífono para oír, y Phineas Niggelus dijo con su rara y fuerte voz: - Y que sea notado que la casa Slytherin jugo su buena parte - ¡Que nuestra contribución no sea olvidada!Pero Harry solo tenía ojos solamente par el hombre que parado de pie en el cuadro mas grande colocado detrás de la silla del director. Las lágrimas se deslizaban detrás de las gafas de media luna, cayendo por la larga barba plateada, y el orgullo y gratitud que emanaban de el llenaron a Harry con el mismo sentimiento que la canción del Fénix.Al fin, Harry levantó sus manos, y los retratos guardaron silencio, sollozando y limpiándose sus ojos, esperando que hablara. Harry dirigió sus palabras a Dumbledore, sin embargo las eligió cuidadosamente. Exhausto y cansado como estaba, debía aguantar un último esfuerzo.- El objeto que estaba escondido en la Snitch – empezó a decir – Lo tiré en alguna parte del bosque, no se exactamente donde, pero no voy a ir a buscarlo de nuevo ¿Están de acuerdo? –- My querido niño, lo estoy – dijo Dumbledore, mientras que los retratos de sus compañeros se mostraban sorprendidos y curiosos. – Una decisión valiente, pero no menos de lo que habrías esperado de ti, ¿Alguien mas sabe donde cayó?- Nadie – respondió Harry y Dumbledore asintió con satisfacción.- Voy a conservar el regalo de Ignotus - dijo Harry a lo que Dumbledore exclamó- ¡Por su puesto Harry! Es tuyo para siempre hasta que lo pases. –- ¿Y donde esta?Harry sostuvo en alto la varita mas antigua, Ron y Hermione la miraron con reverencia, incluso en su estado semi-inconciente, Harry no quiso verla- No la quiero – dijo Harry- ¡Que! – dijo Ron ¿¡Estas loco!?- Se que es poderosa – dijo Harry – pero yo estaba tan contento con la mía así que… –Revolvió en la bolsa que tenía colgada en el cuello, sacando las dos mitades de su varita de acebo, sostenidas tan solo por un pedazo de la pluma del Fénix. Hermione había dicho que no podía ser reparada, que el daño era muy severo, solo sabía que si esto no funcionaba, nada lo haría.Coloco la varita rota sobre el escritorio del director, y la toco muy poco con la punta de la varita más antigua, y dijo – Reparo -Y su varita de arreglo, chispas rojas salieron de la punta. Harry sabía que había tenido éxito. Tomó la varita de acebo y pluma de fénix sintiendo un calor en sus dedos, como si la varita y su mano se regocijaran con el reencuentro.- Voy a poner la varita mas antigua – le dijo a Dumbledore, quien miraba con gran afecto y admiración - de regreso de donde vino, puede quedarse ahí, si muero de muerte natural como Ignotus, su poder se perderá ¿cierto?; el antiguo dueño jamás habría sido vencido y sería el fin de ellaDumbledore asintió sonriendo a Harry.- ¿Estas seguro dijo Ron? – en cuya voz había un dejo de anhelo mientras veía a la varita mas antigua.- Creo que Harry tiene razón – dijo Hermione lentamente- La varita da mas problemas de lo que en realidad vale – dijo Harry – Y a decir verdad – dijo mientras daba la espalda a los retratos, pensando solamente en su cama que le esperaba en la torre de Gryfindor y preguntándose si Kreacher le llevaría un sándwich ahí, - He tenido demasiados problemas para toda la vida –EpilogoDiecinueve años después…El otoño pareció llegar de improviso aquel año, La mañana del primero de Septiembre era dorada y mientras la pequeña familia avanzaba por las ruidosas calles hacia la estación de trenes, el vapor de los carros se disipaba y el aliento de los peatones brillaba como telarañas con el frío del aire. Dos grandes jaulas colocadas en lo alto de los carritos que los padres empujaban; las lechuzas dentro chillaban indignadas, y una niña pelirroja caminaba tímidamente detrás de sus hermanos, jalando el brazo de su padre.- No será mucho tiempo, tu también iras – le dijo Harry- Dos años – sollozo Lily – ¡Quiero ir ahora!La gente miraba curiosa a las lechuzas mientras la familia se abría paso hacia la barrera entre las plataformas nueve y diez. La vos de Albus llego a Harry sobre el clamor general; sus hijos habían retomado la discusión que iniciaran en el coche.- No lo seré, no seré de Slytherin –- James, déjalo en paz – dijo Ginny- Solo dije que podría serlo – dijo James, haciendo muecas a su hermano menor – No tiene nada de malo que pudiera llegar a estar en Slytherin –Pero James capto la mirada de su madre y guardo silencio. Los cinco Potrees se acercaron a la barrera, con una rápida mirada sobre su hombro a su hermano menor, James tomo el carrito de su madre y hecho a correr, un momento después había desaparecido.- Me escribirán ¿cierto? – pregunto Albus a sus padres aprovechando el momento en que su hermano no estaba.- Todos los días si quieres – dijo Ginny- No , no todos los días – dijo Albus rápido, - James dice que la mayoría de la gente no recibe cartas de casa mas que una vez al mes –- Le escribimos a James al menos tres veces a la semana el año pasado – dijo Ginny- No querrás creer todo lo que tu hermano te dice sobre Hogwarts – dijo Harry, - le encantan las bromas –Lado a lado, empujaron el segundo carrito hacia delante ganando velocidad, a medida que se aproximaban a la barrera Albus vaciló, pero ningún golpe ocurrió. En lugar de eso, la familia apareció en la plataforma nueve tres cuartos, que estaba obscurecida por el fino vapor que emanaba del Expreso de Hogwarts. Distintas figuras se desvanecían entre la bruma, in la cual James había ya desaparecido.- ¿Donde están? – preguntó Albus ansioso, mirando a las borrosas figuras que pasaban mientras caminaban sobre la plataforma. –- Los encontraremos – dijo GinnyPero el vapor era denso, y hacia difícil ver las caras de las personas, oyendo solo las voces que por el ruido, se oían más fuertes de lo normal. Harry creyó oír a Percy discutiendo fuerte sobre regulaciones de escobas voladoras, y estuvo muy contento de no tener que verlo y tener que saludarlo.- Creo que son ellos Al – dijo Ginny de prontoUn grupo de cuatro personas emergió de la niebla, parados junto al último carro. Sus caras solo fueron claras cuando Harry, Ginny, Lily y Albus llegaron junto a ellos.- Hola – dijo Albus – sonando aliviadoRose, que ya estaba usando su nueva capa de Hogwarts, le sonrió- ¿Te pudiste estacionar Harry? – Pregunto Ron, - Yo si, Hermione no creía que podía pasar el examen muggle de manejo, ¿Verdad? Pensó que tendría que encantar al examinador –- Claro que no – dijo Hermione, - Tenía completa fe en ti –- A decir verdad, si lo encante – le susurro Ron a Harry, al tiempo que levantaban el carrito de Albus junto con la lechuza para colocarlo en el tren – Solo olvide mirar en el retrovisor, pero aceptémoslo, puedo utilizar un hechizo de Súper sentidos para eso –De regreso en la plataforma encontraron a Lily y Hugo, el hermano menor de Rose teniendo una animada discusión sobre en que casa serían seleccionados una vez que fueran a Hogwarts.- si no estas en Gryfindor, bueno te desheredare – dijo Ron – pero no te presiones.-- ¡Ron!Lily y Hugo se rieron, pero Albus y Rose se miraron solemnemente- No quiso decir eso – dijo Hermione a Ginny: pero Ron no prestaba atención, había visto la mirada de Harry que apuntaba a un lugar unos cincuenta metros adelante. El vapor se había disipado por un momento y las tres personas se pudieron ver con claridad.- ¡Mira quien es!Draco Malfoy estaba parado con su esposa y su hijo con una larga capa abotonada hasta la garganta. Su cabello recogido de tal forma que enfatizaba la barba puntiaguda. El nuevo niño se parecía mucho a Draco, de la misma forma que Albus se parecía a Harry. Draco captó la mirada de Harry, Ron, Hermione y Ginny, vaciló un momento y después se fue.- Entonces ese es el pequeño Escorpius – dijo Ron con la voz entrecortada – Asegúrate de ganarle en todas las pruebas Rosie, gracias a dios que heredaste el cerebro de tu madre –- Ron, por dios santo – dijo Hermione mitad enojada y mitad divertida – No trates de volverlos unos contra otros, antes de que siquiera empiecen la escuela –- Si tienes razón, lo siento – dijo Ron, pero volviendo a meter la pata dijo - No te hagas muy amigo de el, Rosie, el abuelo Weasly jamás te perdonaría si te casas con un sangre-limpia –- ¡Hola!James había reaparecido, se había deshecho del carrito, de su lechuza y estaba evidentemente ansioso por contarles algunas noticias.- Teddy esta allá atrás – dijo con la respiración entrecortada, señalando sobre su hombro hacia las nubes de vapor - ¡Solo mírenlo! Y adivinen que esta haciendo, ¡Abrazando a Victoria!Miro a los adultos, evidentemente decepcionado por su falta de reacción-- Nuestro Teddy, ¡Teddy Lupin! ¡Abrazando a nuestra Victoria!, nuestra prima, Y yo le pregunte a Teddy que que estaba haciendo…-- ¿Los interrumpiste? – dijo Ginny, - Eres tal como Ron ...-- ..y el dijo que había venido a despedirla, y me dijo que me fuera. ¡La esta abrazando! – agrego James como si estuviera preocupado de que no le hubieran entendido. –- Ohh sería maravilloso que se casaran – dijo Lily, - Teddy entonces sería parte de nuestra familia –- Pues ya llega como cuatro veces por semana a cenar a la casa – dijo Harry – Así que porque no lo invitamos a que se quede a vivir y terminamos con esto de una vez –- ¡Claro! – dijo James con entusiasmo, - No me importaría compartir cuarto con Al y que Teddy se quede con el mió –- ¡No! – dijo firmemente Harry, - Al y tu solo compartirán un cuarto el día que decida demoler la casa –Revisó su viejo reloj de pulsera, que había sido alguna vez de Fabián Prewetts- Son cerca de las once, ya deben ir subiendo –- No olviden saludar a Neville y decirle que lo queremos – dijo Ginny a James mientras lo abrazaba- ¡Mamá! No puedo decirle a un profesor que lo quieren- Pero si conoces a NevilleJames volteo los ojos.- Claro, fuera, pero en la escuela es el profesor Longbottom ¿no es así?, no puedo entrar a Herbología y decirle hola profesor, lo queremos mucho.Sacudiendo la cabeza por los comentarios de su madre, le dio una patada a Albus- Te veo al rato Al, ten cuidado con los thestrals –- Pensé que eran invisibles, ¡dijiste que eran invisibles!Pero James se limito a reír, permitiendo que su madre lo besara de nuevo, le dio a su padre un fuerte abrazo y salto rápidamente al tren. Lo vieron despedirse y salir corriendo para encontrarse con sus amigos.- No hay de que preocuparse por los Thestrals – le dijo Harry a Albus - Son criaturas amables, no hay nada horrible sobre ellas, de cualquier forma no iras a la escuela en los carruajes este año, sino en los botes –Ginny le dio un beso de despedida a Albus.- Nos vemos en Navidad –- Adiós Al- dijo Harry, a su hijo mientras lo abrazaba – No olvides que Hagrid los invito a tomar el te el siguiente viernes, no te metas con Peeves, y no pelees con nadie hasta que aprendas a hacerlo, y no dejes que James te moleste –- Pero ¿y si quedo en Slytherin?Le susurro fue solo para su padre, y Harry sabia que solo el momento de la despedida podría haber forzado a su hijo a revelarle realmente cuanto miedo tenia.Harry se inclinó de forma que la cara de Albus quedo ligeramente sobre la suya, de los tres hijos de Harry, solo Albus había heredado los ojos de Lily.- Albus Severus – dijo Harry lentamente, de forma que ni Ginny pudiera oírla, y ella fue lo bastante lista como para pretender estarse despidiendo de Rose que ya estaba en el tren – Fuiste nombrado así en honor de dos directores de Hogwarts, uno de ellos era de Slytherin y fue probablemente el hombre mas valiente que yo he conocido –- Pero digamos que... –- ..entonces la casa de Slytherin habría ganado a un magnífico estudiante ¿cierto? Y no nos importa a nosotros Al. Pero si te importa a ti, déjame decirte que puedes ser capaz de elegir Gryfindor sobre Slytherin, el sombrero seleccionador toma en cuenta tu opinión –- ¿De verdad?- Lo hizo conmigo – dijo HarryJamás le había dicho a ninguno de sus hijos aquello, y vio la ilusión en la cara de Albus cuando lo dijo. Y mientras la puertas se cerraban a lo largo del tren escarlata, y las líneas borrosas de los padres se inclinaban para el ultimo adiós, Albus brinco al tren y Ginny cerró la puerta detrás de elLos estudiantes colgaban de las ventanas que tenían mas cerca, un gran número de caras, dentro y fuera del tren parecía que se volvían hacia Harry.- ¿Qué están viendo? Dijo Albus mientras el y Rose volteaban alrededor para ver a los demás estudiantes.- Que no te preocupe – dijo Ron, - Es a mi, soy extremadamente famoso –Albus, Rose, Hugo y Lily se rieron. El tren empezó a moverse y Harry camino a su lado viendo la pequeña cara de su hijo, en la que se reflejaba gran emoción. Harry siguió sonriendo y despidiéndose, aunque se sentía un poco temeroso de ver a su hijo alejarse de el.El ultimo rastro de vapor se evaporo en el aire de otoño, el tren dio la vuelta en la esquina, mientras que la mano de Harry aun estaba levantada en despedida-- Estar bien – dijo GinnyMientras Harry la miraba, se llevó la mano lentamente hacia la frente, tocando la cicatriz- Se que lo estará –La cicatriz no le había dolido en diecinueve años. Todo iba bien.
El otoño pareció llegar repentinamente ese año. La mañana del uno de Septiembre era crispada y dorada como una manzana y mientras la pequeña familia se apresuraba a cruzar la ajetreada calle hacia la grandiosa y sombría estación, el humo de los tubos de escape de los coches y el aliento de los caminantes centelleaban como telas de araña en el aire frío. Dos grandes jaulas descansaban en lo alto de los carritos de equipaje que los padres empujaban, las lechuzas dentro de ellas ululaban indignadamente, y la pequeña pelirroja se demoraba temerosamente tras sus hermanos, aferrada al brazo de su padre.
-No pasará mucho tiempo, y también tú iras, -le dijo Harry.
-Dos años, -resopló Lilly-. ¡Yo quiero ir ahora!
Los transeuntes miraban curiosamente a las lechuzas mientras la familia se abría paso hasta la barrera entre los andenes nueve y diez. La voz de Albus llegó hasta Harry por encima del clamor que les rodeaba; sus hijos habían reasumido la discusión que habían empezado en el coche.
-¡No! ¡No estaré en Slytherin!
-¡James, dale un respiro! -dijo Ginny.
-Yo solo digo que podría ser, -dijo James, sonriendo a su hermano menor-. No hay nada de malo en ello. Podría estar en Slyth...
Pero James captó la mirada de su madre y se quedó en silencio. Los cinco Potters se aproximaron a la barrera. Con una mirada ligeramente autosuficiente sobre el hombro hacia su hermano menor, James tomó el carrito de manos de su madre y echó a correr. Un momento después, se había desvanecido.
-Me escribiréis, ¿verdad? -preguntó Albus a sus padres inmediatamente, aprovechando la momentanea ausencia de su hermano.
-Cada día, si quieres que lo hagamos, -dijo Ginny.
-No cada día, -dijo Albus rápidamente-. James dice que la mayoría de la gente solo recibe cartas de casa una vez al mes.
-Escribimos a Jemes tres veces por semana, -dijo Ginny.
-Y no deberías creer todo lo que te cuenta de Hogwarts -añadió Harry-. A tu hermano le gusta gastar bromas.
Lado a lado, empujaron el segundo carrito hacia adelante, cobrando velocidad. Cuando se aproximaron a la barrera, Albus hizo una mueca, pero no se produjo ninguna colisión. En vez de eso, la familia emergió a la plataforma nueve y tres cuartos, que estaba oscurecida por el vapor blanco que surgía del expreso escarlata de Hogwarts. Figuras confusas se movían como un engambre a través de la neblina, en la que James ya había desaparecido.
-¿Dónde están? -preguntó Albus ansiosamente, espiando hacia las nebulosas formas que pasaban mientras se abrían paso andén abajo.
-Los encontraremos -dijo Ginny tranquilizadoramente.
Pero el vapor era denso, y resultaba dificil discernir la cara de nadie. Desconectadas de sus propietarios, las voces sonaban antinaturalmente ruidosas. Harry creyó haber oído a Persy discurriendo ruidosamente acerca de las regulaciones de escobas, y se alegró la excusa que se le presentaba para no pasar y saludar...
-Creo que esos son ellos, Al, -dijo Ginny de repente.
Un grupo de cuatro personas emergió de la niebla, de pie junto a un carrito muy grande. Sus caras solo se enfocaron cuando Harry, Ginny, Lily, y Albus llegaron justo ante ellos.
-Hola, -dijo Albus, que sonaba inmensamente aliviado.
Rose, que ya vestía su nueva túnica de Hogwarts, le sonrió.
-¿Todo bien al aparcar entonces? -preguntó Ron a Harry-. Para mí si. Hermione no se creía que pudiera pasar un exámen de conducir muggle, ¿verdad? Pensó que había Confundido al examinador.
-No, no es cierto, -dijo Hermione-. Tenía una fé absoluta en ti.
-Para que quede claro, le Confundí. -susurró Ron a Harry mientras juntos alzaban el baúl de Albus y la lechuza hasta el vagón-. Solo olvidé mirar por el retrovisor, y mira tú. Puedo utilizar un Encantamiento Supersensorial para eso.
De vuelta en la plataforma, encontraron a Lilly y Hugo, el hermano menor de Rose, teniendo una animada conversación sobre en qué casa serían seleccionados cuando finalmente fueran a Hogwarts.
-Si no entras en Gryffindor, te desheredaremos, -dijo Ron- pero sin presiones.
-¡Ron!
Lilly y Hugo rieron, pero Albys y Rose parecían solemnes.
-No lo dice en serio, -dijeron Hermione y Ginny, pero Ron ya no estaba prestando atención. Captando la atención de Harry, asintió subcepticiamente hacia un punto a unas cincuenta yardas de distancia. El vapor se había disipado por un momento y tres personas estaban de pie en un espacio libre de la cambiante niebla.
-Mira quién está ahí.
Draco Malfoy estaba allí de pie con su esposa e hijo, con un abrigo oscuro abonotado hasta la garganta. Su pelo estaba peinado hacia atrás de tal forma que enfatizada la barbilla puntiaguda. El nuevo chico se parecía a Draco tanto como Albus se parecía a Harry. Draco captó un vistazo de Harry, Ron, Hermione y Ginny mirándole, asintió cortesmente, y se alejó.
-Así que ese es el pequeño Scorpius, -dijo Ron por la bajo-. Asegúrate de machacarle en cada exámen, Rosie. Gracias a Dios heredaste el cerebro de tu madre.
-Ron, por amor de Dios, -dijo Hermione medio severa, medio divertida-. ¡No intentes volverlos uno contra otro antes de que empiecen siquiera la escuela!
-Tienes razón, lo siento, -dijo Ron, pero incapaz de contenerse, añadió-. No seas muy amigable con él, Rosie. El abuelo Wesley nunca te perdonaría que te casaras con un sangre pura.
-¡Ey!
James había reaparecido, se había librado a sí mismo de su baúl, lechuza y carrito, y evidentemente estaba que explotaba con nuevas noticias.
-Teddy está de vuelta, -dijo sin respiración, señalando sobre el hombro hacia las vaporosas nubes-. ¡Acabo de verle! Y adivinad que está haciendo. ¡Morreándose con Victoire!
Fulminó con la mirada a los adultos, evidentemente decepcionado por su falta de reacción.
-¡Nuestro Teddy! ¡Teddy Lupin! ¡Morreándose con nuestra Victoire! ¿Nuestra prima? Y le pregunté a Teddy que estaba haciendo...
-¿Les interrumpiste? -dijo Ginny- Te pareces tanto a Ron...
-... ¡y dijo que había venido a verla! Y después me dijo que me largara. ¡La estaba morreando! -Añadió James como preocupado de no haber sido lo bastante claro.
-¡Oh, sería adorable que se casaran! -murmuró Lilly soñadoramente-. ¡Entonces Teddy sería realmente parte de la familia!
-Ya viene a casa a cenar casi todos los días -dijo Harry, .... falla mi imaginación pero supongo que dice algo así como qué más da que se quede todo el rato.
-¡Si! -dijo James entusiamado-. No me importaría compartir cuarto con Al... Teddy podría quedarse mi habitación.
-No, -dijo Harry firmemente-. Al y tú os estaríais peleando a cada rato y no quiero que la casa acabe demolida.
Comprobó... ni pajolera idea de lo que viene aquí, es una frase nada más, algo así como que comprobó el carrito.
-Son casi las once, será mejor que subáis.
-¡No olvides darle recuerdos a Neville! -dijo Ginny a James y le abrazó.
-¡Mamá! No puedo hacer eso con un profesor.
-Pero conoces a Neville...
James puso los ojos en blanco.
-Fuera, si, pero en la escuela es el Profesor Longbotton, ¿verdad? No puedo entrar en Herbología y darle recuerdos...
Sacudiendo la cabeza ante las tonterías de su madre, se apresuró a adelantarse para dar una patada a Albus.
-Luego te veo, Al. Vigila a los Thestrals.
-Creía que eran invisibles. Dijiste que eran invisibles.
Pero James simplemente se rio, permitió que su madre le besara, dio un abrazo rápido a su padre, después saltó rápidamente al tren. Le vieron avanzar, después alejarse vagón arriba hacia sus amigos.
-Los Thestrals no son nada de qué preocuparse, -dijo Harry a Albus-. Son criaturas gentiles, no hay nada que asuste en ellos. De otodos modos, vosotros no vais a llegar a la escuela en los carruajes, iréis en botes.
Ginny se despidió de Albus.
-Te veremos en Navidad.
-Adios, Al, -dijo Harry mientras su hijo le abrazaba-. No olvides que Hagrid te ha invitado a tomar el té el próximo viernes. No te metas en lios con Peeves. Nada de duelos con nadie hasta que hayas aprendido como hacerlo. Y no dejes que James se meta contigo.
-¿Y si acabo en Slytherin?
El susurro era solo para su padre, y Harry sabía que solo el momento de la partida podría haber obligado a Albys a revelar lo grande y sincero que era su temor.
Harry se agachó para que la cara de Albus estuviera ligeramente por encima de la suya. Solo Albus entre los tres hijos de Harry, había heredado los ojos de Lilly.
-Albus Severus, -dijo Harry quedamente, para que nadie más que Ginny pudiera oirle, y ella tenía suficiente tacto como para fingir que estaba escuchando a Rose, que ya estaba en el tren-, te pusimos ese nombre por dos directores de Hogwarts. Uno de ellos era un Slytherin y fue probablemente el hombre más valiente que nunca haya conocido.
-Pero y si...
-... entonces la Casa Slytherin habrá ganado un excelente estudiante, ¿verdad? A nosotros no nos importa, Al. Pero si a ti te importa tanto, podrás elegir Gryffindor en vez de Slytherin. El Sombrero Seleccionador toma en cuenta tu elección.
-¡De veras!
-Lo hizo en mi caso, -dijo Harry.
Nunca antes había contado eso a sus hijos, y vio la maravilla en la cara de Albus cuando lo dijo. Pero ya las puertas se estaba cerrando a lo largo de todo el tren escarlata, y los sonidos señalaban el momento de partir para los últimos rezagados.
Albus saltó al vagón y Ginny cerró la puerta tras él. Los estudiantes colgaban de las ventanas que tenían más cerca. Un gran engambre de caras, sobre y fuera del tren, parecían estar vueltas hacia Harry.
-¿Por qué están todos mirando? -exigió Albus mientras Rose y él se giraban alrededor para mirar al resto de los estudiantes.
-No dejes que eso te preocupe, -dijo Ron-. Soy yo. Soy extremadamente interesante.
Albus, Rosie, Hugo, y Lily rieron. El tren empezó a moverse, y Harry caminó junto a él, observando la delgada cara de su hijo, ya sonrojada por la excitación. Harry siguió sonriendo y saludando, incluso aunque era un poco embarazoso, observando como su hijo se alejaba de él...
El último rastro de humo se evaporó en el aire otoñal. El tren había doblado una esquina. La mano de Harry estaba inmóvil, alzada en un adiós.
-Estará bien, -murmuró Ginny.
Cuando Harry miró hacia ella, bajó la mano ausentemente y se tocó la cicatriz en forma de relámpago de la frente.
-Lo sé.
La cicatriz no le había dolido a Harry en diecinueve años. Todo iba bien.